Monstruos Y Sombras, El Rey Elfo

Epílogo

Sentí algo rozándome la nariz con tanta suavidad que me hacía cosquillas y, como consecuencia, me hizo abrir los ojos. Nada más abrirlos, descubrí que lo que me hacía cosquillas era la hierba que movía la suave brisa. Alcé la mirada, sobre mí se extendían las enormes y largas ramas de un árbol. Por la luz anaranjada deduje que estaba atardeciendo, lo que hizo que me incorporara sorprendido, "me había debido de dormir en el patio del hospital psiquiátrico" pensé, pero cuando miré a mi alrededor descubrí una vasta llanura, atravesada por un río y con suaves ondulaciones y colinas. Me llevé una mano a la cabeza confuso, "¿dónde estaba?"

De repente, un sonido similar al que se hace al pasar una página llamó mi atención. Me volví para descubrir quién era el que leía y, al hacerlo, me quedé sin respiración. Allí, sentado a mi lado bajo el árbol, leyendo tranquilamente, estaba Ivar. Apartó la mirada de su libro y posó sus fríos ojos grises en mí.

_Mira quien se despierta por fin_ dijo con aquella dulce sonrisa que lo caracterizaba.

Yo seguía sin poder salir de mi asombro. Miré a su lado, Tarwe descansaba sobre la hierba, con la cabeza apoyada en el regazo del joven elfo.

_A otros les cuesta más_ dijo Ivar cuando advirtió la dirección de mi mirada. Luego me volvió a mirar a mí_. ¿Estás bien? Parece que estuvieras viendo un fantasma.

Tardé en responder. Mi mente estaba hecha un remolino. "¿Qué había pasado?¿ Había vivido realmente todas aquellas vidas? ¿Habían muerto todos realmente en algún momento?¿Había sido real el ritual y el doctor con el que tanto había compartido? O..." Miré a mis dos amigos allí presentes, "¿había sido todo un sueño?"

Ivar cerró el libro y acarició el cabello de Tarwedespertándola. "¡Había abierto los ojos! Aquellos ojos negros que hacía tanto fueron cerrados". Sentí que se me hacía un nudo en la garganta mientras veía cómo se movían, cómo me hablaban...

_¿Qué ha pasado?_ me atreví a preguntar.

Ivar me miró sorprendido.

_¿En serio no lo recuerdas? Pues no llevas durmiendo tanto tiempo_ dijo con una amplia sonrisa_. Te dormiste hará ya una par de horas.

_¿Dónde estamos?

Ivar se llevó las manos a la cabeza.

_Gardar, me preocupas. Estamos en la colina del roble, junto al bosque. Salimos esta mañana todos juntos, ¿recuerdas eso?

Hice un esfuerzo. Entonces lo recordé. Habíamos salido por la mañana, sí, recordaba estar atravesando el bosque, haber ido a explorar la zona con Anharel, haber hablado con él y... Haberme dormido bajo el árbol, al lado de Ivar.

_¿Y dónde están los demás?_ pregunté conteniendo a duras penas las lágrimas.

_Es tarde, deben de estar al llegar. Fueron a explorar la zona.

De repente Tarwe se alzó y señaló algo detrás de mí.

_Por allí llegan_ dijo con su habitual entusiasmo.

Me volví lentamente, tratando de contener la emoción. A lo lejos, con la mano alzada, haciédonos señales y con su larga cabellera blanca revuelta, estaba Balder, tan joven y vital como lo recordaba.

_¡Hemos descubierto otro camino hacia el palacio!_ exclamaba con gran alegría.

Oí como Tarwe e Ivar se levantaban.

_Vamos_ dijo Ivar.

Yo aún seguía de rodillas en el suelo, tratando de hacerme a la idea de que aquello era real, de que eran ellos de verdad. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por un fuerte tirón que me dio Tarwe para que me levantara y los siguiera. El roce de nuestras pieles me terminó de convencer de que era real.

Los seguí, al principio corriendo, pero conforme nos acercábamos a ellos, aminoré la marcha. Me detuve justo en frente del elfo oscuro y empecé a calcular los siglos que llevaba sin verlo. Estaba delante de mí y aún sentía que nada de esto era real. 
Pasé mi mirada por todos y cada uno de sus acompañantes, ShadowEnarDrizztFrey y, junto a ellos, Anharel, aún con su aspecto juvenil y con una alegría rebosante, sin más heridas que las producidas durante su encarcelamiento de esclavo.

_Podemos regresar por él _ oí de repente que proponía Ivar
_Sí, es incluso más corto gracias a la facilidad que supone atravesarlo_ dijo Enar con entusiasmo_. Todo llanura.

Ivar y Enar nos miraron en busca de nuestra aprobación, la cual obtuvieron de inmediato. 
Durante todo el trayecto sentí los pensamientos arremolinándose cada vez más en mi mente, ni siquiera prestaba atención al camino. Sólo cesaron cuando nos detuvimos delante de un puente de piedra, a medio cubrir por las enredaderas, un puente que conocía a la perfección y que quedó grabado en mi mente desde el primer momento. 
Alcé la mirada lentamente, para acabar encontrándome a los pies del descomunal palacio que se erguía ante mí, como saliendo de la roca. 
Escuché los pasos de los otros avanzando hacia él, pero mis pies parecían estar pegados al suelo.

_Cualquiera diría que no lo has visto en tu vida_ dijo una voz.

Al volver la mirada me encontré con la fría mirada de Ivar. ¿Cómo explicarle a aquel elfo que era justo como me sentía en aquel momento?
Una sonrisa iluminó su rostro.



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En el texto hay: elfos, demonios, dragones

Editado: 11.10.2020

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