Capítulo 18.
El Plan
A regañadientes, y sintiéndose casi obligada, Monique no tuvo más remedio que seguir las instrucciones de Lily, y practicar la rutina para la competencia con el resto del equipo. Mientras que Karly se veía limitada a sólo contemplar todo a la distancia, sentada en las gradas, e intentando ocultar lo mucho que aquello le afectaba, sin mucho éxito. Billy había hecho el intento de sentarse a su lado, pero Karly le dejó muy claro con una sola mirada que no lo quería cerca. Billy igual terminó sentándose, aunque un par de filas detrás de ella.
Por otro lado, el entrenamiento de Karly del día anterior al parecer había dado buenos frutos, pues Monique demostró cierto dominio de la rutina con bastante prontitud. La mayoría de los movimientos eran de cierta forma derivados de los mismos que Karly le estuvo enseñando todo el día anterior, y que había logrado dominar en base a la repetición, y gracias por supuesto a su propia condición y entrenamiento.
Todos los movimientos… excepto uno. Y resultaba ser de hecho el más importante de todos.
El salto final, que Karly había descrito como “salto mortal con giro triple”, resultó ser un reto mayor al que Monique se hubiera imaginado. Y no porque no tuviera la capacidad o no hubiera hecho saltos iguales o más complicados antes, que ciertamente sí lo había hecho. Pero casi siempre en el fervor del combate, hacía maniobras como esas por mero instinto; dejaba que su cuerpo reaccionara y se moviera solo, mientras su mente se ocupaba de otra cosa. Nunca había tenido que conscientemente dar un salto mortal con giro triple, que tenía que ser de una forma y ritmo exacto, y tener que caer con sus dos pies en un punto específico frente al resto de la formación; no más adelante, y no más atrás.
Como resultado, sus múltiples intentos de esa tarde habían resultado en una serie de aterrizajes forzosos. Había caído sobre su trasero, sobre su costado, incluso en una ocasión de cabeza; cualquier otro sin su resistencia innata quizás hubiera terminado muerto, o al menos muy herido. Y cuando lograba aterrizar de manera satisfactoria con sus dos pies, o no lo hacía en el punto correcto, o su giro triple se quedaba sin uno de los giros.
Cada intento sólo le hacía impresionarse más de cómo Karly había sido capaz de realizar algo como eso con tanta exactitud.
Ya para media tarde, Monique había logrado dominar todos los pasos de la rutina, a excepción de ese maldito salto final. Y para ese momento además, era evidente que los demás miembros del equipo estaban ya bastante hartos y cansados. Pero, al menos, no los había golpeado ni una sola vez.
Unos aplausos sonoros de parte de la capitana del equipo inundaron el gimnasio de pronto, marcando de esa forma el final de esas repeticiones y, con algo de suerte, del entrenamiento de ese día.
—Muy bien hecho, muy bien —exclamó Lily con júbilo, ganándose un par de miradas de discreta desaprobación por parte del resto de su equipo—. Monique, me alegra ver que aprendiste rápido nuestra rutina —añadió girándose directamente hacia la joven Devil—. No esperaba menos de ti. Pero… parece que el salto final aún se te dificulta un poquito, ¿no es cierto?
—Les dije que no podía hacerlo —exclamó Monique con irritación, parándose rápidamente del suelo tras haber caído de sentón luego de su último intento—. Es imposible.
—Nada de imposibles —recalcó Lily con tono firme—. Yo sé qué tú puedes; yo creo que en ti. Este salto no es nada comparado con lo que te vi hacer contra ese monstruo de arena. Así que, Karly…
Lily se giró en ese momento directo hacia donde Karly se encontraba sentada. Al escuchar su nombre, y sentir la mirada de Lily sobre ella, Karly no dudó ni un instante en ponerse de pie y avanzar rápidamente a su encuentro; casi como una leal y obediente mascota…
—¿Sí, Lily? —pronunció Karly con firmeza, parándose delante de ella con una amplia sonrisa de oreja a oreja.
—Ya que tú practicaste tanto el salto, quiero que ayudes a Monique a dominarlo tan bien como tú. Así tengan que quedarse otra vez toda la noche, ¿entendido?
Por la mente de Karly muy seguramente pasó la posibilidad de que Lily se retractara de su decisión, y le pidiera urgentemente retomar su lugar en la formación. Sin embargo, lo que Lily le acababa de decir no fue ni cerca lo que esperaba, y eso se reflejó claramente en cómo su sonrisa se esfumó casi al instante de oírla.
—Sí, Lily —susurró la joven rubia en voz baja, asintiendo lentamente—. Puedes confiar en mí.
—Así se habla —pronunció Lily con ferviente entusiasmo, que contrastaba con el humor de prácticamente todos los demás en ese gimnasio—. El resto, vámonos a descansar de una vez, que mañana es el gran día. Los veo a todos temprano aquí mismo para un entrenamiento final, ¿oyeron? Si terminan muy cansadas, Monique y Karly pueden omitir ese entrenamiento y descansar durante la mañana, pero asegúrense de estar a tiempo para la competencia. Eso es todo por hoy, ¡ánimo!
Y como había hecho en otras ocasiones, antes de que cualquiera tuviera la osadía de cuestionarle cualquier cosa, se dirigió hacia su maleta, se la colgó en el hombro, y se dirigió sin escala hacia la puerta de salida. Todos se quedaron quietos y en silencio en su posición, hasta que Lily se fue, sintiéndose liberados al instante como si un gran peso se bajara de sus hombros.