Alicia y yo todavía estábamos en la sala, ella con su “expediente paranormal” y yo con una compresa fría en el cuello, cuando alguien tocó la puerta.
Un golpe firme.
Luego otro.
—¿Esperas a alguien? —susurró Alicia.
—¿A esta hora? No.
—¿La policía?
—¡Alicia!
—¿El vampiro?
—¡ALICIA!
—Ok, ok… solo pregunto…
Me acerqué a la puerta despacio, como si fuera a explotar.
Abrí.
Y ahí estaba él.
Kael.
Con su camisa negra, su sonrisa suave y ese aire de “no estoy preocupado… bueno sí, pero pretendo que no”.
—Hola —dijo, mirándome como si pudiera leerme el alma.
Mi corazón dio un brinquito traicionero.
—Kael… ¿qué haces aquí?
—Pasaba cerca —mintió descaradamente.
Nadie “pasaba cerca” de nuestro edificio. NADIE.
Pero no lo cuestioné.
Kael entró y Alicia lo miró como si fuera un OVNI.
—Hola Kael —dijo ella—. Elena está ligeramente mordida pero estamos bien.
Yo la miré con cara de TE MATO AHORA MISMO.
—¿Qué? —dijo Kael, frunciendo el ceño.
Alicia, sin filtro, agregó:
—Mira, mira —y me empujó hacia él como si yo fuera una exhibición de museo—. ¡Dos agujeritos perfectos!
Kael se quedó inmóvil.
Demasiado inmóvil.
Parecía una estatua con sentimientos.
—¿Puedo ver? —preguntó él.
—S-Sí…
Me aparté el pelo y dejé el cuello a la vista.
Kael lo vio.
Sus ojos cambiaron.
Su mandíbula se tensó.
Un músculo en su cuello saltó.
—Elena… —su voz salió ronca—. ¿Quién te hizo esto?
Yo tragué saliva.
Antes de responder, Alicia soltó:
—Yo creo que fue un vampiro sexy. Elena piensa que fue un mosquito especializado en cirugía.
Kael le lanzó una mirada que decía “por favor detente”.
Yo respiré profundo.
—Kael… sí recuerdo algo —confesé.
El aire se volvió más pesado.
—¿Qué recuerdas? —preguntó él.
Cerré los ojos.
Y ahí estaba el recuerdo como un puñal envuelto en terciopelo:
El pasillo oscuro.
La música lejos.
La mano fría en mi cintura.
Su cuerpo contra el mío.
El beso lento, profundo, irresistible.
La forma en que me sujetó la mandíbula… como si me conociera.
El susurro en mi oído.
Sus labios bajando por mi cuello…
Abrí los ojos, con el corazón en la garganta.
—Me besé con alguien anoche —dije, mirando al piso.
Alicia gritó:
—¡LO SABÍA! ¡HUBO UN VAMPIRO SEXY!
Yo le lancé la mirada de LA VOY A MATAR.
Kael me miró, herido por algo que no debería dolerle, pero que claramente le dolía.
—¿Con quién? —preguntó él, la voz suave pero tensa.
Mi garganta se cerró.
El nombre quemaba… Corvin… pero no lo dije.
—No recuerdo su nombre —mentí, y sonó horrible.
Kael apretó los labios.
Un brillo oscuro cruzó sus ojos.
Dolor.
Rabia.
Y… miedo.
Sí. Miedo.
—¿Te tocó el cuello? —preguntó.
Yo asentí.
Alicia hizo un sonido de alarma.
—¡Confirmado! ¡VAMPIRO! ¡LO SABÍA! ¡ESTOY HECHA PARA ESTO!
—Alicia, por favor… —dije.
Kael respiró profundo, controlándose.
—Elena —dijo bajito, con voz temblorosa—. Esto no puede ignorarse.
Alicia levantó su libreta.
—¡Exacto! Por eso debemos investigar la fiesta. Yo ya tengo plan A, B, C y D.
—¿Investig… qué? —preguntó Kael.
Ella lo ignoró.
—Plan A: vamos a la casa y preguntamos “¿Quién mordió a mi amiga?”
—¡NO! —gritamos Kael y yo a la vez.
—Ok, plan B: hago un retrato hablado.
—Alicia…
—Pero no tenemos impresora, así que sería en servilletas.
Kael se frotó la cara, desesperado.
—No quiero que vuelvas a esa casa —dijo, mirándome intenso—. Es peligroso.
Mi corazón se apretó.
Su tono era protector… y más que eso.
Mucho más.
—¿Peligroso por qué? —pregunté.
Kael dudó.
—Porque hay gente… que no es lo que parece.
Alicia abrió los ojos como platos.
—¡¡LO SABÍA!! ¡ELENA SE METIÓ EN UN NIDO DE VAMPIROS!
—Alicia, por favor —dije.
—¿Qué? Solo digo la verdad —respondió mientras tropezaba con su propia zapatilla.
Kael soltó un suspiro largo.
Alicia levantó su lupa (¿DE DÓNDE LA SACÓ?) y anunció:
—¡SEÑORES! Esta tarde… ¡INVESTIGAMOOOOOS!
Kael y yo:
—NO.
Pero Alicia ya estaba poniéndose una capa imaginaria de detective.
Mientras tanto, Kael seguía mirándome el cuello…
como si fuera una advertencia.
Como si aquello no fuera cualquier cosa.
Y lo peor no era la mordida.
Lo peor era lo que sentía en mi pecho cuando él me miraba así.
Protector.
Preocupado.
Hirviendo.
Y lo que sentía en mi memoria cuando pensaba en el beso con Corvin.
Estaba en medio de un lío.
Un lío enorme.
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Editado: 28.12.2025