—Oye, espera—Devon detuvo mi veloz caminata hacia el baño.
Luego de que esas palabras salieran de mi boca sin mi permiso, el timbre de finalización de clase sonó anunciando el final de la clase. Y sin pensarlo más, tomé mis cosas y fui una de las primeras en escapar.
Me sentía avergonzada.
Y no sabía por qué.
Apreté mis ojos con pesar y sin opción, volteé a verlo. Mis mejillas se calentaron al verlo mirarme con gran intensidad y me fue imposible mantener su mirada, asique, hice que descendiera hasta el suelo.
—¿Qué quieres?
Lo sentí sonreír—Pues hablar contigo del trabajo.
—Pinta lo que quieras de mí... —Me removí—Diré que es cierto. En cuanto a la pintura en conjunto, luego veremos qué hacer.
Frunció el ceño—¿Y qué pintarás tú sobre mí?
—Algo se me ocurrirá—Me encogí de hombros—Tú solo debes decir que es cierto y ya.
No estaba conforme, lo sabía. Podía verlo en su expresión de pura molestia. No quería actuar así, pero debía.
No debía acercarme a él.
—No.
Elevé mis ojos con rapidez—¿D-disculpa?
—Dije que no—Sonrió y se cruzó de brazos—Quiero pintar algo real.
Lo analicé nerviosa.
—Y tú tienes algo que quiero pintar—Me observó inquisitivo—Aunque aún no puedo descubrir que es.
Me acerqué levemente con nervios, con miedo—Puedes pintar lo que sea, no me importa. No será necesario pasar tiempo juntos, de verdad—Supliqué con esperanza—Por favor.
—¿Es que no te agrado o qué?
¿No agradarme? Por favor. Podría jurar que paso cada minuto de la clase observándolo. Y cuando no lo observo lo pienso y cuando no lo pienso lo sueño. ¿Eso es desagrado?.
Rayos.
—No es eso.
—¿Entonces? —Cuestionó con seriedad.
Abrí mis labios para responder, cuando noté unas presencias detrás de Devon. Mis nervios se activaron y mi temperatura se enfrió. Parecía que mi interior se removía con brusquedad para luego movilizar con pánico a mi cerebro.
Sara y Kayla.
—¿Tess?
—Sí—Respondí frenética, interrumpiendo a Devon, quien me observó confuso—Lo haremos juntos. Luego te veo.
Y sin dejarlo articular palabra, me encaminé a toda velocidad al baño. Casi corrí, casi. Divisé un cubículo vacío y me adentré en él. Trepé hacia el inodoro, tomando mis piernas y juntándolas en mi pecho de forma que mis pies no se vieran. Y recé porque no vinieran a por mí, solo por hoy quería terminar el día en paz, aunque sea solo un poco.
No fue así.
—¿Por qué actúas como frenética? —Distinguí la voz de Kayla—¿Qué estamos buscando aquí en el baño?
—Sé que estás aquí—Esta vez fue Sara.
Presioné mis piernas con fuerza. Y de pronto mi cuerpo dio un brinco ante el golpe del otro lado de la puerta.
—¡Sal!
No tenía opción. Era salir por decisión propia o que ella me sacara. Prefería la primera opción, aunque me asustara. Con el temblor en mis manos, quité el seguro y abrí la puerta con lentitud, encontrándome con esos ojos llenos de furia.
Sara tomó mi remera y terminó de sacar mi cuerpo del baño con brusquedad. Posicioné mis manos para no estrellarme contra los lavabos, pero solo logré lastimar mi muñeca. La tomé con la contraria y la presioné para evitar el insoportable dolor que sentía en ella.
—Veo que ignoraste completamente mi advertencia.
Kayla se mantenía alejada de la escena en puro silencio. Siempre hacía lo mismo, ella me observaba con un deje de culpa y miedo, pero aun así jamás hacia nada.
Jamás los detuvo.
—Tú y yo habíamos quedado de acuerdo en que no te acercarías a Devon—Recordó filosamente.
—¿Devon? —Interrumpió Kayla—¿Qué ocurre con él?
Sara sonrió—Esta mosca muerta está detrás de él—Explicó—Y no quiero que te lastimen, sé que estás enamorada de él. Solo quiero protegerte.
Mentira.
Mil veces mentira.
—Oh—Kayla me observó—¿Tú crees que él...
Sara rio—¡No, claro que no! —Aplaudió en medio de risas—No es tan idiota.
Bajé mi rostro con dolor. Ellas hablaban como si no tuvieran peso sus palabras, como si el hecho de comentar sobre mi apariencia no me dañara.
Falta de empatía.
Claro.
Un tirón en mi pelo hizo que levantara el rostro y observara con miedo los ojos pardos de Sara, quien con una sonrisa disfrutaba de todo esto.
—Un pajarito me ha contado que harás un trabajo con él ¿Es eso cierto? —Me removí intentando quitar su mano de mi cabello—Res-pon-de.
Actitud sumisa.
—Nuestra profesora nos ubicó en el mismo equipo—Tomé su mano y con fuerza la quité de mi cabello. Sara me observó estupefacta y Kayla negó dando pasos hacia atrás—Ahora déjame en paz.
Intenté pasar por su lado, cuando un golpe en mi costado derecho me obligó a encorvarme y caer al suelo. Aullé de dolor no solo por el golpe recién dado, sino por mi muñeca, que también estaba dañada.
—No intentes jugar a la valiente conmigo—Nuevamente tomó mi cabello y tiró de mi hasta dejarme recostada en el suelo.
—Sara, creo que...
—Dame el celular—Interrumpió a Kayla—Ahora.
Esta se lo entregó con duda—¿Qué piensas hacer? —Sara activó el flash y luego de observar a Kayla, posó sus ojos en mí.
—Deja de preguntar y trae el recipiente de papeles.
—¿Qué?
—Hazlo ya, mierda.
Kayla corrió hacia dentro de los cubículos y tomó el tarro en donde los estudiantes dejaban los papeles con los que se higienizaban.
—Arrójaselos.
Oh, no.
Me arrastré lo más lejos que pude, intentando no perjudicar mi mano.
—No haré eso.
Sara rodó sus ojos con frustración—Entonces graba—Le tendió el celular y quitó el tarro de sus manos—No me enfoques a mí, solo a ella.
—Yo...
—No estás haciendo ningún daño, solo le recuerdas que no se meta con Devon. Es todo—Intentó converserla— Si no lo haces ahora, al final terminará quedándose con él ¿Es eso lo que quieres? —Kayla luego de pensarlo, movió su cabeza a ambos lados negando—Entonces graba.
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Editado: 17.07.2024