Morado y Verde

Capítulo 32

Michigan.

EXPOSICIÓN DE ARTE.

"Pasiones y Pinceles" por Bruno Stolen.

Entrada 1

N°23455678809

20:00hs a 23:00hs

Observé la entrada por quinta vez y no supe que pensar. Mi cabeza estaba hecha un lío, recuerdos, pensamientos repentinos pero recurrentes, y un manojo de sentimientos que me tenían confundida.

Apreté con fuerza el material entre mis manos y de reojo visualicé a James conducir con bastante fijeza y concentración por la carretera de camino hacia el aeropuerto.

Su cabello rubio, brillaba aún más cuando los rayos de sol se posaban sobre el. Y sus ojos verdes oscuros, se aclaraban con fuerza cuando la luz daba en ellos y más aún, cuando me observaban.

Ha sido la persona que con más amor me ha observado, además de mis padres.

Devolví la vista hacia la entrada a la galería de arte y un retortijón apareció repentinamente. Sentía que al ver el pequeño papel rectangular, me advertía que algo más venía allí, pero lo descarté por miedo.

—¿Todo bien? — Habló bajo James, ya que, Leah dormía detrás, arrinconada en una esquina del asiento trasero debido a las valijas.

O más bien, sus valijas.

Asentí — Si.

—¿Seguro?

No.

—Seguro.

James me sonrió levemente y elevó su mano, para acariciar mi cabello con cariño. Devolví la sonrisa y mi corazón dolió.

No supe bien porqué.

— Me alegra, porque, hemos llegado — Avisó, mientras giraba el volante para poder aparcar. Respiré profundo, guardando la entrada en el bolso y proseguí a despertar a Leah.

— ¿Llegamos? — Dijo adormilada. Luego de asentir en respuesta, bajé del auto junto con James, para poder bajar las maletas.

—¿No estás emocionada? — Cuestionó Leah, tomando sus maletas con esfuerzo, mientras que James se encargaba de bajar las demás.

—Lo estoy sí — Respondí algo dudosa y ella, por supuesto lo notó.

—Tess... — Detuvo mis movimientos y me obligué a mirarla. Ella suspiró y se aseguró que James estuviera concentrado en terminar de bajar las valijas —Todo irá bien. Solo asistiremos a la galería de arte, me enseñarás lo hermoso que es Michigan y luego volveremos aquí — Me sonrió reconfortante —¿Por qué le temes a volver a ver a Devon? — Susurró — Tal vez, ni siquiera lo crucemos.

— No temo volver a verlo — La observé con fijeza.

Temo a lo que pueda volver a sentir.

(...)

Recuesto mi cabeza en el pecho de James, mientras él me abraza fuertemente, despidiéndose. Lo abrazo con fuerza e inspiro su perfume, sutil y cítrico.

— Adiós, Tess — Besa mi cabeza, apretujándome aún más.

Rio levemente — No me iré para siempre — Él afloja su agarre y me aleja para poder observarme y al ver su mirada, mi sonrisa decayó — ¿Qué sucede?

— No quiero perderte — Murmura en susurro ahogado.

Niego levemente — ¿Por qué...?

—Siento hacer esto aquí y justo ahora. Demasiado inoportuno de mi parte, lo siento — Desvía un poco la mirada y yo solo me dediqué a observarlo con confusión —Es que, me he negado a verlo, me he cegado pensando que quizás podrías verme como yo te veo y con esto no pretendo culparte — Aclara — Ha sido mi culpa.

— James — Lo detengo — ¿Qué estás intentando decir?

El remoja sus labios — Que te quiero, te amo y sé bien que tú también me quieres... — Asiento lentamente — Pero no me amas — Comienzo a negar y él me detiene —Quiero ser realista, bonita y necesito que tú también lo seas.

— ¿Es por Michigan? — Cuestiono con dolor — ¿Es por eso? — Él suspira — Prefiero no asistir si ese es el problema.

— Tess... — Dirige la mirada hacia las personas que arrastran perezosamente sus maletas hacia la recepción —Cariño, tu amor no es mío y en el fondo lo sabes... — Me sonríe afligido — Es hora de aceptarlo.

—James.

— Haremos esto ¿Vale? — Me miró con seguridad — Irás a ese viaje, visitarás esa exposición de arte y aprenderás de los mejores... —Mojé una leve lágrima de mi mejilla — Y lo verás a él — Me sonrió — Y si resulta que ya no sientes lo mismo, volverás a mí y prometo hacerte la mujer más dichosa del mundo. Pero si es lo contrario, quiero que me prometas algo.

Mi corazón llora.

El suyo también.

—Dejarás que sea él, quien te convierta en la mujer más feliz del mundo, aquel por el qué termines de sanar y seas grandiosa, porque sé que lo serás — Me abraza con fuerza — Ve con Leah, ya ha esperado demasiado.

— Volveré — Dije entre lágrimas.

James sonrió levemente — Ve.

Y no alejé mi mirada desde que volví con Leah, incluso cuando subimos al avión y tampoco lo hice al despegar.

De alguna manera supe que él tenía razón.

No estaba segura de volver.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.