Mi boda es hoy y mi prometido acaba de fallecer hace dos horas.
Sonará extraño pero así es. Resulta que salió a hacer su rutina de ejercicio, pero ya no volvió.
Un carro lo atropelló y después de unas horas el murió.
Ahora estoy aquí vestida de novia, todos tratan de consolarme, yo no sé cómo reaccionar. No sé si llorar, solo me quedo muda y sin reaccionar.
Todos los amigos de Luis (mi prometido) se la pasan hablando de lo bueno que fue y de todos los buenos momentos. Lo alaban.
Llego a mi casa, mis padres están conmigo y no me quieren dejar sola.
Les digo que no se preocupen y ellos insisten, después de decirles una vez mas que me dejen sola ellos deciden irse pero no sin antes decirme que les marque si necesito algo...
Veo la casa en donde vivimos dos años juntos, entro a la recámara y veo un pedazo de madera quebrada... él me prometió arreglarla y ya no lo podrá hacer. Paso a la cocina donde me enseñó a preparar su comida favorita, llego a la mesa, a su asiento favorito, donde siempre estaba sentado esperando a que cenaramos... volteo la mirada y veo los retratos en donde éramos "felices".
¡MALDITO SEAS LUIS!
Grito mientras aviento todos los retratos, ¡¡¡maldito seas!!!.
¡Porque para todos eras bueno pero nunca supieron el infierno en el que yo vivía!.
Volteo a ver la madera destrozada donde tú me golpeaste y yo caí, ¡por eso se destrozó!.
Paso a la cocina, el lugar donde me enseñaste a golpes que así no se cocinaba y llego a tu silla favorita donde no podía sentarme y cuando lo intenté casi me rompes una pierna, ya no aguantaba y esta mañana me tiraste el café caliente encima y me dejaste claro que si no era tuya no era de nadie más.
Y así saliste a correr a la calle, se te había olvidado la llave del carro en tu chaqueta, yo la tomé.
Saqué el coche y me dirigí a la calle, fue fácil acabar contigo...