Sarah.
'— Lo siento... No sabes cuánto. Todo este tiempo que he pasado sin saber de ti, ha sido una tortura, hija. Gracias por esto. Lo único que quería era oír tu voz de nuevo.'
Alejo el celular de mi oreja por un momento, las fuerzas se me van y el nudo que se ha creado dentro de mi garganta me impide el responderle algo al hombre que me vió crecer. La voz se me quebró desde que dije el primer hola, todo en mis adentros se volvió un desastre cuando lo escuché decir la primera oración...
No estaba lista...
Aún no me siento con el valor para enfrentar a mi padre, pero una parte de mí me dice que, ahora que he dado el primer paso, que fue el de llamarle, ya no tengo vuelta atrás. No hay por qué seguir siendo cobarde, y, bueno, no puedo seguir engañandome a mí misma.
Necesito tanto esto.
Lo necesito tanto a él.
'— Sarah, soy consciente de lo cruel e injusto que he sido contigo. Desde que te fuiste no sabes cómo lo he lamentado. Perdí a tu madre, pero no quería perderte a ti también cariño.'
'— Papá...—'
'— Por favor dame una segunda oportunidad. Te prometo hacer las cosas bien de ahora en adelante.'
El nudo toma más fuerza después de escuchar ese tono tan suplicante. No esperaba esto, de hecho no esperaba ni siquiera tener noticia de él, aunque moría por ello, por saber al menos cómo se encontraba. No había tenido el valor antes para buscarlo de nuevo. No después de haberlo dejado cómo lo hice...
Hace tres años que no sabía nada de él y, ahora gracias al gran gesto que ha tenido Maddie conmigo, es que pude volver a oírlo.
La relación con mi padre nunca fue así, nunca nos llevamos mal de hecho, pero todo cambió cuando mi madre murió de cáncer, hace cinco años. Yo tenía apenas doce años cuando la perdí. Me sentí tan vulnerable, tan perdida sin ella, y al momento de enfrentar tan grande pérdida... todo se volvió un infierno. Sabía que mi vida cambiaría y que yo... había perdido una gran parte de mí, pues mi madre era mi consejera, mi mejor amiga. La mujer más alegre y cariñosa que había conocido. Los tres éramos tan felices estando juntos, pero eso se acabó cuando se fue ella.
Mi padre la adoraba, ella era el amor de su vida, y, bueno... supongo que él nunca supo resignarse porque desde su muerte... él había enloquecido. Cambió por completo. Entró en una gran depresión, todo el tiempo estaba molesto, frustrado. Esperaba cualquier oportunidad para pelear conmigo, incluso llegó a culparme de la muerte de mi madre. Había perdido la razón, lo único que hacía era reclamarme por todo.
Sabía que estaba mal, traté muchas veces de comprenderlo y de no tomar enserio todos sus comentarios hirientes, pero un día ya no lo resistí. Sólo me hacía sentir peor, me hacía sentir culpable de verdad. Acababa de perder a la persona que más amaba.. ¿Acaso no se daba cuenta de que necesitaba a un padre? ¿Acaso no veía todo el dolor que ya sentía?
Dejó de ser el padre amoroso y alegre para transformarse en un ser amargado y lleno de rencor. Rencor hacia mí. Tal vez no sabía cómo desquitar tanta frustración, tal vez se sentía más vulnerable que yo, pero aún así era su hija. Yo no tenía culpa de ello, yo... lo único que quería era que pudiera salir adelante conmigo.
Las peleas con él era ya algo normal. Me criticaba por todo, sentía que le gustaba hacerme sentir mal o inferior. Empecé a sentir rencor también. Fue a los catorce años que conocí a Dereck. Se mudó al lado de donde yo vivía con mi papá. Un día mi padre, cabreado del alto volumen de la música que él tenía en su casa, me envió para pedirle que le bajara. No quería hacerlo pero sabía que si no iba yo, mi padre lo haría y se armaría un escándalo en la calle con ambos. Así que, indignada, fuí a donde yacía el escándalo de Dereck.
Aún recuerdo la primera pelea infantil y ridícula que tuve con él ese día. La discusión terminó cuando le dije que era un imbécil y me giré para volver a casa. Al día siguiente había encontrado una rosa roja afuera de mi puerta, con una nota que decía.
"Lo siento, el imbécil actúa más imbécil cuando está ante la presencia de chicas bonitas cómo tú.
Prometo no subir tanto la música de ahora en adelante.
Por cierto, para que dejes de decirme "imbécil", quiero aclararte que mi nombre es Dereck. :)"
Después de leer su nota me sentí extrañamente emocionada, jamás nadie había tenido un detalle así conmigo. Desde ese día empezó a enviarme más y más rosas, hasta que me animé a enfrentarlo. Le pregunté el porqué la insistencia con las rosas, bueno, esa fue una excusa para acercarme a él de nuevo. Empecé a visitarlo seguido, salíamos a dar vueltas por el vecindario, sólo las veces en las que él tenía tiempo libre porque en ese entonces estaba más involucrado en el mundo del boxeo. Eso me explicó el porqué de su cuerpo tan trabajado, pero no fue lo primero que me llamó la atención de él.
Sus ojos, verde esmeralda y su fachada de chico malo fue lo que realmente me hicieron darme cuenta de que también me sentía atraída hacia él. Me habían gustado algunos chicos de mi escuela, pero ninguno se comparaba con el hombre impresionante que era mi vecino. Era misterioso, era cautivador y el tiempo que estuvimos conociéndonos... se portó cómo todo un caballero. Me sentí en un cuento de hadas, jamás nadie me había cuidado y tratado tan dulce cómo él. Así que..., cansada de los tratos de mi padre y, convencida de que me había enamorado completamente de Dereck, decidí escapar con él. Lo ví tan fácil. Decidí hacerlo porque creí que con él las cosas cambiarían, y qué equivocada estaba.
Lamenté tanto haber abandonado a mi padre.
Estaba desesperada, sentí que él nunca me comprendería, que jamás volvería a darme el cariño que yo pedía a gritos porque me sentía tan sola, tan falta de apoyo y de consuelo, pues él ni siquiera me abrazó después de despedir a mamá en la tumba y con Dereck... todo era tan diferente. Caí cómo la niña estúpida que era y que tal vez... aún sigo siendo, porque, apesar de todo lo que me ha hecho... no he podido dejar de quererlo.