Morado y Verde

Capítulo 11

ADVERTENCIA: CAPÍTULO CON CONTENIDO SENSIBLE.

Los pasillos del colegio estaban repletos de alumnos. Algunos conversaban entre sí y reían, mientras que otros solo tomaban sus libros para sus siguientes clases. Yo por mi parte caminaba en silencio hasta mi casillero, sin mirar a nadie con mis ojos fijos en el suelo.

Al llegar a mi casillero, tomé la correa de mi mochila y la posé en el suelo junto a mis piernas.

Apreté mis labios con cierta molestia en mi interior y esa molestia tenía nombre.

Devon.

No había sabido de él desde que tuve el valor de confesar lo que me ocurría.

¿Y si me había equivocado?

¿Y si había confiado en la persona equivocada?

La decepción quería hacerse notar en mi interior pero me negaba a ello. No debía juzgar.

Devon no mentiría sobre su familia.

¿O sí?

Negué ante mis pensamientos negativos y me dispuse a abrir mi casillero para tomar mis libros de Matemáticas, cuando algo captó mi atención.

Había algo en la orilla de mis libros y mis pinturas.

Fruncí el ceño y con cuidado lo tomé, con la desconfianza tiñendo mis facciones.

Era un pequeño sobre en el cual fácilmente podía distinguirse algo dentro. Lentamente rompí el papel y mis ojos se abrieron con sorpresa al ver una pulsera similar a la que tuve hace un tiempo, solo que esta estaba con nuevos nudos que resaltaban aún más los colores.

Morado y Verde.

Miré a ambos lados del pasillo pero no divisé nada sospechoso, por lo que, devolví mi vista a la pulsera entre mis manos, acariciándola.

¿Quién habría sido?

Algo escrito en el sobre llamó mi atención.

"Cortesía de Devon. Pd: Maxine ayudó (Solo un poco)"

Sonreí sintiendo mis ojos picar. Él seguía aquí, no se había ido.

¿Pero entonces, donde estuvo metido?

Con miles de dudas en mi cabeza, tomé la pulsera y la coloqué en mi mano izquierda fácilmente con ayuda de mi, ya recuperada, mano derecha. Tal vez solo era una pulsera, un simple objeto pero en ese momento, representó esperanza.

Algo que creía perdido.

Cerré mi casillero con un poco de energía en mi interior y continué mi camino. Una sonrisa ligera, apenas visible, se asomaba por mis labios.

¿Por qué sonreía al pensar en Devon?

¿Por qué mi estómago se retorcía de alegría al recordar su rostro?

¿Acaso yo...?

No.

Él podía ser mi amigo en algún futuro, solo eso y yo no podía pedir nada más. No podía confundir las cosas.

Al girar por el pasillo, mi leve sonrisa se borró por completo.

Ellos estaban ahí.

Esperándome.

Mis pies frenaron y con mis ojos busqué algún rastro de ayuda, pero el pasillo estaba vacío. Por lo general siempre lo estaba, ya que, este se dividía en dos direcciones en su final.

Derecha, cuarto del conserje.

Izquierda, salón de matemáticas.

Y todos o al menos la mayoría faltaban a esta clase.

Sin dudarlo, giré a gran velocidad para comenzar a correr pero no fui lo suficientemente rápida.

John trabó mi pie, haciendo que cayera al suelo. Y Thomas, subió sobre mi cuerpo y con ayuda de John, cubrió mi boca con su corbata azul. Intenté ponerme de pie, nuevamente, pero un peso se posó con brusquedad en mi espalda, volviendo a juntar mi pecho con el frío suelo.

— No te asustes, Reina de los colores — Murmuró en mi oído, John — Solo queremos conversar de algo contigo.

Y desde allí, comenzó.

Ambos tomaron mis pies y comenzaron a arrástrame por el pasillo hasta llegar al final. Luché por gritar, pero la corbata estaba ajustada a tal punto que lastimaba mis mejillas.

Y doblaron hacia la derecha.

No, no, no.

Una vez dentro, Thomas tomó mi cabello haciendo que me pusiera de pie y lo observara fijamente.

— De esto queríamos hablar contigo — Dijo filoso y mis ojos observaron una leve tonalidad morada en una de sus mejillas. Mi respiración se cortó y al no responder, tiró con más brusquedad mi cabello haciendo que chillara del dolor.

John mientras tanto se ocupo de trabar la puerta con seguro y luego sonrió al ver la situación.

— Está hecho, Lucian — Dijo observando tras mi espalda.

¿Lucian?

Thomas me empujó, haciendo que me estrellara contra el cuerpo que se encontraba escondido en la oscuridad.

Él también estaba aquí.

Lucian me sujetó con fuerza y caminó conmigo hasta que la luz impactó con su rostro.

Un gemido de sorpresa salió de mis labios al percatarme de lo descompuesto que lucía su rostro.

Lucian estaba doblemente golpeado. Aún más que Thomas.

— Seguramente te preguntaras que fue lo que me sucedió en la cara — Presionó con fuerza mis brazos y sollocé muerta del pánico — Pues estos moretones tienen nombre y apellido: Devon Walker.

¿Qué has hecho, Devon?

— El muy idiota me golpeó al igual que a Thomas y no nos dio una puta respuesta — Comentó con una leve sonrisa — Pero olvidó que yo lo conozco más de lo que él cree.

Fruncí mi ceño con confusión.

— Sabía que andaría de justiciero. Sabía que Devon no podría dejar el pasado atrás. No, el muy imbécil siente tanta culpa por haber sido una mierda que actúa como si al hacer algo ahora, borrara lo que sucedió — Lanzó una carcajada — Y por supuesto que supe que todo esto se trataría de ti pero necesitaba estar seguro, así que, cuando mencioné tu nombre luego de que Devon nos golpeara, se tensó tan obviamente que quise reír ante tal acto de heroísmo. Patético.

— Aún así, el muy idiota golpea fuerte — Agregó Thomas tras de mí.

John rio — Solo porque no estuve presente — Agregó burlonamente — Sino se habría llevado unos buenos golpes.

Lucian suspiró — Agradece que no estuviste allí — Chasqueó la lengua — Conozco a Devon y sé de lo que es capaz. Estarías hecho mierda tú también — Dirigió sus ojos hacia mí — Tú me recuerdas al idiota de Alfie...




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