Capitulo 37


 

— Te odio.

— ¡No es para tanto!

— ¿No es para tanto? A ver, según somos amigas... ¿Y nunca consideraste el contarme lo que pasaba contigo y con McCall?

Los ojos de la chica indignada que se encuentra frente a mí, me miran con enfado ahora, pero ni con eso logra lucir intimidante. Es una chica con una mirada tan dulce, y, aunque sus ojos grises sean algo tan impresionante de ver... ella no puede lucir cómo alguien hostil.

—¡Las amigas hasta se deben contar si te metió la lengua en su primer beso y tú ni eso me has querido decir!

La miro, horrorizada, y después suelto una carcajada. Me alejo de ella para ir por las palomitas que dejé hace un momento en el microondas y, luego de depositarlas dentro de un tazón, le hago una seña a Sarah para que me siga a la sala. Ella lo hace, llevando el resto de la comida que preparamos para ver el maratón de películas de navidad. Quiero echarme a reír al darle un vistazo por encima de mi hombro, pues su mirada de niña molesta aún me sigue mostrando.

Sí, ella de verdad lo está porque apenas le enteré del extraño rollo que tengo con Hunter. Ni siquiera yo misma lo entiendo, bueno, es decir... ambos nos hemos estado llevando muy bien, cómo nunca antes lo hemos hecho. Hemos sido honestos con lo que sentimos, hemos correspondido a ello y lo hemos disfrutado, o, al menos... eso es lo que yo puedo asegurar por mí de que así ha sido. Jamás me había sentido de esta manera, pero desde que le confesé todo... ambos hemos estado más unidos. Sin embargo, ninguno ha puesto una etiqueta a lo que tenemos ahora, y la verdad, eso es lo que menos me ha preocupado.

Hunter ha sido tan tierno, tan dulce... que parece otro. Han pasado dos días desde que la bomba explotó, desde que él me encontró en Campos Verdes y descubrió lo de mi hijo, y, desde entonces... no me ha dejado sola. Ha dejado de temerme, ya no se aleja ni me evita cómo antes. Todo el tiempo que está conmigo me besa, me abraza y me recuerda que me ama, que nunca dejó de hacerlo a pesar de sus sospechas.

Nos amamos, es de eso de lo que tratamos de disfrutar ahora y me parece más que suficiente, un sueño hecho realidad, pues con él... ya no tengo miedo. Es maravilloso todo lo que me hace sentir, la emoción, la felicidad. No sé si pueda morir de amor, pero últimamente he estado tan llena de ello... que siento que en cualquier momento voy a explotar.

Estoy feliz...

Estoy tranquila...

Estoy por fin en mi hogar.

Lucas, Brandon, Lindsey, Sarah y Martín, son los únicos que saben al respecto. Obvio que todos ellos nos bombardearon de preguntas el día que nos vieron llegar juntos al restaurante. Brandon y Lucas fueron los más ansiosos por saber, pues ambos no creían en el hecho de vernos juntos... de esa manera tan cariñosa. Al menos no se crearon otras conclusiones basadas en los absurdos rumores que antes creían de Hunter por lo que había pasado con su ex novia... pero sí pensaban que se trataba de alguna broma de mal gusto, pues para ellos fue demasiado ver a Hunter ahí... conmigo, actuando de esa forma tan dulce, sonriendo, bromeando, conviviendo de nuevo. Alegre, feliz. Fue cómo un milagro.

Es un milagro.

Y es por eso que aún no puedo creerlo...

Hace días me encontraba hundida en el dolor, hace días lo único que hacía era llorar por mi hijo, aún lo hago, pero al menos ya no me siento tan sola, no con él. Se queda conmigo, me ayuda a desahogarme, se queda ahí para ser mi soporte, para escucharme hablar de él. Lo he asimilado mejor y al recordar a mi pequeño..  mi corazón duele menos si la mano de Hunter se encuentra sosteniendo la mía, y si su voz me dice que todo estará bien. Que él ya está bien y que nosotros también lo vamos a estar porque tenemos a angeles que nos resguardan y que están esperando a que sigamos dando pasos.

Es nuestra misión para los que nos quedamos.

Es nuestra oportunidad y debemos aprovecharla lo mejor que podamos, por los que no pudieron hacerlo. Debemos... seguir investigando, tal vez haya un hermoso tesoro esperando a que lo encontremos.

"— No creía en las terapias, pensé que todas serían igual de inútiles cómo las que me daba la señorita Sullivan. Sin embargo... he encontrado ayuda, una muy buena. Una que me ha enseñado que no todo está perdido, que aún puedo tener potencial y que, apesar de que mucha gente ya no crea en mí ahora...  lo importante no es eso, si no lo que yo crea de mí, lo que yo sé que puedo hacer. Y lo que quiero ahora... es volver, es no cometer el mismo error, es... regresar a lo que me hizo alguna vez feliz y una de esas cosas... eres tú. Ya no puedo vivir sin tu luz, mi sol. Te amo y trataré de ayudarte para que ella no se extinga."
 

Recordar el momento cuando lo tuve de frente, diciéndome esas palabras, tomando mi rostro con sus manos enguantadas y con sus ojos oscuros puestos fijos en mí... me incita a sonreír y miles de sensaciones maravillosas se crean dentro de mí, hasta hacerme sentir emocionada, maravillada, amada, reconfortada, feliz...

Sí, por fin podría decir... que me siento feliz.

Sarah a mi lado en el sillón no se ha cansado de reprocharme el porqué no le conté antes lo de Hunter. Al menos ella lo tomado bien y lo único por lo que finge estar molesta es porque según para ella me ví muy egoísta guardarme mis extraños encuentros con el hermano de Lindsey. Ella también se sorprendió mucho de al fin vernos juntos, pero sólo eso. Al contrario de mis otros amigos... ella es la que ha reaccionado más que satisfecha.

— Jamás te lo perdonaré. Sí tenía mis sospechas pero esperaba que tú me dijeras que te gustaba o algo así.

Ruedo los ojos y después le pongo play a la película que ya habíamos colocado en la dvd. Le paso el tazón de palomitas, ella me da esa mirada de niña molesta de nuevo y después las toma. No deja de mirarme con ojos entrecerrados, mientras se mete un puñado de palomitas a la boca. Sus mejillas se inflan tanto y trato de hacer todo lo posible para no reír. Lo menos que quiero es que se moleste de verdad y de seguro lo hará si ve que todavía me burlo.