POV:ALEXANDRE
El ruido de un objeto cayendo y el silencio repentino de las personas que me rodeaban me alertaron de que algo ocurría. Me di la vuelta para asegurarme de que todo estuviese bien y que nadie fuese inoportuno.
Los hermanos Blagden estaban frente a ella. Zai palideció al mirarlos tan de cerca y ellos mantenían una notoria expresión de sorpresa en sus rostros.
Ninguno espabiló mientras abrían y cerraban sus bocas para dirigirse a la pelinegra que tenían enfrente. Un incómodo silencio se extendió sobre todos los presentes, aunque hubiese una celebración alrededor, todo parecía resumirse a esta situación.
Los Blagden contrastaban de forma notoria con Zai, no era el rango o la melena rizada de las hermanas Blagden, era la forma en que sus miradas se expresaban.
Zai siempre mantenía la espalda recta y el mentón en alto, sin importar el rango de quien estaba en frente de ella, sus palabras darían en el blanco para herir. En cambio, los Blagden siempre miraban de reojo mientras podían evitar la confrontación.
Sus amigos también se habían quedado quietos, solo observando qué estaba haciendo Zai al interactuar con otras personas. Di algunos pasos para acercarme. Aunque deseaba intervenir, la mano de Antho tomó mi muñeca mientras negaba.
Entendía que a Zai le agobiaban los nobles, pero no conocía hasta qué punto lo hacían.
Zai observó cada movimiento del conde Blagden mientras extendía la máscara hacia ella. Dudó en tomarla, pero después de algunos segundos la sostuvo con ambas manos, aun mirándolos fijamente.
Se inclinó para colocarla de vuelta en su lugar, pero la voz de Adele Blagden la detuvo.
—Una mujer tan hermosa no debería cubrir su rostro —dijo mirándola con cuidado—. Señorita, ¿Nadie nos ha presentado de manera oficial?
Zai dudó en responder, aun sosteniendo la máscara entre sus dedos y las palabras encerradas en su garganta, se esforzó por mostrar una pequeña sonrisa.
—Sería un desperdicio no utilizarla después de todo —habló en voz baja, aunque su voz tembló, siguió respondiendo—. Me crié lejos de la ciudad, dudo que hayamos frecuentado.
Mathius se aclaró la garganta, intentando espabilar sin poder apartar la mirada de Zai.
—Lamentamos que nuestra imprudencia la haya lastimado, señorita —extendió la mano hacia ella. —Muchos han asistido con la intención de aliarse con la perfumista preferida del lugar.
Zai observó su mano extendida, dudó algunos segundos, pero ella la estrechó mientras continuaba sosteniendo la mirada.
—Tal vez exagera con mi popularidad, señor. Solo soy una mujer que nunca ha intentado resaltar —respondió, aun estrechando su mano.
—Creo que mi hermano no miente... —Adele volvió a hablar, colocándose al lado de Mathius—. ¿Señorita?
—Letizia... me basta con que solo mencionen mi nombre de pila.
—Matthius Blagden— se presentó mientras terminaba de estrechar su mano— Adele y Danna Blagden. Ha sido un placer conocerla.
Mattius alzó la mirada para encontrarse con la mía, sonrió mientras daba algunos pasos para continuar su camino. Los hermanos mayores Blagden comenzaron a alejarse, pero Danna seguía en el mismo lugar, mirando a Zai con determinación.
Danna dio un paso hacia ella, apuntando el libro que Zai tenía en sus manos. La menor de los Blagden unió sus manos mientras hablaba, haciendo que sus guantes hicieran un pequeño ruido.
—Un gran escritor —susurró, aun mirándola—. ¿Usted asegura que no nos hemos visto en otro lugar? ¿Frecuentado un baile en especial o compartido alguna cena?
—A menos que me haya soñado, sospecho que jamás la he visto en otro sitio. —Zai sonreía mientras hablaba—. ¿Soy parecida a alguien que ha conocido?
Danna dio un paso atrás, desviando la mirada mientras apretaba las manos en sus costados.
—No... solo estoy confundida —susurró dándose la vuelta—. Espero que su velada siga siendo maravillosa. Ha... Ha sido un placer conocerla.
—Señorita Blagden —Zai llamó su atención. Danna se giró, aún mantenía sus manos a los lados—Espero que ustedes también tengan una agradable velada.
Danna Blagden se fue sin decir otra palabra. La menor de los Blagden se tomó un momento y se detuvo en la esquina más cercana para observar a Zai de nuevo y después retirarse por completo.
Zai caminó con la frente en alto mientras miraba a sus amigos y se colocaba a mi lado. No mencionó nada de los Blagden, en cambio, siguió la conversación como si nada hubiese sucedido.
¿Qué había llamado la atención de los Blagden de tal forma? Era consciente de que tenía a mi lado a una mujer excepcional y con una gran belleza, pero quedarse anonadados por minutos era una reacción extraña.
Muchas de las personas abandonaron el salón de baile y comenzaron a salir en grupo hacia los jardines. Algunos se acercaron a Zai, aunque no respondió algunas preguntas, comenzó a presentarse como Letizia y socializar sin ocultarse detrás de sus amigos.
Debía preguntarle por qué había mencionado ese nombre. ¿Por qué mintió de forma tan repentina?
Melione y Aurora hacían que Zai y Anthonely conversaran con mayor facilidad con las damas que se acercaban algo temerosas a saludar. Zai no había vuelto a colocar la máscara sobre su rostro, pero tampoco dejaba sus manos en un solo lugar.
La observé reír a mi lado mientras conversaba con una de las hijas menores del marqués Carcion. Era un excelente contacto por sus conexiones y acciones en las embarcaciones, pero también eran personas amables.
Algunos caballeros se acercaron a felicitarme y mencionar futuras alianzas. Pero no era el centro de atención en los lores. Estrecharon la mano del barón Cronot, haciendo algunas preguntas sobre su familia, e intentaron agendar una cita de manera informal con uno de los mejores sastres de la ciudad.
Sospechaba que Eliazar realizaba solo vestidos, pero se dedicaba a ellos cuando su esposa no completaba los pedidos a tiempo. Por lo que llegué a escuchar, siempre debía ayudarla.