Moonlight

Capítulo 22

Miro por la ventana del avión mientras aterrizamos en el aeropuerto de Berlín. He echado de menos el lugar donde me crié. Sé que mamá luchó mucho para que aprendiese el idioma siendo tan pequeña y ya hablando dos idiomas. Sin embargo no puedo imaginar ahora mi vida lejos de Alemania.

En el trayecto a la mansión de mis padres pienso en que de alguna manera le he dado una oportunidad a Russell, cuando en realidad no creo que tenga una verdadera oportunidad. No por él, Russell siempre ha sido bueno, es más bien por mi parte.

Sé que mucha gente me juzgaría y diría que soy una exagerada pero después de pasar mi única relación y de ser la única que dudó de la maldad de Ren. Creo ser la única que no ve la maldad de la gente y que confía tontamente en todo el mundo. Es por eso que actualmente puedo ayudar a mucha gente pero solo soy capaz de confiar en mi familia y solo en la más cercana.

Las vivencias acaban condicionando nuestra actitud y a veces necesitamos de ayuda para cambiar algo que no está bien con ella. En este caso yo necesito ayuda psicológica para confiar nuevamente en la gente pero también que me enseñe a ser precavida.

- Eda.- miro a mamá con una sonrisa, fingiendo estar bien.- Hablemos cuando lleguemos a casa.

Tardamos a penas unos minutos más en llegar a nuestra casa. Los trabajadores se encargan de sacar nuestras maletas del coche y nosotros entramos. Estoy cansada por las horas de viaje pero no puedo decirle que no cuando a pesar de haberme hablado con una sonrisa, su tono era demandante.

Saludo a mi conejo y dejo mi mochila en mi habitación antes de ir al despacho que comparten mamá y papá. Al principio los despachos estaban separados desde hace un año decidieron compartir uno y darles más espacio a Candela y Einar.

- Sientate.- demanda y yo cumplo sin rechistar.

Mamá me mira por largos segundos, sus ojos azul oscuro me observan como si me estuviese analizando y no me sorprendería que lo estuviese haciendo. Le aguanto todo lo que puedo la mirada pero acabo cediendo de la misma forma en que ceden mis hermanos menores, y eso que ellos son más resistentes.

- ¿Cómo estás?

- ¿Yo? Estoy bien.- digo extrañada.

- Supongamos que te creo.- sonríe con ironía.- Ahora dime la verdad Andrómeda.

- No sé como estoy mamá.

- Eso es entendible, no era necesario que dejases a Russell sin embargo entiendo que lo hicieses y no voy a juzgarte por ello.- dice antes de levantarse y servir dos copas de vino.- Lo que realmente quería hablar contigo para saber si necesitas ayuda.- muerdo mi labio.- Eres mi hija mayor y a la que mejor conozco, igual que siempre he sabido que algo no está bien siempre he sabido que algo está mal en ti, tiendes a guardarte las cosas para ti y no me buscas para ayudarte cuando siempre he estado dispuesta a ayudarte.

- Mami.

- Andrómeda, eras pequeña pero recuerdas bien lo que pasó y en tu mente todavía vive el trauma de no ser así no tendrías pesadillas con el evento habiendo pasado dieciséis años, aún así dejaste sin decirme el psicólogo.- resopla.- Y tienes un gran problema de confianza.- le da un sorbo a su bebida.- Quiero ayudarte mi niña.

- Quiero que me ayudes.- digo en un susurro.

- No te escucho.- me incita a que sea más valiente.

- Quiero que me ayudes mamá.- digo más fuerte y más segura.

Mi madre se levanta de si silla para acercarse a mí y rodear mi cuerpo con el suyo. El abrazo es cálido, me dice todo lo que mamá quiere decirme sin la necesidad de decirlo con palabras. Einar se parece mucho en ese aspecto.

- Da igual la edad que tengas Andrómeda o cuanto dinero ganes con los libros, siempre te ayudaré.- me da un beso en lo alto de la cabeza.

- Gracias mamá.- casi sollozo del alivio.

No sabía de que forma sacar el tema pero como siempre mi madre está un paso por delante de todos y siempre sabe las cosas. No sé si es una habilidad que se adquiere cuando te haces madre o es algo con lo que mi madre nació, como una especie de don.

- Ve a descansar Eda.- me dice mamá con una sonrisa.- Todos necesitamos descansar.

- Mami, no fue tu culpa lo que le ha pasado a Einar.- sé que ella se está echando la culpa, a pesar de que en el hospital mi hermano pequeño le dijo que el único culpable era Alfred.

- Eso no importa ahora.- acaricia mi pelo.

Mamá sale del despacho y me deja sola. Tardo a penas unos segundos en también irme. Como mamá ha dicho estoy cansada, el vuelo y las emociones de los últimos días nos han agotado tanto física como mentalmente a todos en la casa.

 

 

Einar mira por la ventana del coche, es la primera vez que lo veo fuera de su habitación desde que llegamos. Ha sido realmente difícil para él adaptarse a la silla de ruedas que va a tener que llevar hasta que se recupere. Me imagino lo difícil que debe de ser para él no poder moverse, desde niño siempre ha sido una persona muy activa.

- Gracias.- Einar me mira confundido.- Por salvarme.- él me sonríe con tranquilidad.

- Tu hubieses hecho lo mismo por mí.

- Posiblemente.- lo miro.- Pero deberías dejar de ser nuestro héroe Einar.- niego con la cabeza.- Con saber que contamos con tu apoyo, para mi y para Candela es más que suficiente.

- Lo sé, pero te hubiesen matado Eda.

- Podrían haberte matado a ti.

- Yo no era el objetivo.- se encoge de hombros.- El coche redujo la velocidad, por eso era preferible que me atropellase a mí y no a ti, no querría llorarle a una tumba.

- Te quiero peque.- es lo único que puedo decir.

- Yo también.

Papá insistió en llevarme a la universidad y mamá me mandó hace un rato un mensaje con el número de teléfono y la dirección de un psicólogo de mi zona que según las reseñas es muy bueno. Mamá me hizo prometerle que si el psicólogo no era lo que prometían, se lo dijera para cambiarme de inmediato.




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