Mongomeri's Hospital ©

Capítulo 7: La necesidad de protegerlos

-¿Lista? - dije entrando  a la habitación  con una silla de ruedas.

Emilia inclinó  su cabeza algo confundida - puedo caminar, no hace falta eso.

Asentí  ante  su respuesta - lo sé,  pero así  nos manejamos  en el protocolo del hospital.

Ésta  me sonrió  y señaló  su vestimenta - no tengo ropa, la que tenía del accidente  estaba destrozada y creo que las enfermeras las desecharon. Sólo  tengo ésta  bata...

-No hay problema - dije alzando un ceja y mostrando una bolsa que traía  escondida a un costado  de la silla de ruedas - pude  hacer algo de tiempo y fui a comprarte unas  cuantas  prendas, yo creo que los talles están  bien - sentí  un raro cosquilleo al ver sus azules ojos mirandome con sorpresa.

-Ahora vuelvo - dijo algo emocionada  mientras se encierra en el baño.

Apreté  mis manos liberando  toda la presión  de mis hombros.
Debo admitir que estoy muy nervioso, antes de ir a comprarle esas prendas, me puse a ordenar el apartamento y prepararle mi habitación  para ella.
Como yo la mayor parte del tiempo estoy en el hospital,  a mi cama casi que ni la uso, por lo que el sofá  será  mi mejor amigo de ahora en adelante. Compré  comida saludable, y también  unas cuantas revistas de embarazo para que lea mientras tanto.
Espero que se sienta cómoda,  y que no hayan problemas con nada.
La puerta se abrió, y me sorprendió  lo bien  que le quedaron  los pantalones,  al igual con la camisa que recalca perfectamente su pancita.

-Muchas gracias  Vincent, por todo - dijo mientras tomaba asiento en la silla de ruedas.

-No ibas a quedarte - me limité  a responderle, ya que  todavía  no entiendo el impulso que había  tenido para decirle que se iba a venir conmigo.

Mientras nos dirigimos  hasta el ascensor, puedo sentir la mirada  de Karen que me perfora la nuca.
Era de esperar que se viniera con nosotros, pero nunca pensé  que Georgina me persiguiera por detrás  también.
Tarde o temprano se iban a enterar que la realidad es que me acosté  con ambas. Aunque me hubiera gustado  que se enteraran en un lugar donde no esté  Emilia presente.

-Hola Vin - dijeron las dos al mismo tiempo, a lo que yo me limité  a asentir lentamente.

-¿Qué harás  más  tarde? - dijo Georgina acomodando su cabello  a un costado.

-Yo...

-Mira la coincidencia  que estaba por preguntarle lo mismo - dijo Karen riendo levemente.

Emilia reprimió  una leve carcajada, y ambas lo notaron ya que la miraron furiosas.
Fijé  mi vista  en la pantalla  del ascensor, rogando que lleguemos a planta  baja y así  salir corriendo de allí.
Dios,  nunca pasé  un momento tan incómodo (en realidad sí,  una que otras veces y podría  decirse que las situaciones eran demasiado similares)

-Vincent ya tiene la tarde muy ocupada  chicas, lo siento - dijo Emilia mientras  las puertas se abrían  y salíamos  dejándolas  a las dos solas, y con las bocas abiertas de par  en par.

Largué  el aire un poco aliviado  y sonreí  de costado - perdón  por aquel momento,  no creí  que...

-¿Que se te juntaría el ganado? - dijo Emilia riendo - al parecer estoy  al frente de un médico  mujeriego, ¿quien lo diría?

Sentí  mi rostro algo caliente - si bueno...  Pasado es pasado  ¿no? - dije intentando  dejar de lado a Georgina y Karen.

Ésta  se encogió  de hombros - pasado es pasado sino dejas nada pendiente. Y por lo que pude ver, falta mucho que aclarar a aquellas chicas, que por cierto, ambas tienen sentimientos  encontrados contigo.

Alcé  mis cejas - ¿qué? no. Sólo  fueron noches locas, nada serio. Ellas mismas  me lo aclaraban - dije sintiendo algo de vergüenza  por hablar de eso con Emilia.

-Puedo asegurarte que si te vinieron  a buscar, fue porque quieren. Pero bueno  si ellas aclararon  eso contigo, no tienen  porqué  enojarse - dijo mientras se ponía  de pie con mi ayuda.

-Si - dije algo dudoso ante la posibilidad que no se enojen.

A paso lento comenzamos a caminar hasta al apartamento, y como no había  tanto tráfico  pudimis cruzar las calles de manera muy rápida.
Tengo nervios de que no se sienta bien en éste  lugar, traté  de acomodarlo y dejarlo perfecto  para  ella.
Creo que sentí  algo de alivio en cuanto abrí  la puerta, ya que ella sonrió  con una emoción  implantada en su rostro.
Dejó  las bolsas a un costado y se sumergió  en la aventura  de conocer su nuevo hogar. Parece una niña en un parque  de diversiones, y eso me provocó  cosquilleos en todo el estómago.

-¿Te gusta? Intenté  ordenar lo más  que pude. Tu habitación  será  aquella de allá,  yo dormiré en el sofá - dije señalando  la puerta de mi ex-dormitorio - sientete como en tu casa, hay comida, libros,  televisión,  un portátil,  allí  puedes escuchar música - dije mostrándole  los distintos ambientas - y la última  puerta al lado del pasillo  es el baño,  que le puse una baranda  en la bañera para  que te sea más  fácil  a ti.




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