"Está solo, ella al fin lo dejó en paz, no la halla por ningún lado, pero créeme, es mejor verla, saber que le hara daño, es mejor estar con 'ella'.
Él sabe que lo están observando, es decir, no siente nada y eso quieren decir que lo vigilan."
...
Día anterior ...
4:50 de la tarde ...
- Mamá, la panadería está cerrada-
- Pues tendrás que ir al centro-
- Mamá, me da flojera-
- Hueis, obedece-(lo mira desafiante)-
- Bien-(dice de resoplón y sale de la casa hacia su nuevo destino)-
Hueis, un chico de 17 años de edad, tosco, amable, valiente y estudioso. Cuerpo delgado, músculos no muy marcados, ojos marrones, cabello castaño y piel tostada, un chico como cualquiera.
Hoy es un día especial, ya que una de sus hermanas, la menor de todas, está cumpliendo tres años de edad y la familia decidió celebrarlo en el campo, ¿raro?, pues no, a la bebita le gusta estar en la casa rural y espera tener un felíz cumpleaños ... aunque no sabe que podría ser el peor de todos.
La casa que esta familia construyó en el campo es de tamaño normal: Planta baja, primer piso y segundo piso, el patio enorme e inundado de grama le da una hermosa vista al sembrarío del patio trasero.
El campo es un lugar tranquilo, los vecinos están a kilómetros de distancia, por lo tanto encender un equipo de sonido hasta explotar no fastidiará a nadie.
- Buenas tardes señor James, deme veinte panes, por favor-(Hueis entrega el dinero)-
- Buenas tardes Hueis-(toma el dinero y una bolsa para pan)-
- Es extraño que su negocio esté vacío, mejor dicho, es raro que no haya personas paseando en el centro-(mira a través del vidrio)-
- Ya es tarde-(dice el panadero dándole la espalda mientras introduce los panes en la bolsa)-, supongo que es por eso-
- (Hueis asiente en silencio)-
El panadero le entrega la bolsa de pan.
- Vete rápido, es peligroso-(le da una mirada hostil fingida y un aire frío choca con el cuerpo de Hueis)-
El chico asiente saliendo de la panadería, dando un vano esfuerzo de mirar hacia los lados, ya que no hay una persona con la cual pudiese tropezar.
El joven no derrocha la idea de lo extraño que le parece la soledad del centro y apresura el paso, sonríe por lo idiota que se ve haciendo el papel de paranoico al ver una sombra moverse a través del vidrio de una tienda cerrada y sombría.
- Si sigo así, iré al psicólogo-(musita aún sonriente cruzando uno de los amplios y solitarios pasillos)-
Cerrado, cerrado, cerrado, cerrado ... todas las tiendas cerradas, ¿por qué?, porque ya es tarde según el panadero.
- ¡Diablos!-(espeta inquieto frotándose el ojo izquierdo en un intento de desaparecer la pequeña basura que le ha caido y al mismo tiempo preguntándose: ¿De dónde salió?)-
No hay viento, el sol empieza a ocultarse detrás de las nubes de lluvia, a lo lejos se escuchan algunos autos corriendo en la autopista, el sonido de un trueno corta el hilo del silencio seguido por un llanto agudo.