El espejo mágico fue colocado estratégicamente cerca de uno de los enormes vitrales que adornaban la panadería, brillando con destellos de luz que atraía la atención de todos los transeúntes. Aquellas personas que pasaban o se aventuraban a entrar, se detenían fascinadas al ver su reflejo en el cristal encantado. Mientras tanto, el hombre, oculto en el interior de su establecimiento observaba con anhelo y desesperación, esperando encontrar aquella alma y corazón puro que pudiera romper el maleficio que lo mantenía alejado de su hijo.
La noticia de la terrible tragedia se propagó por todo el territorio en cuestión de días, como un viento gélido que arrastraba consigo el lamento de la pérdida. Personas de todos los rincones viajaron sin importar la distancia, deseando presenciar con sus propios ojos lo que había ocurrido. Día tras día, la panadería se llenaba de curiosos, quienes al posicionarse frente al cristal mágico, eran recibidos por una danza de intensos y coloridos destellos que emanaban del espejo. Sin embargo, lo que veían no era lo que el panadero esperaba. Algunos se reflejaban de forma distorsionada, Otros eran cubiertos por una espesa nube blanca que ocultaba su esencia, un pequeño grupo observaba como sus cuerpos eran consumidos por una profunda oscuridad, mientras que otros se transformaban en figuras demoniacas y terroríficas, solo unos pocos lograban ver su reflejo como en cualquier otro espejo, pero en cada uno de los rostros había un aire de inquietud y desasosiego, dejando al panadero sumergido en la frustración y tristeza.
- ¡No te preocupes mi querido, Giorgio, encontraré la manera de volverte a la normalidad! –le decía su padre cada mañana.
Y así transcurrieron los años, en un silencio abrumador que envolvía la panadería como un manto de olvido, hasta que la última chispa de esperanza que aún habitaba en el corazón del panadero se extinguió por completo. El aire, antes impregnado por el fresco aroma del pan recién horneado, se tornó gélido y hostil, reflejando el desasosiego que lo consumía. Aquellos coloridos destellos que emanaban del espejo mágico, símbolo de sueños y promesas, fueron lentamente reemplazados por una oscuridad impenetrable mientras una espesa neblina se cernía sobre él. Cada vez que se reflejaba en el cristal, la imagen se convertía en un eco sombrío de lo que alguna vez fue, atrapado en un mundo donde la luz había dejado de brillar.
Un día, el sonido de un par de tacones resonó con firmeza a lo largo y ancho de la calle, capturando la atención de todos aquellos que transitaban por allí. El eco de cada paso se convirtió en una melodía que invitaba a la curiosidad, y las miradas se volvieron en dirección a la elegante joven que avanzaba con gracia, su figura recortada contra el suave resplandor del atardecer. Con un aire de misterio y determinación se dirigía hacia la casa del panadero, despertando el interés de los transeúntes que no podían evitar seguirla con sus ojos.
- ¡Buenas tardes, señorita! –saludó uno de los habitantes, mientras barría la entrada de su tienda. El hombre se detuvo para observarla ya que nunca antes la había visto en el pueblo.
- ¡Buenas tardes! –respondió ella con alegría, mientras continuaba su camino.
La joven se destacaba por su piel blanca como la porcelana, mientras sus labios de un vibrante color cereza, contrastaban con la delicadeza de su rostro. Sus ojos grandes de color grisáceo, llenos de misterio y curiosidad parecían reflejar el mundo que la rodeaba. Una larga cabellera negra como el carbón, caía en suaves ondas sobre sus hombros, enmarcando su figura esbelta. Su vestido rosa, ondeaba suavemente al compás del viento, envolviéndola en un halo de gracia y feminidad. Y complementando su apariencia, un hermoso camafeo dorado brillaba en su pecho, adornado con dos varitas mágicas entrelazadas con un listón de color rosa, que destellaba bajo los cálidos rayos del sol, creando un espectáculo visual que encantaba a todos los que la veían pasar.
Minutos después, el suave tintineo de las campanillas, anunció la llegada de un nuevo cliente.
- ¡Buenas tardes! –la joven saludó con ternura, aunque no vio a nadie- ¡¿Hay alguien aquí?! –permaneció inmóvil por unos segundos. Sus ojos recorrieron cada rincón de la panadería en busca de una señal, pero el silencio era absoluto. Al no recibir respuesta alguna, decidió darse media vuelta para salir, cuando su mirada se posó en aquel magnifico espejo- ¡Pero que espejo más hermoso! –exclamó, mientras se acercaba, y al reflejarse en él, fuertes destellos comenzaron a danzar por el aire iluminando todo a su paso- ¡¿Pero qué?!
Sus palabras se ahogaron en el interior de su boca, atrapadas por el miedo que le paralizaba el aliento. Fue en ese momento cuando un desgarrador grito logró escapar de su garganta, resonando en la panadería que se estremecía lentamente. De las sombras, emergieron dos espeluznantes brazos, alargados y retorcidos, que se dirigían hacia ella a toda velocidad. La terrorífica visión la hizo temblar, pero no pudo evitar que aquellos brazos la capturaran con una fuerza inhumana, elevándola por los aires mientras su mente se llenaba de pánico y confusión.
- ¡Por favor, ayúdenme! –gritó la chica en medio del llanto.
#816 en Fantasía
#139 en Magia
magia, magia aventura y accion, magia aventuras accion viajes fantacia
Editado: 18.03.2025