Moon of Wolves©

Capítulo 1

Eres como yo.
 

Madison.

La refrescante brisa de las primeras horas del día, llevaban consigo un par de hojas caídas que terminaban enredadas en mi oscura y castaña cabellera mientras estaba tendida en el césped observando el hermoso cielo azul que era cubierto por algunas nubes blancas.

Había árboles a mis lados, y podía escuchar con claridad cada diminuto sonido de aquello que me rodeaba. El canto de las aves era lo que más me fascinaba, pero si pudiera elegir el momento, sin dudar elegiría el silencio.

"Si tan solo fuese así todo el tiempo" pensé.

Me permití cerrar mis característicos oscuros ojos y disfrutar de todo eso un poco más. En silencio, en medio de la nada. Todo sin ninguna cosa en mente.

Entonces los abrí, y por unos momentos sentí como mi verdadero ser cambio el color de estos. Supe que era momento de regresar.

No me molesto la tierra, hojas y ramas que habían quedado en mi cabello y ropa. Solamente me dispuse a correr a una gran velocidad, demasiado fuera de lo normal, lo que me permitió llegar a tiempo al lugar que llamaba hogar.

Me detuve un momento y admiré la antigua casa, que por lo que mis padres me habían contado, había sido construida hace al menos unos doscientos años. Como la mayoría de las casas de Maidhstone.

El lugar era casi tan misterioso como los orígenes de mi sangre. Y aunque ante el mundo nuestra familia parecieran ser unas simples personas, con una antigua casa y ausentes en las lunas llenas. En realidad, teníamos un secreto que debíamos proteger con nuestras vidas. No éramos humanos, o al menos, no del todo.

—¿Lista para la escuela? —me pregunto papá, quien era conocido en la sociedad como Jael Chadburn. El apellido no era tan bueno, pero él lo amaba, siempre estaba orgulloso de sus orígenes.

Observe al hombre de cabello castaño oscuro y rizado, sus ojos eran igual de oscuros. Había heredado varios de sus rasgos.

Solamente asentí. No podía mentirle a papá, quien me miró con una ceja elevada buscando alguna explicación.

—No estoy segura de poder mantenerme al margen—revele un poco avergonzada.

Él me abrazo con ternura y acaricio mi cabello.

—Sé que la secundaria puede ser estresante—dijo—. Pero es tan solo otro reto que afrontar, míralo como un paso más para adaptarse al mundo humano.

—Lo sé, solamente no me gusta mentir—le explique—. No puedo hablar de esto con nadie, ni siquiera con Grace.

Sentí como me acarició el rostro con cariño, mi padre era un ser muy tierno y amoroso.

—Es difícil, lo sé—dijo—. Pero es lo que significa ser un sangre de lobo. Así que, vamos, hay que ir a desayunar.

Ya no pude decirle nada, así que lo seguí al interior de la casa.

Un sangre de vándirus, eso es lo que era, aunque aún no había pasado mi primera transformación, pronto lo haría. Sería una loba vándirus por completo, y tendría que ocultarlo el resto de mi vida. De lo contrario, pondría en peligro a toda mi familia, a toda mi manada.

Dentro de casa, mamá preparaba el desayuno. Mis hermanos menores: Jordan y Alice devoraban los huevos revueltos con tocino. Me senté en una de las esquinas de la mesa despues de haberme servido. Quince minutos despues, ya estaba desayunada, cambiada y casi lista para ir a la escuela.

—¡No corras en el bosque, o alguien podría verte! —me ordenó mamá haciéndome soltar un quejido de fastidio.

Me limite a no reprocharle, ya que no sacaría nada de eso, y salí de casa para asistir otro día de la semana a la escuela secundaria pública del pueblo, que al menos contaba con ciento sesenta y ocho alumnos, incluyéndome.

El recorrido me fue más largo que el de los otros estudiantes. Una de las razones era que nuestra casa estaba a casi un kilómetro más lejos que el resto. Además, no contaba con vehículo como la mayoría, ni siquiera tenía una bicicleta. Me moleste una vez más con mamá por prohibirme correr en el bosque para llegar más rápido.

Aunque no llegue tarde, el soportar tantos sonidos en todo el camino había hecho que la cabeza me doliera. No podía imaginar lo que sucedería cuando pasará mi primera transformación.

Cuando me acerqué al edificio de secundaria, fui a mi casillero en donde saque algunos libros y guarde otros. Note como el trio de chicas pasaron cerca burlándose como siempre de mi aspecto. Sí bien, no me importa en absoluta, pero el chillante sonido de sus risas sí que me incomoda.




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