Monique Devil

Capítulo 04. Cosas Malas

Capítulo 04.
Cosas Malas

El resto del día fue lento y silencioso para Monique. Salvo por las miradas inquisitivas y poco sutiles de los otros estudiantes y profesores, nadie más le dirigió la palabra o se le aproximó más de lo necesario. Incluso a la hora del almuerzo, encontró un asiento solitario en la esquina de la cafetería, en el cual se pudo sentar y comer en silencio.

A la distancia pudo a ver a todos los demás chicos de la escuela, comiendo y charlando animadamente con sus amigos. Reconoció a Karly entre aquel mar de personas, sentada en una mesa con al menos otras cinco chicas, todas igual o más bonitas y bien vestidas que ella. Monique pensó que podrían ser animadoras como ella; lo parecían, al menos. No vio a Billy por ningún lado, pero tenía el aire de ser de los que comen solos ocultos en algún rincón de la escuela, quizás en aquella sala/armario que le mostraron en la mañana. Debería preguntarle si alguna vez podía comer también ahí; se veía solitario y callado, justo como a ella le gustaba.

La campana que marcaba el final de la última clase, y del día, resultó liberadora para Monique. No pasaba a menudo, pero en esa ocasión en particular estaba más que ansiosa que volver a su casa. Sus padres podrían ser… bueno, como son sus padres. Pero al menos con ellos ya sabía a lo que se enfrentaba. Esa nueva escuela, sin embargo, resultó más aterradora de lo que se hubiera imaginado.

Aun así, cuando sus padres esa noche le preguntaran como le fue, mentiría diciendo que le había ido de maravilla; que la escuela era increíble, había hecho muchos amigos, y su maestra la adoraba… Pasaría mucho tiempo antes de que alguno se enterara de la verdad, si es que algún día lo hacía.

—¡Monique! —escuchó de pronto que alguien gritaba detrás de ella, mientras salía por la puerta principal camino a su autobús.

Reconoció de inmediato que aquella efusiva, casi ruidosa, voz era la de Karly, así que fingió no escucharla y siguió caminando de largo con paso acelerado. Aquello, sin embargo, no bastó para hacer desistir a su perseguidora.

—¡Monique! —repitió Karly con más fuerza, estando ya a menos de un metro de su espalda—. ¿Qué no me oyes, tontita? ¡Oye!

Le dio una palmada con fuerza en su hombro, que por supuesto volvió bastante difícil seguir fingiendo que no la había oído.

—Ah, hola —pronunció con voz cansada, girándose hacia ella con una media sonrisa. Notó que detrás de ella venía Billy, aunque miraba con apatía hacia otro lado.

—¿A dónde crees que vas?, ¿eh? —pronunció Karly con voz de regaño, colocando las manos en su cintura.

—Al autobús —respondió Monique, señalando con un dedo hacia los grandes vehículos amarillos estacionados frente a la escuela—. Y luego a mi casa.

—¿Casa? Nada de eso. ¡Tenemos que continuar con nuestro tour!

—Pero, dijiste que ya me habías mostrado todos los puntos importantes de la escuela.

—De la escuela sí, pero no de la ciudad —declaró Karly, sacando el pecho con orgullo—. Ahora toca que te muestre los mejores sitios para divertirse que este pueblucho puede ofrecerte, fuera de las paredes de este aburrido recinto. El centro comercial, el cine, las discotecas, los restaurantes, los parques… ¡Ah! Te encantarán las noches de cine en el parque…

—Estoy bien así, gracias —respondió Monique rápidamente, y al momento se giró de nuevo hacia el autobús y reanudo su marcha, ahora con mayor apuro que antes.

—¿Qué? —exclamó Karly, sorprendida—. Oye, oye, espera un momento.

La joven de cabellos rubios se apresuró a alcanzarla antes de que se alejara demasiado, y se colocó delante de ella para cortarle el camino.

—¿Cómo que estás bien así? Creo que no has entendido lo que te digo.

—Lo entiendo, en serio —asintió Monique—. Entiendo que crees que por tu labor en el MUTIP…BT…

—MTJGRP —le corrigió Karly, tajando—. No es tan complicado.

—Como sea, sé que es muy importante para ti. Pero en serio, estoy bien. Gracias por tu amabilidad.

Dada por zanjada la plática, Monique le sacó rápidamente la vuelta, y recorrió con unos cuántos pasos los metros que le separaban del autobús, prácticamente saltando al interior de éste. En la mirada de Karly, sin embargo, no se reflejaba ni un poco el deseo de desistir.

—Nada de eso —pronunció con firmeza, y de inmediato se dirigió también al autobús. Lo único que la detuvo, aunque no fue más que por un instante, fue la mano de Billy sobre su hombro.

—Karly, si la chica no quiere más de tu tour, no puedes obligarla —le reclamó el muchacho, lo que a ella no le agradó ni un poco.

—Sólo mírame —declaró, al tiempo que se quitaba su mano de encima con un movimiento violento de su hombro.

Una vez libre de nuevo, Karly montó también al autobús. Billy soltó un pesado suspiro de cansancio, pero de todas formas siguió a su “amiga” hacia el interior del vehículo.

El autobús ya se encontraba ocupado por un poco más de la mitad de los asientos, pero no tuvieron problema en divisar a Monique al fondo de éste; su cuerno que sobresalía por encima de los demás asientos y cabezas era bastante revelador. Karly caminó presurosa por el pasillo hasta el fondo, y se sentó justo a un lado de ella. Monique la volteó a ver un momento, genuinamente sorprendida de verla ahí, pero casi al instante se giró de nuevo hacia la ventanilla, como si quisiera fingir que no la había visto. Pero claro, eso era difícil de creer.



#10974 en Fantasía
#15403 en Otros
#2400 en Humor

En el texto hay: parodia, heroes y villanos, demonios y monstruos

Editado: 18.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.