POV: ALEXANDRE
Estaba en el patio trasero de una mansión que no había visitado antes, pero, me había obligado a venir por respeto a mi hermano mayor. No quería estar aquí, era evidente. No me gustaban las grandes fiestas, prefería tomar acompañado de mi mejor amigo mientras fingíamos odiarnos mutuamente.
Sentado en un lugar parecido a una tradicional fiesta del té. Estaba mirando las estrellas, como ellas tenían un protagonismo individual.
¿Hace cuánto no dibujaba estrellas?
Siendo sincero, había escapado de mi familia. Solo esperaba algunos minutos para irme a refugiar en mi hogar y encerrarme hasta que me tocara volver a trabajar.
Había algo que acaparaba mi atención. No le había pedido su dirección de correo. ¿Cómo pensaba escribirle?
Ella no tenía apellido. Aunque era extraño, ya las personas podían tomar el apellido de un orfanato. Zai Chise, no estaba tan mal. Me imaginaba que para recibir correos utilizaba el apellido de un conocido. ¿Pero cuál?
¿Por qué uno de sus amigos? El mío era lindo, Zai Blackburn. Esperaba guardarme ese pensamiento porque si había un nivel de premura para mis palabras, ya había cruzado el límite.
Escuche pasos venir detrás de mí. Por un momento pensé que era mi padre, pero, era mi hermano mayor.
—Harry—dije su nombre, observando cómo se acercaba— ¿No deberías estar dentro? Después de todo es tu fiesta de compromiso.
—Quise fumar un cigarrillo en tu compañía—admitió, sentándose enfrente mío.
Harry era el hijo favorito de mis padres. Era su primogénito. En realidad él los odiaba con cada parte que había de él. Si tuviese las posibilidades crearía un apellido propio y borraría él nuestros.
Él y Donovan compartían los mismos ojos. Azul muy claro, rasgos muy altos y marcados. Ellos tenían los ojos de papá y yo de nuestra madre, aunque a mi parecer mis ojos eran diferentes a los miembros de mi familia.
— ¿Te estás escondiendo?— pregunté.
—Thomas y Emma se han comportado. Gracias a una pequeña amenaza, claro esta — respondió, pasándome el encendedor y una cajetilla de cigarros— Te he visto más pensativo que nunca. ¿Está pasando algo que deba saber?
—Si me hablas como un padre, capaz no te lo cuente.
—Yo te crie, y si no fuese por Magnolia aun estuvieses en un internado. Así que, habla.
Mi hermano era un hombre severo. Pero cariñoso a su manera.
—Solo tengo demasiado trabajo, muy poco tiempo para distraerme.
— ¿Ellos te han estado molestando? ¿Debería echarlos?
¿Cómo le decía que nuestros padres me estaban jodiendo sin parecer un cobarde?
—La situación es controlable—mentí. Tomando una calada del cigarro—Nada que debas preocuparte.
Él me miro con cuidado. Cruzando sus piernas y dudando de mi respuesta.
— ¿Entonces no me dirás nada de esa mujer que Donovan me ha comentado?—cuestiono de repente.
Tome un momento para mirarlo a los ojos. Donovan era un chismoso. Cuando lo viese ordenaría castigarlo en las mazmorras.
— ¿Qué quieres saber de ella?
—En realidad nada. Solo llamo mi atención cuando Donovan me comento que tuvieron un intercambio de palabras—admitio. Algo divertido por la situación—Me agrada que haya alguien viéndote la cara de estúpido.
Aunque las palabras estuviesen llenas de sarcasmos, se escuchaba como si nuestro padre la estuviese diciendo.
—Nunca he sido un mal hombre. Bueno, depende de que situación estemos hablando.
—Siempre has sido demasiado expresivo. Siempre creí que seria Donovan el que-
Lo interrumpí.
—Cuando hablas de esa manera te pareces a nuestro padre.
Él se quedó quieto, casi pasmado por mis palabras. El enojo se hizo presente en el ceño fruncido y los hombros tensos.
— ¿Por qué necesitas compararme con ese hombre?—cuestiono, apretando los puños a sus costados.
—Tú comenzaste, diciendo que era demasiado sensible.
—¿Y acaso eso es malo?. Te crie para que fueses de esa forma —reclamo—En serio ¿Acaso hay algo que no sepa?
Claro que si.
—Nada que tenga que preocuparte. Si algo debe molestarte, es que Donovan está pasando demasiado tiempo con Thomas.
—Él ya sabe mi opinión referente al tema.
Ambos nos quedamos callados, demasiado consiente que la mínima palabras desataría una pelea que nos tomaría semanas resolver. No deseaba pelearme con el único familiar que no me detestaba completamente.
—Zai es profesora en la escuela de Magnolia—dije, intentando cambiar el ambiente— En realidad, ella solo me acepto como su amigo. Pero, creo que no le disgusto del todo.
— ¿Por qué no le gustarías?
—Creo que tuvo una mala experiencia con un noble. No se los detalles, pero, no creo que cambie de opinión.
—Hacer que las personas cambien de opinión no es tu responsabilidad— dijo, tirando y pisando la colilla del cigarro—Aunque, si en realidad te gusta tanto como Donovan dice.
— ¿Qué te dijo Donovan realmente?— pregunté, algo confundido.
—Que te lanzarías al mar con un caballo o algo así. Estaba medio dormido cuando me fue a contar.
Sonreí con sus palabras. En realidad nunca había mencionado el mar.
—Quería comentarte algo. Una opción para nuestra madre—confesé sin meditarlo—La rehabilitación en al-
Ahora el interrumpido era yo.
—No voy a tratar de arreglar algo que ya está roto.
—No deberías hablar así de ella—pedí— Sigue siendo nuestra madre.
—Decide que harás con ella. Te otorgaré mi firma y sello.
Él se colocó de pie. Hice el mismo gesto, arroje la colilla y la pise en el césped. Harry comenzó a caminar y aunque mi plan fuese irme, comencé a seguir a mi hermano.
— ¿Cómo está, Aurora?—la pregunta de Harry no me sorprendió.
—Comenzará la universidad en algunos meses—respondí— Creía haberte prohibido pronunciar su nombre.
Él se detuvo. Harry se giró para enfrentarme.
—Tú no puedes prohibirme nada, hermano—susurro.