Monstruos Y Sombras, El Rey Elfo

Marshell

Balder y yo regresamos a la habitación. Aquel mensaje seguía presente en mi mente.

_Olvídate de ese mensaje _dijo Balder_. Estoy seguro de que Ivar dará con el culpable. 
_Si no lo dudo, pero me parece muy extraño el hecho de que la letra no coincida con la de ninguno de los del palacio.

Continuamos hablando hasta que vi la puerta de la habitación y me detuve. Balder me miró.

_¿Te ocurre algo? 
_Esa puerta se abrió sola cuando vine a por el libro. 
_¿Ah, sí? _dijo Balder acercándose a ella y observándola_. No sé, tal vez le falle el cierre, la puerta es vieja. 
_Y yo estoy histérico _dije con una sonrisa. 
_No te juzgo, si me hubiera ocurrido a mí también me habría asustado.

Entramos en la habitación.

_Que frío hace aquí ¿no? _dije encogiéndome. 
_Cierto, no la recordaba tan fría _dijo Balder mientras abría un armario que había al final de la habitación.

Sacó dos mantas y me dio una.

_Que duermas bien _dijo con una sonrisa.

Yo miré la manta y luego al elfo oscuro.

_Nunca he llegado a sospechar de ti_ le dije.

Él se volvió y me miró.

_En lo del libro, jamás pensé en ti_le aclare. 
_Jamás te habría hecho nada así, mi deber es cuidar de ti, protegerte, estoy aquí para enseñarte. 
_Eso no es cierto, llevo aquí un tiempo, sabes de sobra que puedo adaptarme... 
_Claro, por eso te tiene desquiciado ese mensaje. 
_Balder, ¿tú lo has visto? 
_Sí, la letra es pequeña, estoy seguro de que quien lo ha escrito no se siente seguro consigo mismo. 
_¡Eso es! Balder, eres un genio. 
_¿A sí? Mi padre me decía que no servía para nada. 
_Pues acabas de resolver un gran problema _dije abrazando lo.

Entonces oí que gemía. Yo lo miré.

_¿Estás bien? 
_Sí, pero necesito sentarme un momento _dijo mientras se sentaba en su cama a la vez que ponía las manos sobre su vientre.

Me senté a su lado.

_Balder, ¿qué te ocurre? 
_Nada, lo que pasa cuando vives entre elfos oscuros.

Yo lo miré.

_¿Una herida? 
_Más o menos. 
_¿Te duele? 
_Sólo a veces, si me golpean en el sitio... 
_Lo siento, menuda puntería.

Balder se rió.

_A sido buena, has dado justo en el sitio. 
_Pero, ¿qué es exactamente?

Balder inclinó la cabeza hacia un lado dejando que su larga melena blanca cayera hasta el colchón.

_Pues fue un día que salí de patrulla por el bosque, cuando aún vivía en la corte de mi padre. Iríamos unos tres o cuatro elfos. Tuvimos la mala suerte de encontrar un grupo de trasgos, no suelen rondar por allí, y menos por el día, pero aquel estaban allí. Nos distraímos un momento y cuando nos vinimos a dar cuenta los teníamos encima. Hubo una pelea en la cual me dispararon una flecha. Se me clavó un poco por encima de la cadera. Tal vez si hubiera regresado a la fortaleza en lugar de partir la saeta todo hubiera sido muy diferente. Si no hubiera peleado tal vez la punta no se habría desplazado y me la habrían podido sacar. Pero... Los elfos oscuros... Mi padre me habría considerado un cobarde, entonces se podría decir que no tenía otra opción. 
_Yo no te considero un cobarde.

Balder me miró.

_Mejor vamos a dormir.

Yo asenti.

_Parecía acomplejado_dijo el médico. 
_Herido_lo corregí _. En verdad, el era un guerrero formidable. No había quien pudiera con él en la batalla_ dije sin poder contener una sonrisa al recordar a mi gran amigo. 
_Debió ser un personaje importante en el reino . 
_Era quien dirigía la milicia y guardia personal del rey. 
_Y... Cambiando de tema... ¿Qué ocurrió al final con aquel mensaje? 
_La situación empeoró. Comenzaron a ocurrir cosas extrañas, muy extrañas, cosas a las que no se les podía dar una explicación. Ahora, con más mundo vivido, me atrevería a decir que allí había una presencia. 
_¿Una presencia? 
_Una oscura, un... Yo creo que demoníaca, pero entonces no sabíamos nada de ése tema. 
_¿Y qué ocurrió? 
_Pagamos el precio por nuestra ignorancia, un precio muy alto.

Ivar estaba sentado en la sala central, escribía en su libro. Me senté junto a él y miré a sus hijos que jugaban en medio de la sala, delante de la chimenea encendida. Recuerdo que un escalofrío recorrió mi cuerpo en aquel momento. Miré lo que Ivar escribía. De repente vi que su mano se movía a una velocidad vertiginosa, entonces vi que Ivar soltaba la pluma asustado y ésta continuó escribiendo sola hasta que fue arrojada a la frente de Orion. El niño empezó a llorar. Ivar fue con él y lo abrazó.

_Mi pequeño, ¿estás bien?

Orion hundió la cara en el traje de Ivar. 
Yo cogí el libro.

_Pero ¿qué ha sido eso? _exclamó enfadado.

Me quedé estupefacto al ver lo que había escrito.

_Ivar, creo que deberías ver esto.

Él se acercó. Se sentó a mi lado y cogió el libro. 
Había un mensaje similar al mío, solo que no lo amenazaba a él, si no que amenazaba con hacer daño a su familia. Pude ver la angustia que sentía en aquel momento, pero nada como la que puso al pasar la página donde aparecía un dibujo donde su mujer y sus hijos colgaban del techo con una soga al cuello. "Lo divertido es que serás tú quien lo haga" ponía bajo aquella espantosa escena. Bajo aquella nota aparecía el nombre de Marshell. Ivar cerró el libro y permaneció un momento mirando a la nada. 
Yo puse mi mano sobre su hombro.

_¿Estás bien?



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En el texto hay: elfos, demonios, dragones

Editado: 11.10.2020

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