Todo está vacío, todo es color blanco.
¿Puedes sentirlo? Si tuviera un cuerpo yo también podría hacerlo. Tu mano acariciando suavemente la hoja con textura irregular; huele a hoja nueva. ¿Cómo huele una hoja nueva? Quisiera tener la suerte de mis hermanos ya creados para saberlo.
Está vez, tomas tu lápiz, el más pequeñito de todos, el que no es de una marca costosa y usas casi siempre para plasmar apenas unos trazos, arrastras la mano inseguro de lo que estás haciendo, creas un círculo.
Tus primeros trazos sobre mi se sienten pesados, parecen durar una eternidad. ¡Date prisa por favor! ¡No puedo esperar a saber que será de mi!
Te marchaste algunas horas, no entiendo por qué, apenas tienes mi círculo, no puedo darme una idea de lo que piensas hacer.
Tomas tu lápiz de nuevo, y está vez haces líneas de apoyo para asegurarte de no arruinar mis proporciones, lo primero que comienzas a trazar son mis ojos.
Al principio es confuso, apenas logro ver correctamente. Cuando por fin logras dibujar el último detalle de ellos hasta estar satisfecho, te observo con claridad. ¿Eres tú creador? ¡Es aún más genial de lo que pensaba! Pero...no pareces feliz por estarme dando vida. Tienes una mueca de disgusto. ¿Vas a borrar mis ojos y hacerlos nuevamente? Está bien, no es como si pudiese poner resistencia de todos modos.
Después de terminar con tus deberes antes de irte a dormir has vuelto a tomar mi hoja y tu pequeña herramienta, corregiste mis ojos e incluso veo mejor que antes, también me diste una naríz y boca. Ésta vez me diste cejas, ahora sí tendré personalidad, tu siempre dices que es una parte del rostro muy importante.
Ahora tu vista se plasma en mi cabeza calva. ¡Deja de mirarla de esa forma, es vergonzoso! Sin que lo pienses mucho, comienzas a crear pequeñas y delgadas líneas, bastante cortas, me creas un peinado muy a tu gusto, muy rápido. ¿Creador sigues ahí? Apoyaste tu cabeza en mi hoja y te quedaste dormido.
Hoy es un nuevo día, me has completado un cuerpo femenino y has pasado cerca de una hora viendo fotografías de una niña con ropa que puedan combinar conmigo, he logrado ver un vestido hermoso, con flores amarillas por todos lados. ¡Creador me encantaría que ese!.. oh... Tú has elegido un conjunto diferente. ¡No hay problema! Confío ciegamente en tu criterio para la moda.
Has hecho un montón de ajustes a mi cuerpo, pero al final creo que me veo hermosa, pero... ¿Por qué tú no pareces estar feliz? Creador ¿A caso no cumplo con tus espectativas?
Volviste a editar mi rostro nuevamente, me dibujaste una sonrisa pero... Siento algo que no es felicidad. ¿Qué me está pasando? ¿Qué son estas pequeñas gotas en mis ojos? Tú también las tienes. El agua de tus ojos se desborda de ellos manchando mi hoja, no te contienes y cubres tu rostro con ayuda de tus manos, lloras levemente y al cabo de unos minutos decides guardarme en el cajón de tus dibujos que usualmente no sueles terminar.
No has abierto este cajón para nada, no hay ni un poco de luz aquí adentro, las lágrimas siguen en mis ojos, un pequeño corazón dentro de mí cuerpo de grafito duele, mis gotitas no se detienen y no sé por qué, quiero volver a ser feliz. Estoy harta de esperar, hay polvo aquí adentro y he estado triste desde que me dejaste aquí, pero decidí que no permitiré ser lo que tú quieres, decidí que no es justo.
Quiero ser colorida como tus demás creaciones, quiero estar llena de felicidad y transmitir algo lindo, no quiero que las personas me miren y se sientan como tú o yo. ¿Por qué no me puedes hacer feliz también?
Creador... ¿es acaso que sólo soy un descolorido boceto en medio de tanto arte existente en el mundo? ¿Un boceto sucio que piensa si realmente vale la pena ser observado un instante, un trazo que torpemente se dejo conceptualizar? Eso debo ser para ti.
Hoy escucho un ruido inquietante, pasos pesados llegan a la habitación, eres tú.
No logro escuchar mucho, pero es como si un montón de cosas cayeran por todos lados, se escuchan lápices caer descontrolados, se sienten rotuladores ser lanzados frenéticamente, tambien hojas son rasgadas sin piedad y luego nuevamente se hace silencio.
Minutos después te escucho llorar más fuerte que antes y te quedas así unos segundos, minutos, horas, días.
No has querido comer nada de lo que tu madre te ha traído hasta la habitación, apenas y tomas agua de vez en cuando; lo sé porque escucho aquella charola de alimentos resonar al ser husmeada.
Está vez escucho pasos acercarse al cajón, tengo miedo de que vayas a destruirme también, mucho antes de ser terminada, pero estoy resignada. Si es lo que crees mejor, creo ciegamente en ti. Me vez y me tomas entre tus manos, estás listo para romper mi hoja justo por la mitad, pero al verme de nuevo esas gotitas se forman en tus ojos; te duele tanto como a mí. ¿Verdad?
Cómo acto siguiente me estrujas entre tu pecho, como si desearás que pudiera salir del papel y abrazarte en realidad. ¡Oh creador! Ojalá pudiera hacerlo en realidad. Comienzo a entender tu dolor, por qué es mío tambien, si tan solo pudiera ayudarte, si estos brazos, si estás manos no fueran sólo de grafito me aseguraría de darte el abrazo más cálido de todos. Tú simplemente me tomaste firmemente y me llevaste hasta tu escritorio.
Tomaste tu tinta y tú estilógrafo, comenzaste a hacer líneas delgadas, procurando ser delicado, teniendo la mayor precisión posible para no estropear tu trabajo.
Detallaste un poquito mejor las líneas, y me dibujaste un pequeño ramo de flores en el brazo; luego, sin borrar las líneas del lápiz, comenzaste a pintarme con las acuarelas sólidas, las únicas que no destruiste; pintaste mis cabellos, ojos, piel, ropa, accesorios. Estabas dándole por fin color a tu creación, pero era claro que jamás dejaría de ser un boceto.
Ahora no me importaba ser o no un par de trazos sucios, comprendía que te estaba ayudando a lidiar con tu dolor, si tú te sentías devastado, yo estaba ahí para acompañarte, si tus lágrimas salían nuevamente, las mías también lo harían, porque para eso me creaste, y esa es la razón de mi existir.
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Editado: 31.10.2020