Moonlight Serenade

Serenata a la luz de la luna (Moonlight Serenade) Cuarta parte

Los días siguientes, mientras Maia esperaba la llegada del jueves, se le hicieron eternos pero a diferencia de las demás semanas fueron los mejores que habían tenido los alumnos de trompeta, ya que el maestro comenzó a hacer nuevas actividades en la clase, desde darles menos partituras r, como corregirles de una forma menos agresiva y violenta, provocando que los alumnos se sintieran más cómodos.

El jueves, día después de la clase de trompeta, Maia se marchó de la escuela decidiendo faltar a su siguiente clase, por lo cual para no ser sorprendida decidió no regresar al dormitorio llevando consigo su instrumento, las cartas y la fotografía. Cuando salió se fue directo al metro y de ahí como siempre a la parada, en donde Rebeca ya estaba. La chica  saludó a Maia y le dijo:

—Vamos, es por aquí— mientras la guiaba hasta un café en donde se sentaron en una de las mesas que estaban adentro, esperando a la señora quien todavía no llegaba.

—Traes tu instrumento —le dijo la chica a Maia mirando el estuche que estaba a su lado.

—Si, hoy vine directo de mi clase.

—que bien, en una de esas puedes tocar algo—sugirió su amiga.

—Estaría bien, el problema es que no me se ninguna pieza de memoria—mintió.

En eso se acercó la mesera quien guiaba a una señora mayor quien iba tomada del brazo de un hombre más joven que ella. Ambas chicas se levantaron para saludarlos con una inclinación. Cuando se sentaron fue que empezaron a platicar en coreano Rebeca y la señora. Maia solamente observaba e intentaba adivinar lo que hablaban. A mitad de la conversación la chica le pidió las fotos y las cartas que la Maia traía. La señora revisó la foto que le extendieron, asintiendo y diciendo algo que Rebeca le tradujo a Maia.

—Dice que los recuerda, en específico a la chica ya que en esa época era aún más raro ver a una pareja interracial. Pero dice que él se marchó unos años después y no supo a dónde, cree que volvió a su casa ya que él era de otra provincia y que desde ese momento no lo ha visto—Maia asintió y la señora continuó diciendo algo que lo tradujo su amiga:

—Pero, que cada vez que ella renta pide referencias y contactos de familiares o amigos por alguna emergencia, por lo cual cree que puede tener los datos de él, pero que le llevará un poco más de tiempo por lo tanto ella nos habla cuando ya lo tenga.

Maia asintió y le dijo:

—Muchas gracias— en coreano que era de las pocas palabras que conocía.

La señora asintió y ambas personas se levantaron para retirarse después de despedirse. Ambas chicas se quedaron sentadas platicando:

—Que bien que ella todavía lo recuerda —le dijo animada Maia a Rebeca— ¿no te dijo nada más?

—Mmm, dijo que recuerda en una ocasión haber hablado con ambos chicos de la foto, pero que nada más fue una vez.

—no sabía que Malena había venido—dijo Maia intentando recordar si alguna vez había escuchado algo acerca de eso.

—Perdona por la intromisión, pero ¿ella es tu mamá?

— no, es la mamá de un amigo mío. Se supone que el chico de la foto es su papá, pero nunca lo ha conocido, entonces queríamos buscarlo.

—Entonces ¿ella vino y aquí se conocieron?— le preguntó Rebeca

—No, según mi amigo, y lo poco que le contó su mamá, fue que en realidad él había crecido en México y ahí es donde se conocieron. Empezaron a salir pero después sus padres lo mandaron aquí para que estudiara la universidad y supongo que Malena, vino a visitarlo. Después ya no se sabe que paso, mi amigo hace años vio una acta de matrimonio que estaba fechada a finales de los ochentas, pero después no sabe porque se separaron y en qué momento fue eso.

—Pero entonces ¿él no conoce a su padre?

—No, y no sabía si el señor sabe que tiene un hijo o cuál es la razón por la cual no sabe nada de él.

—¿que historia— contestó Rebeca asombrada 

—si lo sé.

—Y ahora tú tienes que buscar la verdad. Pero entonces ¿por qué tú amigo no vino?

—mmmm—comenzó a decir Maia, pero ella no pudo articular ninguna palabra porque se le había hecho un nudo en la garganta— es porque, tu sabes ...

—A porque no podía venir por el precio del boleto supongo ¿no?—la interrumpió Rebeca dándole así a Maia una excusa de porque no había ido él.

—Si, exacto.

—Pero entonces ¿fue esa la razón por la que tomaste esta oportunidad de cambiar con tu prima fue para ayudar a tu amigo??

—Exacto. Así que de algún modo no tuve que gastar mucho en el hospedaje.

—Eso es cierto y más por el tiempo que se ha tardado todo esto. Esperemos que pronto se pueda resolver todo esto— dijo la chica a Maia, quien sólo asintió y dio gracias por los buenos deseos.

Después de esta pequeña charla decidieron pagar el café e irse hacia la estación del metro donde fue acompañada por Rebeca quién iba a comprar algo al súper que estaba cerca de ahí.

—y ¿qué tal te va con tus clases y el maestro que me comentaste?—le preguntó la chica

—mejor se puede decir, él decidió cambiar un poco y empezar a ser más amable.




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