Moonlight

Capítulo 2

Me he puesto muy nerviosa al ver a Russell, recuerdo bien que tuve un enamoramiento infantil por él, uno que creí ya había pasado pero sigue tan guapo como siempre y sigo sintiendo lo mismo que cuando era pequeña. Quisiese que él me notase un poco más pero sé que solo me ve como la mejor amiga de su hermana pequeña, así que lo mejor para mi es pasar de él, ser como siempre he sido y pasar el verano con mi amiga.

- Andrómeda.- miro a mi hermano pequeño.

A veces les tengo envidia a mis hermanos pequeños, ambos con los ojos azules de mamá y de la abuela, pero sé que mis ojos son del mismo color que los de mi padre y los de mi abuelo Ernesto, así que los adoro.

- ¿Qué pasa Einar?

- ¿Crees que a mamá le pase algo grave?- suspiro, entiendo la preocupación de mi hermano.

Einar nació en una de las peores épocas de la vida de mi madre, incluso podrían haber perdido ambos la vida pero sobrevivieron. El problema es que el cuerpo de mi madre es débil, y sufre del corazón, lleva dos años en una lista de trasplantes para poder estar al cien por cien, por desgracia todavía no la llaman y pasan estas situaciones, en las que a veces mi madre está bien y otras no está tan bien.

- Es el corazón Einar.

- ¿Es mi culpa? Ella no tendría que haber quedado embarazada de mi.

Me acerco rápidamente a mi hermano, él no tiene la culpa de nada, mi madre ha estado enferma desde mucho antes, pero sé porque me lo pregunta. Por Kimberly, la ex-novia de papá, hace un par de años nos la cruzamos por desgracia por la calle y le dijo a Einar que él había deteriorado la salud de mi madre, hasta casi matarla, pero no fue así. La salud de mi madre se deterioró mucho cuando asaltaron a mis tíos y a mi padre, que coincidiera con el embarazo de Einar no es culpa suya y jamás lo será.

- Enano.- miro a Candela, mi hermanita pequeña pero valiente.- Estamos hartas de decirte que Kimberly solo quería hacernos daño. Ni tú, ni Andrómeda, ni tampoco yo hicimos que la salud de mamá se deteriorase, hubieron mil factores para ello, además del ya problema de mamá.

- Iba a decírtelo yo pero Cande lo explicó perfectamente.

- Tengo miedo de que le pase algo.

- Es una Hoffman, luchará hasta el último de sus días.- lo intento calmar.- Y cuando se vaya, la despediremos como se debe.- le sonrío.

- Bueno, creo que debo dejaros, es noche de chicas.- sonríe tímidamente.

- ¿Dónde vas a dormir tú?

- En la habitación de Renan.- el hijo mayor de mi tía Gala y de mi tío Brandon, que ahora tiene diez años.

- ¿Cabes en la cama?

- Si.- se ríe.- Biel ya me dijo que él durmió ahí.- mi primo mayor mide dos metros, así que si él pudo, mi hermano con un metro ochenta y cinco también puede.- Buenas noches príncipe.

- Buenas noches princesas.

Mi hermano nos da una sonrisa y un beso en la mejilla a cada una, tengo miedo por él. Tengo miedo de que se aleje por miedo, y tengo miedo de sus sueños, quiere ser músico y temo no verlo tanto como lo veo, no sé, es algo extraño pero apoyaré las decisiones que haga mi hermano.

- Andrómeda.- miro a mi hermana menor.- ¿Crees que siempre seré la princesa de Einar?

- ¿Por qué preguntas eso peque?- me acerco a ella.

- Tengo miedo de que un día Einar no quiera seguir protegiéndome, que se harte de que sin quererlo me meta en problemas.- abrazo a mi hermana pequeña.

- Einar jamás se hartará de ti Cande, eres su favorita.- le sonrío.- Y yo tampoco.

- Siento, de verdad, siento mucho meterme en problemas.- dice con la voz apagada.

- No es tu culpa Cande, eso jamás será tu culpa.

- Yo...

- Nada de llorar Cande, eres más fuerte que lo que pasó.- la corto.- Nadie obligó a Einar a intervenir pero tanto mamá, papá, como yo estamos orgullosos de lo que hizo por ti.- suspiro.- Él solo hizo lo correcto, lo mismo que hubieses hecho tú por nuestro príncipe de encontrarse en esa situación.- ella me sonríe y se quita las lágrimas antes de que entre Cloe.

- ¿Pasó algo?

- Cande se puso sentimental.- le miento, la única con derecho de decir lo que pasó es ella.- Estoy cansada, el vuelo y luego el viaje me dejaron agotada.

- A mi también.- bosteza mi hermana antes de darme una mirada de agradecimiento.- Voy a dormir, si habláis no hagáis mucho ruido.

- Yo también quiero dormir.- mi amiga también quiere.

Duermo hasta las cuatro de la mañana que me da sed y por lo que tengo que bajar a la primera planta para poder tomar un vaso de agua.

Todo está muy oscuro y casi no puedo ver nada, por suerte por las ventanas de la casa se refleja la luz de la luna, evitando que me caiga por las escaleras. Soy bastante patosa, así que suelo caerme con gran facilidad cuando bajo escaleras y de noche.

Al llegar a la cocina abro el armario de arriba, es una suerte ser alta, raro sería con mis padres ser baja, razón por la que mido casi uno setenta y siete. Una vez pensé que podría seguir la carrera de modelo de mi abuela, pero no me gusta nada los flashes de las cámaras, me gusta más pintar. Por eso opté por bellas artes en la universidad, todo un lujo para mi, me encanta todo lo que tenga que ver con manchar mi piel de pintura.

Bebo agua mirando el jardín cuando escucho un ruido, unos pasos. Me tenso de inmediato, en esta familia no sabes cuando quieren gastarte una broma o cuando te van a atacar de verdad, aunque en estos momentos la única imbécil que podría atacarme sería la ex de mi padre, y no creo que pueda con los guardaespaldas de mis padres.

- Lo siento, ¿te asuste?- miro la sonrisa de Russell.

- Un poco, creí que era la única despierta.

- Tenía sed.- dice sin mirarme.- ¿Dónde están los vasos?

Me acerco al armario y saco un vaso y lo lleno de agua. Después intento ignorarlo, es muy guapo, no me sorprende, Cloe también lo es.

Russell es ligeramente más alto que yo, pelo castaño y ojos verde oliva, es guapo pero no el hombre más guapo que he conocido, puede que suene un poco mal pero los hombres de mi familia le dan varias vueltas. Los hermanos de mi madre son muy guapos, mi primo Biel se pasa, sus ojos grises conquistan, y mi hermano es sencillamente hermoso, he visto como muchas mujeres y muchos hombres caían a sus pies, aunque mi hermano no es muy consciente de ello. Es por eso que su belleza no me afecta tanto como a cualquier otra mujer, estoy acostumbrada a vivir con hombres muy guapos, y con mujeres hermosas, entre las que me incluyo.




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