Me quedo completamente quieta, no pienso, no lloro solo estoy ahí mientras que Russell me sostiene, sé que me habla también, veo como sus labios se mueven y gesticulan varias veces “Moonlight” pero no soy capaz de escucharlo. Solo soy capaz de ver a Eddi llevando a mi madre en brazos, y ella sin responder, mi padre y el resto de guardias nerviosos y eso ya me deja saber que mi madre no está bien.
- Eda.- levanto la cabeza al ver a mi hermana pequeña.
Estoy afectada pero soy la mayor, no puedo dejar que ellos vean cuán mal estoy porque entonces estarán ellos peor, y yo debo protegerlos, ellos deben alterarse lo menos posible.
- ¿Qué pasa Eda?- miro a mi hermano menor, él es el que más me preocupa.
- Papá y mamá han ido al hospital.- intento sonar calmada para que no se alteren pero no lo consigo, ellos se alteran.
- ¿Qué ha pasado? ¿Mamá está bien? Contestame.- pide Candela con prisa.
- Dame tiempo para hacerlo, no sé lo que ha pasado y no sé si mamá está bien, pero tenemos que guardar la calma, alterarnos no va a servir de absolutamente nada.- les digo a ambos, aunque no sirve de mucho.
Los ojos de mis hermanos se llenan de lágrimas y a mi no me queda de otra que guardármelas y consolarlos, son pequeños, son mis hermanitos. Yo tengo que ser la fuerte y el apoyo de mis pequeños, aunque nos llevemos a penas cuatro años, ellos ya han sufrido lo suficiente como para sufrir más.
- ¿Es mi culpa?- miro a mi hermano, negando varias veces.
- No Einar, no es tú culpa.
- Ella no tendría que haberme tenido, Kimberly tenía razón, fui un error y le hice mucho daño a mamá.- se lamenta mientras gruesas lágrimas descienden por sus mejillas.
- Einar, Kimberly solo buscaba hacerte daño, sabiendo que no iba a conseguirlo conmigo ni con Candela, así que quiero que te quede claro, tú no tienes la culpa de la enfermedad cardíaca de mamá.- lo obligo a mirarme directamente.- Mamá nació con el problema, quedar embarazada de mi y no tener un control sobre ello la hizo empeorar, el secuestro fue el detonante de la mayoría de sus problemas, y que Eliza casi matase a papá, y a los titos fue lo que hizo que tu embarazo fuese el más peligroso de los tres.- él asiente mientras me escucha.- En resumen, no fue tu culpa Einar, fue la de Philip y Eliza.
- Me alegro de que ambos estén muertos.
- Yo también.- coincido limpiándole las lágrimas.
- ¿Estará bien?- me pregunta esta vez Cande.
- No lo sé Candela, solo nos queda esperar a que papá llame.
Russell no se despegó de nosotros en toda la noche, la pasó en vela junto a nosotros y cuando amaneció se preocupó en que cada uno de los tres tomase algo de desayunar, aunque fuese solo un zumo, pero algo teníamos en el estómago y cuando me encuentre mejor tendré que darle las gracias, no cualquiera se queda a tu lado cuando pareces un fantasma o solo puedes centrarte en dos personas, mientras a él lo ignoras.
A las once de la mañana bajaron los padres de Cloe, mi mejor amiga y Max, quisieron preguntar pero Einar les pidió por favor que no lo hiciesen.
Media hora después llaman a la puerta de la casa, y son los padres de Cloe los que se encargan de abrir y recibir a quien sea que estuviese llamando. Luego los nuevos y los padres de Cloe entraron en el salón donde nos encontrábamos desde las dos de la mañana mis hermanos, Russell y yo.
- Eda.- levanto la cabeza al escuchar la voz de Biel.- ¿Necesitas un abrazo?- veo detrás de él a mi tío Lukas y mi tía Samantha, así como a mi primo Carlos y mi prima más pequeña Amelia.
- Lo necesito.
Me levanto del sofá y me permito llorar, lloro todo lo que no me he permitido por ser la fuerte de la casa, pero ya están aquí mi familia, ellos pueden encargarse ahora de sostenernos.
- ¿No ha llegado Brandon?- pregunta mi tío Lukas.
- No.
- Estará por llegar.- nos tranquiliza.
Mi tío y mi primo se encargan de consolar a mis hermanos, y yo me quedo entre los brazos de Biel, se siente bien no ser la mayor y poder ser consolada.
Veinte minutos después llegan mi tío Brandon y mi tía Gala, con mis dos primos pequeños mellizos, Renan y Rebeca. Ellos optaron por hacer lo mismo que todo el mundo, consolarnos a los hijos aunque ellos por dentro también estén destrozados.
- Tu teléfono está sonando.- me informa Russell mientras me da el teléfono y se va, sintiendo la mirada de mi primo sobre él.
- ¿Diga?- digo con la voz algo ronca del tiempo llorando.
- Hola princesa.- presto mayor atención al identificar la voz de mi padre.- Mamá ya está bien, aunque la van a tener unos días en observación, si queréis podéis venir a verla.- respiro tranquila al saber que mi madre ya se encuentra estable eso es lo que quiere decir mi padre cuando dice que mamá está bien.
Cuelgo la llamada, intentando recuperar la compostura por la alegría instantánea después de que me dijesen que mamá está fuera de peligro.
- Era papá.- les informo a todos.- Mamá está estable y podemos ir a verla.- digo con una pequeña sonrisa.
Mis tíos se ofrecen a llevarnos, y en menos quince minutos estamos en el hospital, buscando el número de habitación que mi padre me ha mandado por teléfono.
Cuando nos paramos enfrente de la habitación respiramos nerviosos, nunca es agradable ver a mamá en el hospital, aunque estamos bastante acostumbrados a verlos de esa forma.
Entramos a la habitación viendo a los guardias, amigos, de mi madre, a mi padre y bueno a la paciente, que está algo pálida pero aún así es capaz de sonreír y de tranquilizarnos.
- Hola.- dice Einar al acercarse.- ¿Cómo te encuentras?
- Mejor príncipe, no tienes porque preocuparte de nada.
- Mamá, estás en el hospital.- dice él casi susurrando.
- Lo sé pequeño, pero estoy bien, y ahora estoy mejor porque puedo ver a mis hijos.- nos sonríe a todos.