— Gracias por traerme, Roger.
— Con gusto, Maddie. Por favor ten cuidado.
Asiento, dedicándole una sonrisa al amable sujeto y compañero policía de Julia, que siempre me trae y me lleva a la escuela. Es un gran tipo, algo reservado, pero es muy atento y se ha ganado mi completa confianza. En esta ocasión me ha traído de la casa de Eliza, sé que ya es muy tarde, ya oscureció, pero mi amiga necesitaba ayuda. Se había quedado sola con sus cuatro hermanos pequeños y me pidió apoyo para poder cuidarlos.
Realmente esos niños me agotaron, son unos verdaderos diablillos, pero aún así la pasé muy bien. Fue una noche divertida gracias a ellos, además me encantan los niños. Julia no podía llevarme, pues tenía algo pendiente que resolver con su colega Estrada, así que fue por eso que Roger me hizo ese favor.
Ambos están planeando un operativo contra John...
No quiso explicarme mucho al respecto, pero parece ser muy complejo y también arriesgado. Sólo ruego al cielo y a mis ángeles que están ahí... que todo salga bien, y que logren realizarlo con éxito.
— Nos vemos mañana. También ten cuidado.
Después de quitarme el cinturón de seguridad, abro la puerta del auto y bajo de éste. Me despido de Roger y luego veo cómo el auto se aleja hasta desaparecer de la calle. Estoy a punto de empujar la reja de la entrada cuando de pronto algo capta mi atención...
¿Es la sirena de una ambulancia?
Bajo de la acera y al investigar a mi alrededor corroboro que efectivamente se acerca una ambulancia. Entra a esta calle y después se estaciona cerca de una de las casas de en frente. Algo dentro de mí se alarma al ver que se trata de la casa de... Kevin.
Oh no...
¿Le habrá ocurrido algo a ese dulce niño?
Miro como varios vecinos se acercan ahí, creando un gran escándalo. No dejan de hablar. Algunos lucen alterados y otros curiosos. Guiada por un sentimiento tormentoso dentro de mí, decido dirigirme también hacia ahí. Al llegar todo se vuelve más caótico. Entre tanta gente obstruyendo y tantas voces resonando, no puedo distinguir nada. No me gusta nada las miradas de preocupación que tienen algunos. No los conozco muy bien, son mis vecinos todos, pero nunca me he atrevido a convivir más con ellos, mucho menos después de lo que me contó Julia al respecto de cómo la señalaban varios de ellos.
Se podría decir que es sólo con Kevin con el único que me he atrevido a hablar. Ese niño me cautivó desde el primer momento en el que lo ví. Él me recuerda tanto a mi ángel. Quizá sea eso por lo que siempre me ha preocupado tanto.
— Oh por Dios...
— Esa mujer está loca.
— No puedo creer que esta vez se haya atrevido a tanto.
Escucho los murmullos de algunas personas que yacen a mi alrededor. No tengo idea aún de lo que habrá ocurrido, pero eso ya me puso de nervios. Veo cómo después los paramédicos se dirigen a los adentros de la casa, acompañados de una mujer de bata y cabello rubio que ahora luce muy alterada y que, parece, no deja de decirle cosas a los hombres. Desde aquí y gracias a la muchedumbre, no puedo obtener nada claro, pero el hecho de que haya tenido que venir una ambulancia hasta aquí, más sumado al pánico colectivo, es lo suficiente para hacerme temer de algo grave.
— ¿Crees que lo haya matado?
— Dios, ¡cierra la boca!
— ¿Creen que el pequeño...?—
— ¿Qué hay con Kevin? — intervengo después porque sus palabras ya me hicieron entrar en pánico. Las mujeres se miran, inseguras.
— Escuchamos que los señores de esa casa estaban discutiendo fuertemente— Una de ellas me empieza a explicar —. Mi hermana y yo nos alteramos cuando empezamos a escuchar gritos después, y seguido de eso, el sonido de cosas quebrándose pero no estamos seguras de...—
— ¿Qué? ¡Por favor hablen!— no puedo evitar exigir, alterada. Las miradas de las señoras frente a mí se vuelven más preocupantes.
La mujer canosa que habló previamente suspira, antes de continuar:— La mujer atacó a alguien ahí dentro... pero no sabemos si se trata del niño, de su hermano o de su esposo... Dejamos de escuchar escándalo desde hace ya más de treinta minutos.
Niego, sintiendo cómo todo mi cuerpo empieza a temblar.
Kevin...
Sin pensarlo me alejo de las señoras e intento pasar entre las personas que aún yacen creando un gran alboroto en el jardín, pero algunos intentan detenerme. Sin embargo trato de luchar contra ellos. Mi desesperación crece al ver que los paramédicos empiezan a sacar en camillas a alguien.
Oh no...
— ¡Jovencita, espera!
— ¡No puede pasar, señorita!
— ¡Sueltenme! ¡Déjenme ahora!— forcejeo contra dos chicos y un paramédico, pero ellos son más fuertes. Logran aprisionarme con gran facilidad. Mi angustia se incrementa al ver a la persona que llevan en la camilla...
Es su padre... y está empapado de sangre.
Dios...
¿Qué fue lo que ocurrió?
— ¡Kevin! Por favor, sólo necesito...— detengo mis palabras y mi lucha contra los agarres de esos hombres al percatarme que sale el hermano del niño, creo que se llama Cameron.
Me quedo helada al darme cuenta de la sangre que también lo cubre, viene acompañado de un paramédico, el cual lo sostiene y le ayuda a caminar fuera de su residencia. El chico sosteniendo un pañuelo en su ojo, también está lleno de sangre.
¿Pero qué demonios pasó aquí?
— Todo estará bien, muchacho. Tu padre y tú estarán bien, tranquilo.
— ¡Cameron! — logro llamar la atención de él y el paramédico después. Hago uso de mis fuerzas para soltarme de un tirón y correr lejos de las personas que me sostenían.
Logro llegar a él, verlo de cerca así... hace que se me revuelva el estómago. El paramédico trata de alejarme pero el chico se lo impide con una suplica.
— Señorita Johnson...—
— Por favor dime dónde está Kevin, por favor...— suplico, mi voz quebrándose por los nervios. Él sólo niega, aún sosteniendo ese pañuelo sobre su ojo.