Anoche no pude dormir muy bien por pensar en todo lo que ocurrió con Hunter en el patio. Lo último de lo que me esperaba enterar... era de que ese chico, al que Julia casi atropella en ese puente, justo en la noche en la que yo llegué al vecindario... se trataba de nada más y nada menos que de él. Ya me da un poco de miedo la manera en la que siempre hemos coincidido y, estoy segura, de que no dejará de ser así y mucho menos si él sigue con ese extraño empeño de querer seguirme a todos lados. Ya ni siquiera puedo sentirme confiada en mi habitación sabiendo que, efectivamente, también es mi vecino de muro. Sin embargo... no creo que él sea capaz de llegar al extremo de invadir mi espacio. Hasta ahora no lo ha hecho, es por lo único que no tengo tanto miedo de su extraño acecho.
Sólo me pregunto...¿Por qué lo sigue haciendo?, ¿por qué ese empeño? Y también... si no quiere que me aleje... ¿por qué sigue trazando una línea entre nosotros?
¿Por qué es él el que no quiere acercarse por completo a mí?
Rápidamente vuelvo al aquí cuando escucho la campana para el descanso. Todos chicos parecen despertar también y después empiezan activarse para guardar sus cosas. La maestra de historia no deja de recordarnos la tarea que debemos traer para mañana. Agradezco internamente por escuchar que lo ha repetido, ya que la primera vez que lo explicó no había puesto atención y no había entendido nada. Mi cabeza últimamente se encuentra muy desordenada, pero me digo a mí misma que ya deje de preocuparme tanto o le traeré problemas a Julia si me llaman la atención aquí. No puedo hacerle esto, no a ella.
— Oye Madd, ¿En dónde verás a tu nuevo galán?
— No es mi "nuevo galán" ya es la milésima vez que te lo digo.
— Y serán otras mil veces más, si me lo sigues negando.
Le ruedo los ojos a Lindsey, mientras me dispongo a guardar mis cosas en mi mochila.
Me sorprende lo fastidiosa que se pone cuando se trata de insistirme con el tema que involucre a un chico. Le conté que Noah me llevó a casa ayer, y ahora me siento arrepentida por haberlo hecho, pues la chica de anteojos no ha querido soltar el tema ni un segundo.
— Me tendrás que contar todo lo que pase, sin omitir los besos, ¿bien?
— Por Dios, no es una cita. Sólo almorzaré con él, no es gran cosa.
Ella imita mis palabras, con una graciosa voz aguda y una mueca de fingido fastidio. Después salimos del salón, encontrándonos con el barullo en el corredor donde los demás estudiantes pasan de un lado a otro. Sí, cómo siempre... no puedo evitar buscarlo a... él, pero, cómo siempre, no logro encontrarlo por ningún rincón del corredor.
— ¿Lo ves por alguna parte? Dijo que me esperaría cerca.— le pregunto a Lindsey, esta vez refiriéndome a Noah.
Dios ¿Qué me está pasando? No puedo dejar que Hunter se robe mi atención y mis pensamientos en primer lugar.
— Ammm... no. — dice ella, sin dejar de buscar con la mirada en todos lados—. ¿Por qué no le envías un mensaje para decirle que tu clase ya acabó?
— ¡Claro que no! Pensará que... bueno. ¿Qué tal que eso lo haga pensar mal de mí? ¿Cómo... una desesperada?— esbozo una mueca de preocupación.
Me siento torpe. Sé que sólo será un almuerzo con él y con sus amigos, pero no puedo evitar intimidarme por eso. Siento que haré el ridículo...
— Tranquila, Maddie. Sólo fue una sugerencia. Al menos para que sepa que ya estás lista. — devuelve ella, soltando una risa nerviosa. Niego débilmente, manteniendo mi mueca de angustia.
— No... Mejor lo sigo buscando.
— Eres una cobarde. —Ríe ella, mientras acomoda sus anteojos. Después pierde su vista en el frente, noto que también trata de buscar a Noah entre la ola de adolescentes.
Suspira.
— Vamos, yo opino que le llames.
— No tengo tanta urgencia aún. Puedo esperar. — me encojo de hombros.
La verdad es que no mentí mucho en mi respuesta, pues preferiría, por el bien de mis nervios, almorzar hoy cómo siempre con Lindsey y con los chicos, pero para mi mala suerte... mis esperanzas respecto a que eso pase se van al caño cuando de pronto escucho el timbre de mi celular sonar.
Lindsey se cruza de brazos, mientras alza ambas cejas y esboza una sonrisa cerrada.
— ¿No vas a contestar?— me reta, sin borrar su sonrisa burlona. Parece que ya se dio cuenta de mi tormento interno y que también se está divirtiendo con él.
En serio empiezo a odiar este lado de ella. Es muy molesto y también traicionero.
— ¡Anda, gallinita rubia!
— ¡Sí!, ¡ya voy!— bufo, frustrada, y después saco mi teléfono de mi bolsillo —. No es él. — supongo, tratando de lucir despreocupada. Ella sólo me rueda los ojos.
Trago grueso y un escalofrío de puro temor ridículo se hace presente en mi espina dorsal cuando veo el nombre de "Noah" bailando en mi pantalla.
¡¿Por qué le tuve que dar mi número anoche?!
Ahora me siento tan aterrada por responderle.
Le doy una mirada a Lindsey. Ella no deja de sonreír y hacerme señas para que conteste.
— Si no lo haces... yo lo haré por ti y le diré en donde estás.
Me amenaza. No puedo creer toda la maldad que se esconde detrás de esos anteojos. Rendida, acepto la llamada y coloco el teléfono sobre mi oreja.
'— ¿Qué tal, Noah?—' no puedo creer lo tranquila que soné, pero agradezco internamente por ello.
'— Hola Maddie, de verdad discúlpame por no haber ido por ti cómo quedamos. —' responde él, también escucho un gran barullo rodeándolo. Incluso escucho la fuerte voz de ese maestro nuevo que ahora está a cargo de la nueva obra de teatro'—. Seguimos ensayando.'
'—Oh... No hay problema. — 'me sincero.
Por un segundo me siento aliviada al escuchar eso, la verdad me sentía muy insegura de estar con él y con sus amigos hoy. Sólo es el monstruo de la cobardía dentro de mí, lo admito, y no sé cómo combatirlo aún.
Estoy segura de que llamó para cancelar nuestro encuentro, pero mis esperanzas vuelven a irse al caño, cuando responde con; —Oh no, espera, el plan sigue en pie, sólo iba a pedirte que si tú podrías esperarme afuera del salón de teatro. Sólo me quedan unos minutos aquí.