Archie estaba enfadado y su corazón lleno de tristeza por la pérdida de su hermano, quien murió debido a las deudas que su padre dejó atrás al trabajar para un traficante. "Mamá, juro que vengaré la muerte de mi hermano", dijo Archie con enojo. "No, hijo, no debes tomar venganza. La venganza no es buena", respondió Martha.
"Mi hermano no merecía esto. ¿Te parece justo que haya pagado por los errores de mi padre?", exclamó Archie. "Hijo, debemos dejarlo en manos de Dios, que él se encargue de hacer que esos maleantes paguen por lo que hicieron, esos asesinos", dijo Martha.
"Dios nos ha abandonado, o tal vez estaba ocupado cuando le arrebataron injustamente la vida a mi hermano", dijo el joven Archie, quien tenía solo 17 años de edad.
"Hijo, debes entender que todos los que nacemos encontramos una razón por la cual morir", dijo Martha tratando de consolarlo.
"Entonces dime cuál fue la razón de que mi hermano muriera. Dímelo y dejaré todo esto", preguntó Archie alzando su voz de manera agresiva.
"Hijo, no dejes que el enojo y la furia se apoderen de ti", respondió Martha preocupada.
"Creo que ya es tarde, porque ya lo hizo", respondió el joven Archie resignado.
Con Martha y Archie caminando por las calles llenas de nieve y una fuerte tormenta azotando su piel, se encontraron en un lugar llamado Kamellot. Allí, fueron recibidos y atendidos por unos ancianos en una granja, quienes les brindaron refugio y ayuda para no morir de frío.
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Editado: 29.10.2023