Monstruo

Capitulo 23


 




















 

Mis ojos no dejan de pasearse en todos lados, mi mano sostiene un vaso de plástico con refresco y esta no deja de temblar. Trato de respirar profundamente para controlar a la ola de nervios que llena a mis adentros en éste momento, pero me resulta un poco imposible controlarlo como deseo.  La música pop no deja de sonar por toda la casa, y, apesar de la buena vibra que emana... no me resulta suficiente para contagiarme de su buena vibra.

<<No quiero estar aquí...

No me siento cómoda..

Quiero irme.>>

Soy cobarde, lo sé. La verdad me avergüenzo de mí misma al reaccionar de esta manera y al querer sucumbir al deseo de salir corriendo por la entrada principal..., pero la verdad ya no soporto a la tensión y a los miles de sentimientos estúpidos que ahora no dejan de torturarme a mí y a mi corazón frágil. No tengo las fuerzas ni el valor para seguir estando en el mismo lugar donde también se encuentra él. No sé lo que me pasa, no estoy completamente segura de si esta ansiedad es provocada por la mera presencia de Hunter y que eso me conlleve a buscar valor para enfrentar o ignorar la extraña e incómoda situación que nos ha venido envolviendo últimamente..., pero, de lo único que estoy segura, es de que ahora me siento mal y presionada al mantenerme aquí.

Los chicos decidieron venir a la casa de Martín después de jugar en el centro comercial. Martín fue el que lo propuso y ninguno se negó a seguirlo. Brandon, Lucas, Lindsey, Eliza, Olivier y... Hunter, han empezado con una pequeña fiesta donde no han parado de reír, contar anécdotas, bailar, cantar canciones ochenteras con el karaoke y... beber. Sobre todo beber. Desde que llegaron se activaron para armarlo todo, ahora la mayoría de ellos ya lucen muy pasados y para ser sincera... eso ya me preocupó. No me gusta este tipo de descontrol, y no me refiero a odiar las convivencias entre amigos, y mucho menos me quiero dejar ver cómo una amargada aguafiestas pero a lo que me refiero... es que me da aún un poco de desconfianza la gente alcoholizada. Lo sé, estoy siendo paranoica con estos chicos tontos que no parecen lastimar a una mosca, pero cómo lo había mencionado antes... aún no estoy bien con ciertas cosas. Aún existen ciertas inseguridades en mí y el monstruo de la cobardía no deja de traerme varias memorias respecto a mi infierno pasado.

Hombres alcoholizados.

Perdiendo el control conmigo.

Tomándome peor que a un trapo.

Soportando su asqueroso olor y dolor al someterme de tal salvaje manera.

Las risas de mis amigos son lo que me traen de vuelta al aquí y regreso desorientada de mi oscuro armario de memorias para detallar mi alrededor con pobre disimulo. Suspiro al darme cuenta de que sigo sola en la cocina. Sí, desde que llegué me vine a refugiar aquí, no podía estar en la misma habitación que él. Ya me había puesto muy nerviosa e incómoda hace rato cuando jugábamos bolos en Fun-star. Hunter no dejaba de mirarme. De hecho esta vez me inquietó mucho más que las oportunidades anteriores y no... No eran miradas perversas. Tampoco divertidas o cínicas...

Esta vez me veía con odio puro.

Lo sentí, lo ví en sus hipnotizantes ojos dorados profundos. No hicieron falta palabras para hacerme saber de todo el resentimiento que aún me tiene por ese mal entendido. Estoy segura de que aún no se le ha quitado de la cabeza la idea de que yo soy una encubierta que lo investiga para Julia por el caso de... Marissa.

No quiero pensar o tratar de adivinar qué más sospecha de mí, pero estoy segura de que ya ha de ser lo peor. Sin embargo... si estuviera tan convencido de esas sospechas..., me resulta extraño el hecho de que ni siquiera haya querido convencer a Lindsey de eso para alejarla de mí, si es que se cree en un verdadero peligro conmigo. Es extraño que sólo haya preferido alejarse y eso me deja con más dudas y con una impotencia difícil de soportar dentro de mí porque... eso quiere decir que de todos modos me quiere lejos.

Ahora tampoco luce contento estando aquí... pero los chicos nos suplicaron a los dos para que viniéramos también. Él parece manejarlo mejor que yo, sin embargo, pues lo he visto tranquilo, bebiendo con sus amigos. Me ha sorprendido verlo conviviendo con alguien que no sea Martín sólamente. Ese chico Olivier con el que ahora está se ve serio como él, pero sin embargo se ha portado amable. Es al único que le ha puesto atención Hunter desde que llegamos y sí, sé que yo estoy siendo la ridícula porque ni siquiera me ha puesto atención a mí aquí. (Creo que eso es gracias a que no he salido de la cocina), pero no quiero bajar la guardia, menos ahora que los he visto beber tanto y, apesar de que Hunter aún luce consciente... no quiero arriesgarme a alterarlo de ninguna manera con mi presencia.

Tuve suficiente con lo que pasó la última vez que lo encontré ebrio afuera de la fiesta.

Ya sé cómo se pone cuando bebe y no quiero que se atreva a hacer una escena aquí... frente a su hermana.

—¡Maddie! ¡¿Pero qué haces aquí?! La diversión está afuera.—Lindsey ha entrado a la cocina de la mano de Eliza.

Todos mis sentidos se ponen en alerta al ver que me han descubierto. Diablos, qué vergüenza, y que mala suerte. No quiero que me obliguen a salir, aún temo de lo que pueda pasar con ese chico ahí.

No le tengo miedo a él... sino a lo que yo pueda causar en él. Enfrentadolo en el mismo espacio.

Lindsey y Eliza están peor que antes. Ambas cargando una botella de cerveza en las manos. No dejan de tambalearse y sonreír extraño.

— ¡Anda, Madd! ¡¿Qué es lo que pasa?!

—  ¿Por qué no quieres salir?—  ambas me preguntan, apenas yo logrando a entender lo que dicen por la música alta que resuena desde afuera y que lo opaca todo, y también por la inestabilidad de sus voces desorientadas por el alcohol.




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