Moonlight

Capítulo 10

El ambiente es tenso, demasiado, tanto que asfixia, no me gusta para nada y menos me gustar ver que mi madre tenga que enfrentarse a parte de su pasado, un pasado muy doloroso y complicado del que mi madre todavía tiene marcas, como las cicatrices de sus brazos, la de su estómago, la de la pierna y como no la del corazón.

Mi madre mira al hombre parecido a quien por cuatro semanas hizo de mi vida un infierno. Es una versión mucho mayor de aquel hombre, pero sigue haciendo que mi cuerpo tiemble. Verlo a él me hace recordar al hombre y eso me hace temblar de miedo, aunque sé que él no es su hijo.

- Eleanor.- dice el hombre al fina.

- Alfred.- lo encara mi madre sin ningún tipo de alegría, sin su típico tono jovial.

- Hoy hace dieciséis años atrás, mi hijo fue asesinado en la prisión.- le dice con tono lastimero.

- Lo sé, ¿y qué?

- Sé que es difícil perdonar...- mi madre no lo deja terminar.

- Perdonar no siempre es difícil, perdonar a su hijo es lo complicado.

- Él ya no está con nosotros, pagó su mal, ¿no podrías perdonarlo para que nosotros, su familia podamos vivir en paz?

- Mi madre no tiene nada que perdonar.- me meto por medio.- Yo fui secuestrada por su hijo, me retuvieron como señuelo, angustiaron a mi madre y después la secuestraron.- me acerco a él.- Su hijo la maltrató, la golpeó y le disparó, por su culpa el corazón de mi madre se debilita año tras año, casi sin poder bombear sangre por si mismo.- las lágrimas bajan sin control de mis ojos, no puedo detenerlas y tampoco quiero.- Así que mi madre no tiene porque perdonar nada.

- Niña.- me dice el hombre mayor.- Entiendo que para ti vivir todo aquello fue muy difícil, pero para mi familia y para su hija es muy difícil no saber que pasó, nadie salió acusado por la muerte de Philip, nosotros no tenemos descanso alguno, al menos un perdón nos ayudaría.

- No os ayudará de nada, y no voy a darle el perdón a Philip.- dice mi madre con determinación.- El perdón no hará que mis hijos no sufran mi enfermedad.

Mi madre se levanta del sofá sin esperar a que nadie más hable, si ella dice que no va a pasar, que no le va a conceder el perdón a Philip, es que no va a hacerlo y nadie va a convencerla de lo contrario, aunque tampoco es que alguno de nosotros quiera algo diferente.

- Yo.

- Alfred, no vuelva.- le pide mi padre con un tono de voz más suave que el de mi madre.- Enserio, sigan adelante sin el perdón, porque lo que él hizo no es algo que nosotros vayamos a olvidar pronto.

- Nosotros al menos queríamos sus restos.- dice con voz de tristeza.

- Y nosotros hubiésemos querido que nada de aquello sucediese.- se encoje de hombros.- Pero se dio y ocurrieron tragedias de las que todavía nos reponemos, que su hijo muriese fue el mejor de los males.

- No deberías decir eso.

- ¿Qué vas a hacerme Alfred? La familia de mi esposa domina Alemania, mi esposa controla Alemania.- dice con severidad.- Enserio, sigan adelante sin el perdón.

- Nos veremos.

- Espero que no.

El hombre mayor se va acompañado de los guardias de mamá y papá, no me ha gustado ese nos veremos. No creo que sea tan estúpido como para ir por lo sucio, intentará hacer algo por lo legal, no sé de que forma lo hará pero algo se inventará.

Salgo de la casa, junto a papá, Einar y Cande, a todos de alguna forma nos afecta, a mi más de forma directa que a mis hermanos, pero ellos al igual que yo sufrimos la enfermedad de mamá.

Mamá está en el césped sentada como una niña pequeña, distraída, ni siquiera se da cuenta de que nosotros somos los que nos sentamos a su lado.

- Mamá.- mi madre nos mira con sus ojos azules llenos de lágrimas.

Nunca había visto a mi madre con tanto dolor en su mirada. Siempre he pensado que los ojos de mamá, de Einar, del tito Lukas y de Cande son muy expresivos, en este último año los de Candela menos, pero jamás había visto a mamá tan dolida, ni cuando murió su abuelo aunque yo era muy pequeña para recordar cuando le dolía.

- Mami.- Candela la abraza dejando con mamá siga llorando.- Él no está para hacernos daño.

- No, él no está.- mamá resopla.

- Él va a intentar averiguar quien mató a Philip.- dice papá.

- ¿Crees que podrá hacer algo?

- No, pero debes decírselo a ellos.- nos mira a los tres.

Mamá parece haber envejecido varios años desde hace una hora. Es tan raro verla cansada, más incluso que cuando su corazón la debilita.

- Solo quiero pediros un pequeño favor.- comienza mamá.- No cambien su forma de verme.

-Mamá, podría hacer cualquier cosa y seguirías siendo mi héroe.- le hago saber, porque es cierto, a mi me da igual cuanto mal haya hecho ella, para mi es la mejor persona del mundo.

- Eda tiene razón mamá.- la tranquiliza Cande.

- Mami, yo casi mató a alguien.- le sonríe Einar.

- Yo no casi mato a alguien Einar, yo maté a Philip Müller.- nos sorprendemos un poco, creíamos que había sido Hans, el bisabuelo de mamá y no nos parecía mal.

- Bueno mamá, ¿y qué hacemos?- bromea Einar.- Los hiciste por ti y por Eda, para nosotros eso es justificación suficiente, aunque para otros no lo sea.

- Mis niños.

Mamá nos mira con una pequeña sonrisa, debe de haberse quitado un gran peso de encima después de decirnos esto. Son muchos años ocultándolo por nuestro propio bien.

- Mami, eres la mejor mamá del mundo.- dice Cande.- Puede que este último año haya estado desaparecida, entre psicólogos y otros problemas pero puedo decir que eres la mejor.- suspira.- Por un tiempo os odié, creí que no querían mi felicidad, y ahora sé que es todo lo contrario y que lo que hiciste fue por mi propio bien.- le sonríe.- Y matar a Philip fue vuestro bien.

- Sois los mejores hijos que pude tener.

Todos nos fundimos en un enorme abrazo, porque mamá podría cometer una masacre como cometió mi tío Lukas, y para nosotros ella seguirá siendo un ángel.




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