El tiempo pasó deprisa, Lysander y Cassie intercambiaron palabras de vez en cuando y el ambiente se sentía aún más placentero conforme caía la noche, ambos estaban relajados y había cierta complicidad entre ellos, después de todo, cada uno sabía lo que el otro sentía, pese a que no hablaron más de ello directamente. Para cuando Lysander confirmó que había terminado su obra, ninguno de lo dos tenía conocimiento de cuánto tiempo habían pasado ahí exactamente, había sido fugaz.
Lyssander se levantó y alzó el lienzo del caballete para llevarlo al otro lado del estudio mientras Cassandra se vestía apropiadamente de nuevo, ese día había perdido gran parte de su pudor, ella sentía jamás volvería a experimentar vergüenza en su vida, considerando que se había confesado mientras estaba parcialmente desnuda.
La primera intención de Cassie al estar de pie de nuevo fue ir a observar la obra del joven, sin embargo, el la detuvo poniendo ambas manos sobre sus hombros antes de que pudiera echar un vistazo.
— Debe ser extenuante tratar de mantener una postura durante tanto tiempo — habló él—No quiero que lo veas hasta que esté terminado, todavía hay unos cuantos detalles en los que quiero trabajar.
— Entonces ¿Debería volver luego para continuar?
— No es necesario — apartó la mirada — Te lo mostraré al final.
En un principio, Cassandra pensó que se habían detenido porque era muy tarde para continuar en ese estudio, aunque ninguno de los dos había revisado la hora hasta el momento, aunque ella no se encontraba cansada en lo absoluto, la joven casi estaba completamente segura de que su celular se habría quedado sin batería para ese instante.
Se miraron directamente a los ojos durante un segundo antes de que ambos apartaran la mirada con cierta incomodidad, Lysander la soltó inmediatamente como si su piel quemase y dejó que sus manos cayeran a su costado.
— Gracias por la ayuda — agregó él al cabo de un momento mientras apagaba las luces, acomodando todo a su paso para luego dirigirse hacia la puerta seguido de Cassie — aunque debo admitir que no tenía ningún trabajo de anatomía.
Ella le miró con los ojos abiertos de par en par y luego admitió:— de cierta forma me alegra ese engaño.
Ella se adelantó unos cuantos pasos mientras caminaban por el pasillo, no habían luces encendidas lo cual indicaba que debían ser más de las diez de la noche dado que a esa hora las luces del instituto eran apagadas y solo quedaban las de iluminación de las zonas comunes y dormitorios.
Las columnas que bordean el instituto dan un aire a época antigua junto con las diferentes obras de arte que se encuentran en cada esquina, a los ojos de la joven, el lugar no parecía tan aterrador como solía creer y mucho menos ya que estaba acompañada de Lysander, de alguna manera, se sentía segura. No dijeron mucho más en su trayecto a los dormitorios, simplemente gozaron del silencio apacible de la fría noche y caminaron con lentitud al lado del otro, Cassie lanzaba algunas miradas de reojo a Lysander, intentando leer sus facciones pero le resultó imposible, parecía tan frío y lejano como la primera vez que le vio.
Su mirada permanecía centrada en el camino frente a ellos, las oscuras manchas bajo sus ojos se habían reducido levemente desde la última vez que le vio y esa constante oscuridad que parecía rodearlo a cada instante con un ambiente sombrío e inquietante había desaparecido, al menos ante los ojos de la joven.
Cassie debía admitir que quería conocer más sobre lo que le había sucedido pero todo llegaría a su respectivo momento, dado el aspecto del joven sería imposible decir que había pasado por situaciones doloras o difíciles, menos aún considerando que los demás alumnos suelen decir que su familia es de la alta alcurnia pero incluso entre las personas más recatadas y finas existían imperfecciones y angustias, Lysander y Selene eran la prueba de ello.
Nadie en el mundo tendría la satisfacción de decir que llevó una vida perfecta, sin importar cuanto dinero o renombre tuviera.
Cassie suspiró, despejando su mente de tantos pensamientos que constantemente la abrumaban y le impedían fijarse en los pequeños detalles que estaba viviendo, como el hecho de que había considerado imposible acercarse a Lysander Aldrich y ahora estaba caminando junto a él a altas horas de la noche de camino a los dormitorios del instituto.
— No pensé que vivieras en los dormitorios — afirmó ella incentivándolo a una charla simple.
— Es más fácil que estar de ida y vuelta continuamente hacia la ciudad, aunque, como ya sabrás, no suelo pasar los fines de semana aquí — explicó él haciendo referencia al incidente de la libreta, dado que ella se la había regresado el sábado justo antes de que se fuera, aquel día había sido la primera vez que vio a Selene.
— Imagino que es mejor para que Selene que pases cierto tiempo con ella.