Aun no encuentro la sana manera para escapar de mi mente. Me encuentro hecha un lío sin remedio, pues las palabras de Julia, respecto a la detención de Joan y a que me necesita para que vaya a la estación y así pueda reconocerlo yo misma... no dejan de torturarme y dejarme más estancada en este frustrante dilema. Esta decisión que ha dejado en mis manos... me está volviendo loca.
Sí... Aún cargo con eso. Esa noche no le dí respuesta, aún sigo sin hacerlo y creo seguiré manteniéndome renuente a hacerlo. Ella no me ha presionado, hasta en eso ha sido amable y cautelosa conmigo. Y yo, bueno, yo me siento una desconsiderada y una cobarde con ella, por seguir manteniéndome cobardemente en el silencio, por seguir sin decidir aún qué haré con este asunto. No sé cómo manejarlo, mucho menos el cómo resolverlo. He tratado de pensarlo durante todos estos días pero aún no puedo llegar a nada concreto.
Una parte de mí, esa que está enormemente agradecida con Julia y con todo su equipo de búsqueda, quiere ir a ese juicio y pararse de nuevo frente a ese asqueroso hombre que me desgracio la vida, y dar la declaración que quieren tanto de mí para definir su situación legal. Quiero ayudar con eso, pero mi otra parte, la dominada por el monstruo de la cobardía... sólo quiere olvidar este asunto y esconderme de todo lo que me haga recordar ese infierno.
No quiero verlo, no quiero saber ya nada de él y de los otros malditos que me torturaban. Con el asunto de John suelto, y aún buscándome... tengo más que suficiente para sentirme paranoica todo el día. Tengo miedo de que algo malo pase cuando lo vea, tengo miedo del daño que sería capaz de hacerme, de todas las maneras posibles. Tengo miedo de que el sólo hecho de volver a enfrentarlo a la cara... me hunda de nuevo en un horrible abismo de recuerdos tortuosos, recuerdos respecto a... nosotros.
No, no puedo...
Lo único que quiero es liberar a mi mente de toda esta porquería, ya no la soporto. Me siento enferma, me siento... asquerosa. Incluso con el más mínimo recuerdo o pensamiento que me llegan de ellos.
— ¿Este qué te parece, Maddie?
Mi mirada estaba perdida en la ola de estudiantes que siguen pasando frente a mí, pero rápidamente desvío mi atención hacia Lindsey cuando la escucho demandar atención. Estamos sentadas en una banca en uno de los corredores de la escuela. Ya han dado el timbre de salida, pero estamos esperando a Brandon y a Lucas, porque aún no acaba su clase y los cuatro quedamos en ir a tomar algo después de la escuela.
Lindsey posa su teléfono frente a mí, agitandolo con su mano para que lo tome. Le sonrío y obedezco, tomando su celular.
— ¿Qué te parece ese disfraz?, ¡¿acaso no es genial?!
El entusiasmo de la pequeña y dulce castaña de anteojos que está a mi lado no se me puede contagiar cómo en los otros días, pero aún así... trato de sonreírle, para, al menos, disimular mejor mi bajo ánimo. Se ha vuelto una gran amiga para mí, me ha inspirado tanta confianza para contarle muchas cosas. Sin embargo, aún no me puedo armar de valor para decirle la verdad. No quiero aparentar algo que no soy, no quiero "engañarla" de ninguna manera..., pero creo que esto es demasiado, supongo que para ella lo sería.
Temo que me vea diferente, temo que también... me sienta asco, y que eso me haga perderla. No quiero arriesgarme a eso. Tal vez sea comprensiva, me he dado cuenta del gran corazón que tiene Lindsey y que también es muy madura para su corta edad, pero... no quiero que nada cambie entre nosotras, no quiero que sea por esto. No quiero que se vaya lo lindo que hemos desarrollado hasta ahora, mucho menos quiero arrastrarla a mi infierno.
—¡¿Verdad que este no está tan mal?!
Niego, sin poder reprimir una sonrisa. Sus grandes ojos azules no dejan de brillar con una adorable emoción.
—Lindsey... te dije que...—
—¡Es que creo que se te vería muy bien a ti!, ¡míralo bien! Además está disponible en tu color favorito y...—
—Lindsey... ya te dije mil veces que no me vestiré de un payaso. ¡¿Cómo se te ocurre?!
Río de nuevo y después le devuelvo su teléfono. Ella sólo rueda los ojos y guarda su móvil en su mochila. Luce cómo una niña que fue reprendida por su madre.
— Ay ya... Sólo era una sugerencia. El caso es que tenga que ver con el tema de Halloween, ¿no?
— Exacto. ¿Los payasos qué tienen que ver? Dime.
Bufa, negando con la cabeza y después hace un gesto de dramatización, cuando golpea su frente con la palma de su mano.
—¿Es enserio, Madd?, ¿acaso no conoces a IT?, ¿acaso tampoco supiste que también se pusieron de moda en América hace pocos años?
Me siento un poco insegura de responder eso ahora. La verdad es que no tengo idea a qué se ha referido con lo que acaba de decir y ahora temo que me descubra.
<<¡Diablos Maddie! ¡No puedes ser tan ignorante!>>
Durante esos cuatro años que estuve en las manos de John... no supe nada acerca de lo que pasaba en el exterior, no tenía nada, no se me era permitido nada. Ni televisión, radio, celular o periódico. Nada. Era algo peor que una prisionera. Ni siquiera sabía lo que pasaba en mi propia prisión, vaya, ¡ni siquiera sabía que en realidad me encontraba en Londres hasta que Julia me rescató de ese oscuro cuartillo en donde me obligaron a vivir por cuatro años Mucho menos podía estar al tanto de lo que pasaba en otros países y con sus tendencias, pero, obviamente, eso es algo que no le puedo decir a ella. Tengo que ser ingeniosa para no meter la pata por milésima vez.
Me encojo de hombros, tratando de buscar una respuesta rápida, pero nada lógico se me ocurre. Según ella, esos payasos que me ha mostrado en su celular, son muy famosos. Sé quién es It, lo conocí por un libro que me prestó Julia hace semanas, pero a los otros payasos de las imágenes que estaban en su celular... la verdad no tengo ni idea de quiénes sean. Sin embargo se ven igual de aterradores que el personaje creado por Stephen King, Pennywise.