Monstruo

Capitulo 4


 














 

El escalofrío que ahora recorre a mi cuerpo sólo me hace sentir más vulnerable de lo que ya me sentía, pues estar ante la figura alta e imponente del chico que se encuentra frente a mí, me percibo más cobarde, más... abrumada. Me siento extraña, me siento imbécil y al mismo tiempo sorprendida por esta reacción que está dando mi cuerpo, incluso mis pensamientos respecto al desastre previo con Lindsey... han sido completamente bloqueados por esos ojos dorados y profundos que aún me miran con intensidad.

<<¿Por qué todos huyeron así?, ¿por qué no puede dejar de mirarme?, ¿por qué tampoco puedo dejar de mirarlo?>>

Es extraña la manera en la que continúan conectadas nuestras miradas, incluso me siento débil, me siento frágil e intimidada hasta la mierda. Hay algo más en sus ojos lo que me tiene así de cautivada e idiotizada.

Sus rasgos están endurecidos, mostrando al chico de uniforme y cabello oscuro que sigue a pocos pasos de mí, cómo al más salvaje de los depredadores. También luce cómo si hubiera visto a un fantasma, pues no deja de observarme con una concentración y una cautela que me congela los huesos. Parece paralizado y no dudo de que lo esté de verdad, pues no se mueve y creo que tampoco respira.

Me siento atrapada ahora, trato de direccionar a mis ojos a otro lugar porque ya no soporto más su mirada sobre mí, pero aún así percibo la tensión que esta sigue provocando. Trago grueso, mi atención sigue puesta en el pasillo que está a un costado de mí, sé que es un patético intento para huir pero esa es la única solución que he encontrado ahora para hacerlo ya que mis piernas siguen sin reaccionar para hacerme correr como la cobarde que soy.

Diría que es un momento incómodo, pero la situación se siente más allá de eso...

Es extraño...

Muy extraño.

Y aún más con este chico al que nunca había visto antes.

Escucho cómo alguien se aclara la garganta después, devolviéndome bruscamente al aquí. No quiero pero me obligo de nuevo a mirar hacia donde está él. Joder, Lindsey también seguía junto a él, ¿cómo es posible que la haya olvidado?

—  Hu-Hunter, ¿estás bien?— la pequeña castaña le pregunta al chico que está a su lado, y que, gracias al cielo, ya no está mirándome. En cambio mantiene a sus ojos puestos en el suelo y con sus puños apretados a los costados —. ¿Hunter?

— Sí, yo... — responde, el nerviosismo delatandose en su voz. No sé por qué se me hace conocida, pero aun así volvió a causar un efecto extraño dentro de mí—. Sólo... No pasa nada.

Aún no nos mira, sólo se toma la cabeza con su mano y maldice, una y otra vez en un susurro que logro escuchar. Eso enciende extrañamente algunas alarmas dentro de mí, me inquieta un poco ver lo inestable que luce ahora, parece que quiere vomitar o que está siendo atacado por un mareo.

Lindsey acude a él cuando nota cómo se sostiene de la pared con una mano, evitando a toda costa la mirada de la chica de anteojos aún.

Siento la necesidad de hacer algo, lo que sea por él, así que empiezo a buscar, con algo de nerviosismo invadiendo mi sistema, a algún maestro por el pasillo que pueda acudir en nuestra ayuda pero el lugar está desierto. Ni siquiera están los chicos que hace rato hacían un escándalo aquí.

Sé que debo activarme para conseguir ayuda para ese chico que parece que está por desmayarse, pero no puedo evitar pensar en la manera en la que todos huyeron cuando él apareció.

Sin embargo, puedo comprender un poco el porqué...

La energía pesada que sentí cuando lo ví... también me incitó a correr cómo todos los demás chicos lo hicieron, pero mi cuerpo se congeló completamente cuando me topé con la mirada penetrante y amenazante que él me dio cuando me vio. Es increíble el poder que puede tener un simple gesto así, no lo pude tolerar, fue como si sus ojos hubiesen enviado rayos a todo mi ser. Jamás me había sentido así de cobarde con alguien, bueno, con alguien que no tuviera que ver con John o con esos otros hombres, y con este chico... me he sorprendido tanto. Él no tiene nada que ver ni siquiera con la imagen de esos cerdos y aún así... algo me dijo que corriera lejos.

Es estúpido y es absurdo, pero hubo algo escalofriante en la manera en la que me miró... Hunter.

Creo que Lindsey lo llamó así.

—  ¡Dios mío!, ¡esto está preocupándome! Ven acá, tenemos que ir a la enfermería o... —

—¡Dije que estoy bien, Lindsey! — me sobresalto un poco por ese tono fuerte que usó él cerca de la castaña que no deja de insistir para llevarlo a la enfermería. Es increíble que ella no se haya inmutado ni un poco por eso.  Casi le gritó en la cara —. ¡Vamos, déjame!, ¡y si te vuelvo a ver en problemas le pediré a mamá que...!—

—¡No, espera!, ¡no lo hagas!, ¡por favor! — el pánico y la alteración que se presentó en la voz de la chica de anteojos sólo me revolvió las entrañas. Fue cómo si le hayan dado la peor amenaza del mundo. Sin embargo, el otro chico sólo sigue manteniéndose tenso y concentrado.

Me siento muy incómoda y tonta al mantenerme aquí, de pie, jugando con el material de mi saco entre mis dedos, pero no sé cómo huir ahora sin ser imprudente.

— Dijiste que podías manejarlo.

— Puedo hacerlo, Hunter, puedo hacerlo. Te lo prometo, pero por favor... Deja las cosas como están. No quiero causarle más problemas a mamá, ¡por favor!— la forma en la que ella junta sus manos para suplicar... estruja a mi corazón. Apenas conozco a Lindsey, pero la tortura que veo ahora en su mirada me hace sentir más que compasión por ella.

Luce desesperada, vulnerable.

Y yo no puedo evitar afectarme por algo así.

Escuché que ese chico dijo que era su hermano. Dios... Lucen tan diferentes, ahora que lo noto. Excepto quizá por lo físico, ya que la claridad de la piel de ambos es similar, sus rasgos finos, los lunares en sus cuellos y mejillas, el tono rosa fuerte de sus labios, son casi iguales, cómo gemelos y no me sorprendería que lo fueran.




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