Monstruos Y Sombras, El Rey Elfo

Sentenciados

NARRADO POR EL DOCTOR

La noche había llegado acompañada por un fuerte lluvia. En aquel momento me encontraba sentado en una de las mesas del local en el que habíamos quedado Hassin y yo para las ocho. Ya se retrasaba un cuarto de hora y yo ya iba por la segunda copa. 
Dirigí una mirada más a través del cristal de la ventana, hacia la calle desierta iluminada únicamente por la farola de la calle de enfrente. En aquella ocasión distingui una esbelta figura masculina bajo la luz de la farola, ataviada con un abrigo oscuro, pero ni rastro de Hassin. 
Dejé escapar un suspiro de aburrimiento mientras cerraba los ojos a penas un par de minutos. 
El sonido de una voz me hizo abrirlos.

_¿Doctor Abaid? _ preguntó.

Era una voz masculina, sin duda, pero dulce a la vez, con la tonalidad que suelen emplear las personas más cultas y educadas, y con un extraño acento que no supe identificar en aquel momento.

Alcé la mirada para poder contemplar al dueño de aquella voz, y me encontré con la misteriosa figura del abrigo negro con capucha que hacía un instante estaba al otro lado de la calle. 
La lluvia lo había empapado por completo, hasta los mechones dorados que sobresalían de su capucha goteaban.

_Sí, soy yo_ dije sin poder menguar la extrañeza con la que lo miraba. 
_Por fin_ dijo sentándose sin más en el sitio de enfrente_, le he estado buscando, necesito hablar con usted, bueno, en realidad, quería pedirle un favor.

Me resultó de lo más extraño aquel hombre, no lo había visto en mi vida, o al menos no lo reconocía, y sin embargo él sí me conocía a mí, es más, tenía la suficiente confianza como para pedirme un favor.

Pensé un momento mis siguientes palabras, finalmente opté por informarme al menos del favor.

_¿De qué se trata? ¿Le apetece tomar algo? 
_No, gracias _dijo mientras se removía un poco en su asiento, como buscando algo_. ¿Conoce a un tal Baldwin Narssyl?

Asentí.

_Sí, es paciente mío. 
_Necesito que le de esto_ dijo dejando una caja plateada sobre la mesa.

La observé con curiosidad.

_¿Qué es? 
_Son sólo unos libros que me pidió. 
_Tengo que asegurarme, comprendelo, no puedo arriesgarme a que haya algo oculto entre ellos que pueda servir como arma o algo similar.

Él extraño hombre alzó la mirada hasta la mía, clavando sus intensos ojos ambarinos en los míos. Su mirada parecía estar llena de odio, de rabia. Dirigió sus dedos hasta el cierre de la caja y, con un chasquido, la abrió. Dentro sólo había dos libros antiguos.

_Perfecto, todo está en orden_ dije con tono suave, tratando de calmar los ánimos de mi acompañante _. Se los haré llegar, ¿de parte de quién? 
_Aaron. 
_Ah, tú eres el amigo que lo visitó _ casi exclame. 
_Así es. 
_Perfecto, pues no te preocupes, mañana mismo los tendrá _ dije mientras alargaba las manos para coger la caja.

Sin quererlo, mis dedos rozaron los suyos y fue entonces cuando mi mente evocó una siniestra imagen, el hombre sentado ante mí, cubierto de sangre y con poderosas llamas a su alrededor, pude sentir el odio más profundo que jamás había sentido.

Separé mis dedos de los suyos con un movimiento brusco, aunque él ni se inmutó.

_Le agradezco que haga eso por mí _ dijo sin más mientras se levantaba de la silla y se marchaba del local.

No pasaron ni dos segundos cuando Hassin ocupó su lugar frente a mí.

_¿Quién era ese? _ me preguntó.

Yo aún continuaba inmerso en lo que acababa de ver, imaginar, aún no lo sabía bien.

_Un amigo de un paciente. 
_Ah_ dijo sin más mientras levantaba el brazo para llamar la atención del camarero.

Despegue los ojos de la caja y miré a Hassin.

_¿Cómo vas con ese misterioso cuerpo?

El otro meneo la cabeza con resignación.

_Nada, no hay manera de identificarlo, es como si simplemente nunca hubiera existido.

Guardé silencio un momento.

_¿Quieres su nombre?

Hassin me miró sorprendido.

_Sabes que sí... 
_Llámalo Ivar_ lo interrumpí.

Hassin me miró un momento en silencio, pero pronto empezó a reírse.

_¿En serio? Ese chico te está comiendo la cabeza, eres psiquiatra, ¿lo recuerdas? 
_Sí, pero piénsalo, aspecto nórdico, la tierra en uñas y cabello, las quemaduras de los brazos, los dientes, la sangre que expulsó... Ivar murió de una hemorragia interna, bueno, realmente no sé la causa, pero se la produjo; fue enterrado, y las quemaduras fueron producidas durante una pelea. 
_Amigo, ¿Te estás oyendo? 
_Sé que suena disparatado, pero es la verdad. 
_No, es tu versión. ¿Me estás diciendo en serio que lo que hay en el depósito de cadáveres es el cuerpo de un antiguo rey elfo? Pero ¿cuántas copas te has tomado? 
_Eso no tiene nada que ver. 
_Sabes que no tiene sentido lo que me estás contando_. Nos quedamos en silencio _. Aún así, si consigo que te quedes tranquilo, mañana lo compruebo, libro por la mañana, pero iré por la tarde - noche. 
_Como quieras_ dije sin más.

NARRADO POR BALDWIN

Cuando entré en la consulta el doctor depositó una caja plateada sobre la mesa. 
Me acerqué a ella con cautela y puse mis dedos sobre la tapadera con motivos vegetales grabados sobre ella, aquellos motivos que tan bien conocía.

_¿De dónde la ha sacado? 
_Me la entregó ayer tu amigo Aaron_. Alcé la mirada hacia él para prestar atención a sus palabras _. Me abordó ayer mientras esperaba a un amigo.

Volví a mirar la caja.

_De modo que vio a Anharel, me sorprende realmente.

Él médico me miró estupefacto.

_¿Cómo Anharel? 
_Me sorprende que se haya presentado ante un humano _ dije mientras cogía la caja entre mis manos para examinará. 
_¿Por qué?

No contesté enseguida.

_Porque os odia. 
_Anharel es un ángel, ellos no odian a los humanos. Tienes suerte, son criaturas muy especiales. 
_¿Se refiere a que hacen lo que les da la gana?



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En el texto hay: elfos, demonios, dragones

Editado: 11.10.2020

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