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El frío viento, resonante y lastimoso, no deja de estremecer a su débil y congelado cuerpo. Su piel ya no soporta al violento roce del frío sobre él, y la fuente de calor que le proporciona el material grueso de su gran capucha oscura y de sus guantes de cuero... no son lo suficientemente consoladores para resguardarlo de la amenaza del temprano invierno que empieza a cubrir a Londres.
El castañeo de sus dientes ya es más audible que hace minutos. La oscuridad de la noche ni siquiera es capaz de intimidarle para hacerlo detener en su andar por las oscuras calles de su ya dormido vecindario, mucho menos la soledad que se percibe a su alrededor es capaz de abrumarlo por completo para hacerlo frenar y regresar a la seguridad de su hogar.
Hunter ya está más que acostumbrado a ello, él ya se sabe de sobra a lo que se atiene cuando decide salir a las tres de la mañana de su casa para ir a visitar a aquel puente de piedra, al que frecuenta desde hace dos años.
No le importa, tal vez antes cuando tenía algo de amor propio lo hacía, tal vez cuando se permitía ser precavido para cuidarse a sí mismo... pero, ahora..., ya ni siquiera le interesa lo que llegara a pasar con él por aquellos rumbos solitarios y que transmiten peligro a estas altas de la noche.
Cabe aclarar que no está en sus planes permitir de todos modos un ataque hacia su persona. No. Tampoco se lo está buscando, aunque eso parezca en éste momento al estarse exponiendo de esa manera al salir asi tan despreocupado. No del todo lo hace a propósito.
Él ya tiene algo mejor organizado.
Sus pasos son sordos por la grava del viejo puente que da la bienvenida a su pueblo. Ahora está acaparado por sólo oscuridad densa que trae la fría noche del nuevo noviembre y del canto de los grillos que cortan con el sepulcral silencio. Ese puente que le espera cada noche cómo siempre. Ese puente... responsable de todo su caos y desdicha, pero, que también espera... sea el autor de su anhelada solución en un futuro, el cual se visualiza alarmantemente pronto.
Sus manos enguantadas, pero aún así entumecidas por el frío, sólo se mantienen ocultas en los bolsillos de su chaqueta, mientras aprietan con ansiedad y medida fuerza al pequeño papel que ha traído y preparado esta noche para ahogarlo en el río que se oculta debajo de ese puente, cómo ya es su costumbre hacer.
Sus ojos, cautelosos y cansados, no dejan de moverse hacia todos lados en vigilancia, sólo por prevención, pues en él no existe miedo alguno... Al contrario. Él es la amenaza, él es el extraño en estos momentos. Él es el peligroso para cualquier pobre individuo que se atreva a cruzar en su camino a enfrentarle. Y, con mucha más razón correría peligro en su presencia, pues hay tantos sentimientos encontrados dentro de Hunter ahora... que son capaces de incitarle a hacer lo peor, al igual a cómo Monstruo lo hace, ordenandole dentro de su cabeza. Al igual... a cómo Monstruo lo manipula para seguirse arruinando y arruinando todo lo demás.
Él es el que está más furioso ahora...
No es conveniente que sea provocado. No con un corazón en llamas y hambriento de, aunque sea, una mínima acción de venganza. Sin embargo, las voces traicioneras dentro de su cabeza, no dejan de inestabilizarlo con sus fuertes y absurdas reprimiendas, que sólo logran llenarlo de más impotencia y desesperación.
"Lo que hiciste anoche no tiene justificación. Nos fallaste, le fallaste a ella y a tu corazón. Eres un jodido traidor... Te dije que ibas a arruinarlo todo de nuevo. "
El dolor y el ardor que siente en sus antebrazos por las nuevas cicatrices que le obligó Monstruo a crearse de nuevo cómo castigo... aún no deja de torturarlo. Sin embargo ese dolor sigue sin ser suficiente y también sigue siendo poca cosa, a comparación de lo que le causan las hirientes palabras de Monstruo, resonando con una potencia arrasadora y culposa dentro de su cabeza, provocando una extraña y desesperante opresión en su pecho. Lo hacen sentir más culpable, y, efectivamente, cómo un traidor y un ser indigno, justo como fue acusado por la dura voz de Monstruo.
Siente asco de sí mismo, pues él cree que el beso con la chica sol... ha sido un grave error. Cree... que ha sido la peor traición que ha cometido hasta ahora con su desaparecida Marissa. Prometió no hacerlo de nuevo y ahora la culpa no deja de consumirlo. Porque sólo es ella, porque nadie más puede ocupar su lugar, porque tiene que seguir siendo ella.
El sabor de su labios, la ternura y la pasión que transmitan las caricias de ellos... sólo deben ser exclusivamente para Marissa. Nadie más puede tenerlo...
<<No debió pasar... ¡no debió pasar!, ¡¿por qué lo hice?!, ¡¿qué es lo que me ocurre?!, ¡yo la amo! No puedo creer que haya cometido otra vez el mismo error. No tengo perdón.>>
También se reprende mentalmente, pero quiere gritarlo a los cuatro vientos, quiere que alguien, que no sea Monstruo, sea capaz de responderle a esas interrogantes que ahora lo torturan, ya que él, cautivo por el miedo y por la negación, no quiere hacerlo por sí mismo. No quiere investigar más a fondo esos sentimientos que tiene ahora hacia la chica sol. No quiere saber del todo... su propia opinión respecto a eso.
Teme descubrir que sea algo más fuerte que sólo la ternura que le transmite su débil y dulce mirada llena de luz azul. Teme descubrir que su corazón también está reviviendo, por alguien que no es Marissa.