Monstruo

Capitulo 24


 




















 

La oscuridad es mi prisión ahora, empiezo a sentir que me ahogo dentro de ella, me arrastra y me sumerge hasta sus profundidades. Algo se siente incorrecto a mi alrededor y no sólo se lo atribuyo al gran vacío oscuro que en estos tensos y extraños segundos me rodea.

Mi cuerpo no para de temblar, un nudo en mi garganta ha aparecido y se ha reforzado con potencia, hasta hacerme sentir asfixiada e impotente. Es demasiado. Mis piernas empiezan a sentirse débiles, pronto pierdo el equilibrio y no encuentro nada para poder sostenerme. Aún no puedo ver ni una silueta, pero eso no es lo que me desespera...

De pronto... me doy cuenta de que tengo algo en las manos. Algo un poco pesado y grande...

Qué extraño...

¿Qué es esto?, ¿cuándo apareció?

No puedo con el peso así que me rindo hasta el suelo. Trato de tomarlo con cuidado y... algo dentro de mí se retuerce ante una extraña familiaridad.

Oh Dios...

No es posible...

Dios mío...

Empiezo a negar débilmente, las lágrimas escapando en anticipación de mí. De pronto me siento golpeada por un poderoso dolor que ha llegado a atormentar a mi corazón. No puedo con este golpe demoledor. No puedo cargar con mi existencia ahora...

Sigo sin poder ver nada pero con una mano libre y temblorosa logro apartar el manto del peso... que aún sostengo. Estaba envuelto y cuando logro destaparlo... una gran luz clara y potente encima de mí, que no tengo idea de dónde proviene, aparece de pronto... para iluminar su rostro. Todo dentro de mí se destroza al verlo y de inmediato llego al quiebre. Lo sostengo contra mí, derramando más lágrimas y mi voz empieza a gritar su nombre con tono desgarrador.

No, no puedo contra esto...

No de nuevo.

Su cuerpo entre mis brazos es arrullado con fuerza, anhelo y dolor. Mi mentón descansado encima de su cabeza. Jamás creí volverlo a tener conmigo de esta manera, pero ahora no puedo contra esto. Es más de lo que puedo soportar y lo único que me importa es poder desahogar todo el dolor que dejó en mí con su injusta partida y que aún me atormenta cómo si fuese el peor de los monstruos.

¿Por qué te fuiste? ¿Por qué?—le pregunto al viento entre mi llanto incesante, pues sé, de todos modos, que él ya no podrá contestarme—¿Por qué no te quedaste conmigo? Aún te necesito, aún lo hago.

Me alejo para darle un pequeño beso a su cabeza. Su mirada... luce en paz, limpia, pura... pero eso no me hace sentir tranquila.

Quiero ver sus ojos abiertos.

Quiero verlos mirarme de nuevo...

Te amo. Nunca dejaré de hacerlo. Nunca.

Y permanezco así... arrullandolo entre mis brazos por un buen rato, cómo solía hacerlo antes. La luz encima de mí y la cuál sigue iluminando su hermoso rostro apagado... empieza a desvanecerse de a poco. Abro mis ojos al percatarme de eso y mi corazón se estruja al verlo... desvaneciéndose también en mis brazos.

No...—niego débilmente, mi voz ha sonado ahogada. El nudo se refuerza en mi garganta al ver cómo todo él... empieza a transparentarse—. No te vayas, n-no... Por favor...

Pero no puedo hacer nada cuando cada parte de él empieza a desaparecer... cómo si fuera una ilusión. Cuando se va completamente... sólo me quedo en mi misma posición, recostada en un rincón, mis manos aún no paran de temblar y mi corazón no deja de doler.

La luz encima de mí... sigue haciéndose más pequeña y más débil. Ya casi luce apagada, de nuevo regresandome a una fría oscuridad.

Se fue...

"Maddie... entiende que él ya lo había hecho. Ya no puede volver. Ya no puede quedarse."

Recordar y volver de golpe a esa dura realidad... es cómo sentir mil puñaladas en mi corazón.

No...

"Ya no puede volver y tú tienes que buscar tu propia luz que te guíe fuera de esta oscuridad porque la de él ya se fue. Ya no puede volver, ya no te pertenece... Tienes que aprender a seguir sin él y sin esa luz o la oscuridad te consumirá."

Mis ojos se abren de golpe y lo primero que logro contemplar es al enorme techo de madera que está encima de mí. Mi habitación aún está a oscuras y eso me ayuda a corroborar que aún no ha amanecido.

Trago grueso, un nudo en mi garganta encuentro al hacerlo. Me incorporo sobre mi colchón y después tallo mi rostro. Mis manos notando una extraña humedad en mis mejillas. No tardo para descubrir que seguía derramando lágrimas.

Suspiro, bajando mi mirada y tomando mi rostro después con mis manos.

Odio esto...

Odio seguir así...

Odio todo lo que siento y más odio reprimirlo cuando sé que con eso sólo sigo haciéndome daño, pero también soy consciente de que es lo mejor. Al menos por ahora. También tengo entendido que... tal vez estoy siendo injusta y irrespetuosa con su memoria al ocultarlo, pero no lo haría si no lo creyera necesario. Esto sólo tiene que ver con nosotros, y nadie, además de Julia... tiene derecho a indagar en ello.

En él...

Porque esto es diferente, es grave y es... mío, sólo mío. Sólo mi dolor y no quiero que nadie más lo manche con su indiferencia o con su falta de comprensión. No me importa tanto ya el cómo lleguen a juzgarme si llegan a descubrirlo... pero lo que no quiero... es que lo ofendan a él con su morbo y con su lástima. No, claro que no voy a permitir eso.

No importa que nadie llegue a confiar en mí del todo.

No importa si me creen una peligrosa desconocida y lleguen a pensar lo peor.

Esto no lo debe saber nadie, jamás.

Lo juro.

No permitiré...


 

 

— ¿Has seguido entonces mi consejo?, ¿te has integrado a un taller o alguna clase de deporte?




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