— Fue el mejor regalo de navidad que me han dado.
No ha dejado de decir eso en todo el rato, sólo le sonrío, empujando su hombro con mi mano. Seguimos recostados, uno al lado del otro.
Hago una mueca de culpabilidad, él me mira, alzando las cejas.
— Amm... Ese no fue tu regalo, tonto. — traté de sonar indignada pero terminé soltando una risa al último.
— ¿Ah, no?— luce confundido. Niego cómo respuesta.
— No... De hecho es una Fender Stratocaster blanca que he escondido debajo de mi cama.
— ¿De verdad?— suena más que emocionado y eso me hace sonreír, espero que de verdad le agrade. La guitarra es usada, se la compré al hermano de Lucas, me la dió a un buen precio pero es muy hermosa y está en excelentes condiciones — ¿La puedo ver ahora?
— Nop, tendrás que esperar hasta mañana ya que he arruinado la sorpresa.
Hace un puchero gracioso que me hace reír.
— Pero es mi regalo...
— Y no es el único. — me mira de nuevo, frunciendo el ceño. Suspiro —. Te daré el otro ahora... porque este es más especial y tengo que explicar algo al respecto.
La confusión se hace más notable en su rostro cuando me ve incorporarme sobre el colchón. Después estiro mi mano para alcanzar la manecilla de uno de mis cajones de mi cajonera que se encuentra al lado de mi cama. De él saco un pequeño papel doblado. Giro hacia Hunter y después lo miro, alzando las cejas juguetonamente. Él me sigue mirando con su cara de "¿Qué diablos...?"
Le entrego el papel. Él lo recibe, confundido. Le hago una seña para que lo desdoble y lo lea.
— No eres de esas niñitas cursis que dibuja corazones y escribe nuestros nombres dentro uno, ¿cierto?
— ¡Sólo ábrelo, tonto!
Finge mirarme con temor y después procede a leer lo que yace escrito en el papel. Sus ojos regresan a mí en poco tiempo.
— ¿Acaso es que por fin decidiste darme tu número telefónico? Es lindo de tu parte, pero muy tarde... Ya lo conseguí de su computadora.
— Ay, no, eso es... Espera... ¡¿Espíaste mi computadora?!
Me regala una mirada graciosamente culpable después. Ahora comprendo el cómo demonios pudo conseguir mi número de teléfono. Pensé que lo había conseguido de Lindsey o algo así. Jamás esperé que llegara tan lejos para algo así.
— Maldito...
Suelta una risa y después se acerca para besarme.
— Así también descubrí tu extraña obsesión por Bob esponja y por Miley Cyrus.
Abro la boca, indignada. Sí que es un cínico.
— Era mucha tentación, siempre dejabas la ventana abierta y a tu laptop ahí... Eres una descuidada niña, fácil pude haberla robado y...—
— Ya... Cierra la boca o más coraje me dará — alza sus manos en modo de defensa, sin dejar de sonreír cómo tonto. Suspiro y después le quito el papel que antes le dí—. Volviendo al tema... De verdad quiero que aproveches esto algún día.
— ¿Qué es?
Sonrío.
— Es... sólo el número de un caza talentos. Roger Vinton. ¿Te suena?
Sus ojos se abren hasta el tope, mi sonrisa se ensancha más. Parece que se va a desmayar.
— No... No es cierto, Madd. ¿Cómo lo...?—
— Julia tiene sus contactos. — lo interrumpo y después le guiño un ojo—. También es un regalo de ella para ti. Hace unos meses le envíamos unos de tus vídeos. Le encantaste.
Niega, sonriendo como nunca antes lo había visto.
— Es... este tipo formó parte de la carrera de Green Day, Limp Bizkit, Red, Ashley Simpson...—
— Tú también eres un grande. — le digo, porque es cierto, y porque no sólo yo he sido testigo de eso—. Podrás hacerlo... si así lo quieres. No es presión, pero s-si quieres... él estará dispuesto a darte una oportunidad cuando tú decidas contactarlo. No sólo por hacerle un favor a Julia, él de verdad amó tu estilo y tu voz pero si tú...—
— Ya cállate, me mareas. — dice, soltando una risa sonora y después me acerca de nuevo a él para estrujarme en un abrazo y besarme —. Te amo, te amo, te amo.
— Lo dices sólo porque te dí un buen regalo.
— Sí, fue por eso.
Suelto una carcajada y él comienza a besarme de nuevo. Su sonrisa me encanta, lo hace ver tan dulce, tan hermoso. La criatura más pura.
— Te prometo que lo consideraré... Esto... es increíble, pero quiero sentirme completamente listo para intentarlo. Tal vez me lleve un poco de tiempo.
— Es lo que tú decidas, amor. Sólo quería hacerte saber que puedes tener esta y mil oportunidades más, porque tienes un increíble talento. Soy consciente de que es la música lo que más amas y...—
— Error. Lo que más amo ahora es a ti. Niña tonta que no sabe espiar y que para el colmo se cae.
Me hace reír con eso último. Me había olvidado de la vez en la que me atreví a espiarlo en el salón de música. Él se encontraba tocando la guitarra, cantando también una hermosa canción de Billie Eilish. Mi torpeza hizo que me descubriera escuchándolo a escondidas, pues terminé cayendo al suelo, cuando la puerta de la cual yo yacía recargada, se abrió y me hizo perder el equilibrio.
Lo veo sonreír también y después se acurruca junto a mí, toma mi rostro con sus manos y empieza a besar mi frente. No deja de decirme que soy hermosa, que me ama... y que lo que acaba de pasar entre nosotros... es lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo.
— Tu regalo... está oculto en tu mochila de viaje. — dice, devolviéndome al aquí.
Frunzo mi ceño y después alzo la vista para mirar mi mochila, se encuentra junto a mi armario, cerca de las otras dos maletas que he hecho para el viaje que haré mañana.
— No lo veas hasta que te vayas. — dice y regreso mi mirada a él—. Es... una sorpresa.
— Está bien. Esperaré. — digo, rendida, y sintiéndome un poco entusiasmada por lo que habrá hecho para mí— ¿Es el nuevo disco de Miley?
— Si se tratara de música... créeme que te inculcaría algo muy diferente a eso. — se burla y lo miro, indignada. ¿Que les pasa a todos con Miley? —. Es algo... que te llenará el corazón.