Morir por amor o morir de amor

Capítulo 16

Los días pasaron con suma tranquilidad. Katerina continuó con sus presentaciones, cada día se llenaba de personas que ansiaban ver su espectáculo. Algunos venían de ciudades aledañas a ver el show.

-Este es tu sueldo, señorita Katerina. Ve y cómprate algún vestido o joyas; debes tener a la mano.

Ella, el director, más el contador del teatro estaban en la oficina. Era hora de devolver monetariamente su desempeño. Ella se había esforzado al máximo durante las dos semanas siguientes.

-Muchas gracias, pero debo entregárselo a mi madre, ella verá que hacer con el dinero - respondió mirando el piso.

-Es tu dinero, tú debería gastarlo sin intervenciones - dijo el director.

-No es tan sencillo - dijo avergonzada, puesto que el trato que realizaron de pequeña le impedía tomar ese tipo de decisiones.

-Bueno, es tu decisión - concluyó.

Durante esas dos semanas no se presentó en la calle, no tenía tiempo y eso la entristecía. Al igual que al joven Viktor, a pesar de ir a todas las presentaciones en el teatro sentía que algo le faltaba, ya era rutina ir a verla a la plaza y no poder verla le generaba un gran descontento, pero le permitió ser más eficiente en su trabajo.

El último día de presentación Viktor la miró con una ansiedad latente. Ella debía pronto volverse más famosa.

-Joven amo, le llegó una carta - dijo Artur desde la puerta.

-Bien - hizo un gesto con su mano para permitirle el acceso a la oficina - Veamos de qué se trata.

“Para Lord Viktor Sládek.

El Señor y la señora se complacen en invitar al Señor de la familia Sládek a una velada en la mansión familiar.

La celebración es el día Sábado a las 17:00 horas.

La invitación es válida para un acompañante.

Con afecto, la Familia Adamik.”

-Vaya, otra fiesta - dobló la carta y la guardó en uno de los cajones.

-¿Irá señor?

-Me gustaría, pero no tengo acompañante - dijo pensando en Katerina.

-¿Y la señorita Berta? - propuso Arthur - ella está soltera.

-Pero quiere desposarme y no le daré oportunidad de ilusionarse.

-Señor, puede que me esté pasando de los límites, pero ¿Usted quiere desposar a esa chica? a la acordeonista a la que siempre va a ver ¿verdad?

Viktor suspiró.

-A ti no se te arranca nada, ¿eh Artur?

-Usted no ha sido muy discreto señor -contestó.

-¿Tú dices? Qué mal de mi parte - realmente a él no le importaba si su asistente se daba cuenta. Llevaría a cabo su plan de todas maneras.

Eso le hizo acordar de los dos jóvenes que interactuaron con su amada.

-Artur, necesito que investigues a dos personas por mi.

-Dígame señor - él anciano señor lo miraba desde el otro lado del gran escritorio.

-Hay dos jóvenes, uno es el profesor de danza del teatro y el otro es un militar joven, se llama, si no mal recuerdo, Alexej. Necesito información de ellos, pronto.

-No hay problema. ¿Algo más?

-No, eso es todo, puedes retirarte.

<< No voy a permitir que arruinen mis planes, ella será sólo mía >>

Artur hizo una pequeña referencia antes de salir de la oficina.

Al otro lado de la ciudad Katerina terminaba de ensayar. Su padres le habían permitido descansar por lo cual no tocó en la plaza, pero si debía continuar ensayando, aunque mañana a primera hora debía estar tocando algunas de las nuevas melodías.

Las últimas dos semanas habían sido muy agotadoras, pero para Katerina había sido la experiencia más enriquecedora. Había conocido a muchas personas, sobre todo el día del debut. Muchos le habían hablado para conocerla, muchos tenían palabras de aliento, otros admiraban su belleza y talento.

-Katerina, hija, baja por favor - llamó su padre desde afuera de su habitación - tenemos que hablar.

-Voy enseguida.

Al bajar vio a sus padres sentados en el sillón.

-¿Ocurre algo? - preguntó curiosa.

-Queremos entregarte esto - Sus padres extendieron una carta - ha llegado esta mañana.

-¿Qué es?

-Una carta de la familia Adamik. Léela en voz alta.

“Para Katerina Macek.

El Señor y la señora Adamik se complacen en invitar a la señorita de la familia Macek a una velada en la mansión familiar.

La celebración es el día Sábado a las 17:00 horas.

La invitación es válida para un acompañante.

Con afecto, la Familia Adamik.”

-Vaya, no nos han invitado, que indignante - miró a su marido con un gesto de desagrado.

-Pero dice un acompañante, puedes ir tu querida - dijo su esposo.

-No, no. No está bien que una dama vaya con otra dama, eso hablará muy mal de ella - negaba frenéticamente - No podemos hacerle eso a nuestra hija. Ve tú.

-Está bien.

Katerina escuchaba a sus padres como nuevamente decidían por ella. Ya que en ningún momento le preguntaron, ni miraron. Pero aunque no quisiera ir, debía hacerlo.

-Padres, entonces debo comprar un vestido a la altura de esa familia de nobles -aportó su hija.

-Muy bien dicho hija - su madre se levantó y se dirigió a su habitación donde tenía guardado el dinero - toma, ve y con este dinero cómprate el vestido más glamoroso que encuentres.

Katerina caminó por las calles que frecuentaba la clase alta, muchos de ellos la miraban y susurraban cosas. Quienes no la conocían hablaban de su apariencia y quien había visto sus presentaciones la miraba con admiración.

-No puedo creer que sea ella - susurraba una mujer a la dama junto a ella - es muy linda.

-Vamos a hablarle.

-No, qué vergüenza.

Muchos de ellos se preguntaban porque nunca la habían visto antes por esas calles de Praga, puesto que no conocen su orígenes. Pero quiénes eran mayores y tenían más mundo sabían bien que ella era hija de dos lacras de la sociedad y no la miraban con buenos ojos.




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