Moonlight Serenade

Saliste de un sueño(You Stepped Out Of a Dream) Tercera parte

A pesar de que había salido tarde del hotel, Maia logró llegar a tiempo a la cita que tenía con Rebeca quien ya estaba en el punto de reunión. Las dos chicas se saludaron alegremente ya que desde hace mucho tiempo no se veían.

― Llegó justo a tiempo, creía que estaba más lejos ― confesó Maia

―Para mi esta lejos de donde esta tu academia, ¿a que hora saliste?

― Hace media hora ― contestó la chica viendo su reloj.

―¿Cómo le hiciste, si tu academia está más lejos? ―preguntó Rebeca.

― Ahh, es porque ya no estoy ahí― le dijo un poco triste Maia.

― ¿Está todo bien? ― le preguntó la chica ya que intuyó que algo había pasado.

―Si, es sólo que han pasado muchas cosas. Al rato de platico― sugirió Maia viendo la hora, la chica asintió y ambas se dirigieron al lugar donde habían quedado con el muchacho, el cual ya se encontraba ahí. Cuando llegaron ambas chicas lo saludaron mientras él hacía lo mismo de un modo tímido e incómodo, Rebeca le empezó hablar en coreano para relajar el ambiente y después que él le dijo algo su amiga le tradujo a Maia para que entendiera:

―Dice que muchas gracias por venir, que realmente temía que ya te hubieras ido.

―Dile que muchas gracias a él por querer platicar ― le dijo Maia a la chica quien le tradujo, el chico sólo sonrió y habló:

―Me dice que hace unos años antes que su padre muriera le había comentado acerca de su vida en México, pero nunca mencionó un hijo.

Maia asintió y le explicó.

―Lo sé. Es porque Malena, la mamá de mi amigo, nunca le avisó. Ella se enteró cuando ya se habían divorciado y él se había mudado aquí por lo cual no quiso molestarlo.

―Él pregunta ¿entonces por qué viniste tú y no su hermano? ¿Qué si él estaba al tanto de esto desde hace tiempo?

― Es porque él no pudo venir. En realidad él falleció hace un año y le prometí que buscaría a su papá y que por lo menos supiera de él ― con un poco de dificultad Rebeca le tradujo eso al chico quien vio que le afectó y después preguntó algo. Que a pesar de no saber el idioma Maia adivino lo que quería saber.

―Quiere saber si no es molestia porque falleció ― Maia respiró hondo tragándose sus lagrimas y contestó:

― Se ahogó en el mar, por un accidente―mintió, ya que creía que para un chico que su papá se había suicidado el conocer que su medio hermano también lo había hecho podía ser fuerte. El chico asintió y sonrió con tristeza después que entendiera lo que había dicho.

Se quedaron un gran tiempo en silencio tomando lo que habían pedido. Este fue interrumpido por el mismo chico que le preguntó algo en voz un poco nerviosa.

―Quiere saber si le puedes hablar un poco de su hermano ― Maia sonrió y comenzó a repasar en su mente muchos de los momentos que había vivido con él para poderle compartir estos recuerdos:

―Él fue una persona muy importante para mí. Lo conocí cuando éramos niños así que pasamos toda nuestra infancia, adolescencia e inició de juventud juntos. Y durante todos esos años él siempre era la persona más sensata que conocía, él siempre era quien me hacía recapacitar de las cosas que hacía. Aunque también tenía su lado divertido una vez nos quedamos atorados en un árbol porque él quería subirlo, pero cuando nos dimos cuenta de lo alto que estaba ya ninguno se pudo bajar― recordando esto la hizo sonreír y pareció que le gusto mucho esta historia al chico ya que comenzó a reírse cuando entendió la historia. Así Maia prosiguió con otras anécdotas que venían a su memoria recordando las veces que habian hecho algo rídiculo o tonto.

―Y lo más importante es que él siempre me dijo que nunca me diera por vencida en lo que quería hacer, al contrario siempre me alentaba― terminó diciendo Maia cuando creyó haber dicho las suficientes anécdotas que podía recordar.

Este ejercicio de memoria la hizo sentir muy nostálgica a la chica, quien hizo conciencia que hace mucho no recordaba esas cosas y que en ese último año sólo había asociado a su amigo con momentos tristes y con el último recuerdo que tenía con él por lo que intento huir de esos recuerdos, pero ahora hablando con alguien más y compartiendo esas memorias, agradeció en su mente por haberlo conocido. Cuando Rebeca terminó de decirle lo último el chico sonrió de nuevo y empezó hablar:

—Él dice, que muchas de las cosas, le recuerdan un poco a su papá. Cuando era niño a veces parecía más su amigo que su padre, y recuerda la vez que jugaba con él al béisbol a pesar de la lluvia ―Con esto fue que el chico tomó, inconscientemente, su turno para contar algunas anécdotas de su papá y de cómo a diferencia de muchos padres el era cariñoso y expresivo, y al igual que él le había comentado pudo notar una pequeñas similitudes con su amigo. Esta confidencialidad hizo que Maia quisiera decirle:

―Dile que se lo que ocurrió con su padre y que realmente lo lamento mucho. Que se que lo más seguro se sintió culpable por no poder hacer nada por él, yo así me sentí cuando pasó lo de Joaquin que creía que por ser su amiga de hace años debí de darme cuenta que estaba mal y que debía de hacer algo pero lo único que pude era estar a su lado. Lo que él tenía era algo ya físico que el único modo era con medicamentos y no tuvo que ver si era feliz conmigo o no.




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