El silencio es pesado y tirante. Sólo se puede distinguir el chillante sonido de los cubiertos chocando en los platos, y el pasar de algunos autos afuera. Sigo con la mirada clavada en el plato frente a mí, picando el contenido que hay en él con mi tenedor. El apetito se me ha esfumado gracias a los recuerdos que revuelven a mi estómago en éste momento.
Una voz dentro de mi cabeza me advierte para que no lo haga..., que ya es suficiente, y que sólo lograré torturarme más si lo saco a colisión. Estoy segura de que ella también debe estar harta de mi molestia insistencia, pero no puedo evitar callarme. No soy capaz de mantenerme al margen con este tema en especial y Julia es la única que me puede dar una respuesta para calmar a ese monstruo de la ansiedad que no deja de atormentar mis adentros.
Suspiro con pesadez, tratando de armarme de valor mental para hacerlo.
Ambas sabemos que lo haré de todos modos en algún momento de la noche, pues ya se me ha hecho costumbre el preguntarle durante nuestras cenas. Sé que lo entiende. Aún no me siento tranquila, aún necesito saber el más mínimo detalle para no ser torturada por el monstruo de la duda y de la angustia. Aun necesito saber si algún día estaré completamente fuera de peligro...
Sólo quiero dejar de temer, sólo eso.
Sólo quiero sentirme completamente libre y a salvo cuando salgo de casa para ir al instituto o para hacer cualquier otra cosa. Ya no quiero pensar en la posibilidad de ser tomada por la fuerza de nuevo. Ya estoy harta de ese monstruo de la paranoia también, pero es extraño. Ha pasado una semana desde que entré a la escuela, los chicos no dejan de portarse extraños cuando me ven, en especial ese chico, Hunter.
Aun no dejo de temerle a la forma en la que me mira. La tensión sigue siendo la misma cada vez que lo tengo cerca y sigo sin comprender sus extrañas y asustadas reacciones. Si no fuera por Lindsey y por Brandon, que hacen de mis tardes mas llevaderas en la escuela, me sentiría completamente abrumada por toda esa atención. Ambos se están volviendo dos amigos increíbles para mí. Les he contado de mi adopción ya que era lo único que me puedo permitir explicarles. Sólo les dije que viví en una casa hogar toda mi vida... Tuve que mentir, porque lo otro aún no sé cómo lo vayan a tomar, y apesar de que me han demostrado ser unos chicos comprensivos y agradables..., siento que esto es algo que puede romper con algunas de las barreras que hemos formado con nuestra naciente amistad. Nunca se sabe con las personas y yo no me quiero arriesgar a que me odien, me tengan asco o simplemente sientan lástima por mí.
La mala vibra que percibo de los otros chicos no es lo que me inquieta tanto. Si no la extraña sensación de ser acechada todo el tiempo. No se ha ido, al contrario. Últimamente, cuando salgo de casa de Julia para pasear por el vecindario o simplemente para ir a la biblioteca o a buscar algo de comida... siento que alguien sigue mis pasos, siempre me siento acompañada. Tal vez esté volviéndome loca, incluso mi psicóloga me ha dicho que sólo es la paranoia y que alguien cómo yo, que pasó por algo tan horrible durante mucho tiempo, es normal que haya quedado con ese tipo de secuelas. Es muy común en personas con estrés postraumático y supongo que es mucho más comprensible si se videan en mi caso por la terrible situación en la que me ví envuelta.
Quiero confiar que es por eso, pero esta sensación de ser vigilada día y noche no se va y lo único en lo que puedo pensar es en él.
Es... en que me ha encontrado.
Bebo de mi jugo antes de atreverme a mirarla y decirle;— Y... ¿cómo va la investigación?— tartamudeo un poco pero al menos logro decirlo. La mujer de cabello caramelo que está frente a mí, sólo desvía su mirada hacia un costado y le da un gran trago a su copa con vino. Eso no me da para nada una buena señal.
— Aún no hemos recibido nada acerca de su paradero, Maddie. Lo siento.
Sé que iba a decir eso, sé que sería la misma respuesta de siempre pero, aún así, cada día conservo un poco de esperanza hasta esta hora del día donde estamos solas para poder preguntarle al respecto.
Mi mirada se baja y se enfoca finalmente en el plato de huevos con tocino que sigue frente a mí, mientras nos hundimos en un nuevo silencio. Todo se ve delicioso pero mi hambre sigue sin aparecer. Ahora, de hecho, me siento peor con el estómago revuelto. Aunque ya presentía que aun no tendría noticias de John... no puedo evitar sentirme decepcionada y más preocupada por el hecho de que él sigue libre y hambriento de venganza. La sola idea de volver a ese encierro en el que él me mantuvo por tanto tiempo... me llena de tanta angustia.
La doctora Brigitte también me ha recomendado alejarme del tema lo más posible que pueda y enfocarme en los compromisos del presente. Conmigo misma, con la escuela, con la nueva oportunidad que se me ha dado y abrirme paso en mi nueva vida..., pero esto vive en mi cabeza día y noche. Incluso en mis sueños me sigue.
Me digo a mí misma que también deba tratar de olvidarlo, porque quizá ese sea mi problema al sentirme temerosa todo el día, y que también sea paciente con Julia porque estoy consciente del esfuerzo que hace a diario y sé que logrará dar con él pronto... pero no puedo pensar en un futuro cuando aún no me siento tranquila con mi presente.
— El detective Estrada y yo estamos haciendo todo lo posible para dar con él, Maddie. Lo tenemos bajo control, te lo prometo. Se ha reforzado la seguridad en toda la ciudad para capturarlo, no hay nada qué temer.
Obligo a mi mirada a levantarse cuando la escucho de nuevo. Su sonrisa amable me toma de sorpresa cuando la encaro. Siempre hace eso para intentar calmarme, pero aún asi soy capaz de sentir la frustración que también siente por este asunto.
— Estás a salvo. Él no tiene forma de llegar a ti.