morgana, Melodía Encantada

Capítulo 4

Desde la distancia, en lo más alto de un robusto árbol, se encontraba reposando un delgado niño de cabello negro y ojos soñadores, que miraba con fascinación el mundo que lo rodeaba. Cada día se adentraba en el bosque con el corazón palpitante, guiado por el irresistible llamado de las melodías que el ave evocaba al viento. Desde su perchero natural, podía escuchar como las notas danzaban entre las hojas y se entrelazaban con el murmullo del arroyo cercano. El niño, inmerso en su propio universo de sueños e imaginaciones, sentía que cada trino del ave era un susurro mágico que lo invitaba a soñar despierto y a explorar un mundo lleno de posibilidades. En esos momentos, el bosque no solo era un lugar, era un refugio de música y maravillas donde su espíritu libre podía volar tan alto como las melodías que llenaban el aire.

- ¿Cómo puede esa mujer disfrutar de una melodía tan triste como esa? –se dijo, mientras observaba a la bruja desde las alturas- ¿Acaso no se da cuenta del dolor que siente esa ave?

Cada día, estas preguntas atormentaban su mente, mientras su corazón parecía latir con menos fuerza, como si intentara desvanecerse en el aire. La respiración se le entrecortaba, y cada vez que escuchaba aquel triste canto, las lágrimas brotaban de sus ojos, resonando con el mismo dolor que emanaba del pequeño pecho de aquella ave. Era un lamento compartido entre dos almas solitarias. Él, atrapado en su tristeza, y el pájaro, con su melodía desgarradora, como un eco de sufrimiento que llenaba el silencio de su vida. Esa conexión lo hacía sentir vivo y a su vez profundamente herido, como si aquel canto fuera un recordatorio de lo que había perdido.

Un Día, el joven se encontraba de pie sobre una de las altas ramas del árbol. Su corazón palpitaba lleno de expectativas mientras aguardaba la aparición de Morgana, ya que anhelaba escuchar las hermosas y dolorosas melodías que el ave articulaba, pues sabía que su canto era un reflejo del alma misma del bosque. Sin embargo, el tiempo transcurrió y Morgana nunca llegó, dejando al muchacho en una creciente decepción. Fue entonces cuando un inesperado canto lo sorprendió. Una melodía tan pura y melancólica que le hizo olvidar su desilusión. Sin pensarlo dos veces, el niño abandonó su escondite para acercarse lentamente al árbol que custodiaba a la avecilla. Cada paso era un acto de valentía, impulsado por la curiosidad y el deseo de entender el profundo dolor que esa pequeña criatura transmitía con su canto.

- ¡Que hermosa eres! –exclamó.

- El ave lo observó con atención, sus ojos brillantes llenos de curiosidad que el niño no había imaginado. Con un suave aleteo, el ave desplegó sus alas y descendió hasta las ramas más cercanas, como si quisiera acercarse aún más a su nuevo amigo. Inmediatamente, reanudó su canto, pero esta vez era una melodía llena de alegría. Un himno vibrante que llenó el aire con una energía que el niño no había escuchado antes. Era como si el dolor se hubiera convertido en esperanza, y cada nota resonaba en su corazón, creando una conexión mágica entre ellos. Así transcurrieron las horas, sumidos en esa profunda sensación de felicidad compartida, donde el canto del ave se entrelazaba con las risas del niño, formando un lazo inquebrantable que los unía en un instante eterno de pura alegría.

- - ¡Muchas Gracias por esas hermosas canciones! –le dijo, mientras se ponía en pie- ¡Vendré a visitarte todos los días, lo prometo!

Y así, como lo prometió, el joven asistió al bosque todos los días, atraído por todas aquellas hermosas melodías que resonaban entre los árboles. Cada vez que se acercaba un poco más, su corazón latía con fuerza, disfrutando no solo de la música sino también de la compañía de su nueva amiga. Con el tiempo, las melodías que solo llenaban su alma de alegría comenzaron a transformarse en algo más profundo. Un fuerte sentimiento emergía en el aire, un sentimiento que se expresaba en las canciones y que hablaba de anhelos, sueños y pasiones. Así, en aquel rincón mágico del bosque, la música se convirtió en un reflejo de las emociones humanas más intensas, creando una sinfonía única que resonaría en sus corazones de por vida.

- ¡¿Avecilla dónde estás?! –el corazón del joven dio un sobresalto, al escuchar que la bruja se acercaba a toda velocidad- ¡¿con quién estás?! ¡Nunca te había escuchado cantar de esa forma!

El niño, con el corazón latiendo desbocado y una angustia que le oprimía el pecho, sintió como el miedo lo impulsaba a correr con todas sus fuerzas. Sus pequeños pies apenas tocaban el suelo mientras se adentraba en el bosque, buscando refugio entre los árboles frondosos que parecían abrazarlo. La oscuridad de las ramas lo envolvían, y cada susurro del viento lo hacía temer que aquella mujer lo estuviera persiguiendo. Se agachó detrás de un tronco grueso, conteniendo la respiración, deseando con todas sus fuerzas desaparecer por completo, como si la naturaleza lo pudiera ocultar de aquellos ojos que tanto lo aterraban.



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En el texto hay: maga, magiaoscura, magas

Editado: 31.07.2025

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