Cuentas que Whitond te persigue y que las sombras de la noche están a la espera de tus errores, el frío de la noche hace más claro el dolor de tu alma y el sufrimiento que eres capaz de presibir, porqué duele.
Ellos están ahí entre aquellas sombras que te mantienen cautivo, te atrapan y amarras tus sentidos para mantenerte encerrado y ¿Que haces? Solo esperar... De ojos azules y destellos amarillos, de cabellos negros, rubios o Palatinado, que destacaban en la montaña que era esa pequeña, fría y envejecida ciudad.
Los veintiún de septiembre eran fecha sagrada, de miedo, todos quedaban atrapados y contenidos por lo que se avecinaba dicho día, lo extraño era que ninguno sabía porque se sentía el temor en realidad. al caer la noche las calles se callaban, se sentía la desolación, cuando la casa a las afueras de Whitond rugia con vida escapando por todas las ventanas.
Ahí, en una de más mansiones más antiguas xe Whitond recibían una de las familias pioneras, pero que con el paso de los años habían empezado a infringir temor, sobretodo, ese día, el veintiuno de septiembre.
Pero el porqué no era conocido, simplemente nadie hablaba de ese día, todos se mantenían al margen y esperaban que todo pasara a gran velocidad. Tenía amigos que disfrutaban de esa fecha debido a su estrecha relación con la familia pero no fue hasta presenciar, que llegue a creer.
Nadie conocía directamente a cada Allen, escondían secretos, unos que imploraban ser descubiertos.
Solo valientes encontraban un agujero en Whitond de forma permanente, solo aquellos que se volvían leyendas y que se quedaban en el corazón de quienes siempre los recordaremos.
Para todos los que alguna vez vi, alguna vez sonreí o saludé pasando por la calle.
Me despido, por siempre.
M.A
Carta de M. A, a los ciudadanos de Whitond.
20 de septiembre 1946.
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········
-Gracias, Verónica por tan...-me dijo el profesor cuando terminé de leer -...perturbador relato
Toda la clase rió.
-Es parte de la historia de la ciudad ¿Por que sería perturbador, profesor Ficher? -defendí - y mi nombre no es verónica, es...
La campaña sonó.
Todos delante de mi tomaron sus cosas y salieron corriendo de aula, suspiré y empecé a empacar mis pertenencias ella pequeña mochila morada.
-Esa información no te la solicité -riñó el profesor.
-Dijo que investigará alguna leyenda de Whitond, que trajera material y lo mostrara en clase y eso hice.
-Me refería a una leyenda verdadera, no los cuentos de la familia Allen, Verónica.
-¡No me llamo Verónica!
-Como sea -dijo, haciendo un ademán con la mano y restandole importancia. -Tienes solo otra oportunidad para aprobar la materia, de lo contrario te veré todo el verano y posiblemente el próximo año.
-Eso no pasará -afirme.
-Ruego porqué así sea -dramático -no quieto ver a otra Asher en lo que queda de mi vida.
Maldito, por eso lo odiaba.
Termine de recoger mis cosas sin dirigirle otra mirada, el no merecía mi tiempo y mucho menos mi odio, cuando el profesor Asher ya tenía el odio de toda la generación Asher.
No podía decir que todas fuéramos santas, pero no éramos malas, como el lo.hacía ver siempre, las hermanos Asher sólo éramos malas en historia y en manos de Fisher todo siempre empeoraba.
Era mi último año y aunque algunas materias habían sido fáciles de llevar Fisher me daba pesadillas aún.
Saló del aula sin mirarlo otra vez y camine por el pasillo hasta llegar a el salón de química avanzada, no precisamente por que fuera buena en química era que iba ahí, toqué tres veces como cada día al finalizar el primer periodo. Danica me abrió y me dio paso a la sala.
-Llegas tarde, Nia.
-Lo sé, el maldito de Fisher es culpable, sabes que me odia.
-No solo a ti primor, no te sientas tan importante -comentó Collin -pero podremos divertirnos al menos diez minutos, amor.
Reí.
Collin rodeó mi cintura y me acercó a su cuerpo y me besó, recorrió mis labios con su lengua, delineando y pidiendo permiso para adentrarse su lengua, lo permití y gemi cuando la sentí hacer contacto con la mía, sus manos se trasladaron de mi cintura a la curva de mi trasero y apretó ligeramente, se sentía muy bien.
-Oigan parejita -dijo Danica, debo irme a clase de arte, nos vemos en el tercer periodo y hablaremos ¿Bien?
Asentimos y Danica nos devolvió el gesto antes de salir del salón.
-Ahora si podremos disfrutar, amor.
-Ya lo creo.
Me besó nuevamente colocando sus manos de lleno en mi trasero, lo apretó y luego bajo las manos a mis muslos instandome a levantar mis piernas y rodearlo; cuando lo hice sentí como su semi erección hacia contacto con mi zona y sólo pude gemir de gusto.
Collin y yo llevábamos seis meses saliendo, ese tiempo juntos había sido maravilloso y extremadamente caliente, pero nunca lo habíamos hecho, aunque nos pasará muy seguido el hacer estas escenitas sin importar el lugar. Lo deseaba y desde hace mucho había querido estar con el por completo, pero algo siempre me detenía, algo inexplicable y que no le había encontrado ningún sentido hasta ahora.
Collin me sentó sobre el escritorio del profesor y me instó a acostarme, sus besos se desplazaron de mi boca a mi cuello y no paró hasta llegar al escote de mi blusa negra.