Morpho Azul -Las crónicas de mi maestra-

En problemas


Al ser rodeadas, solo les quedaba defenderse o serian atrapadas al instante, ya que les inyectarían un veneno paralizador y las envolverían en su telaraña para llevarlas a su reina. Rápidamente Pacem tomó con su mano el talismán que tenía en su cuello y al hacerlo ella se volvió invisible para los Driders, lo que le permitió buscar una salida rápida del peligro inminente. Mientras Spero creaba un escudo de luz protector alrededor de ellas, y mi Maestra, estaba recitando un hechizo para poder invocar el poder del fuego fatuo, con el que lograría retener a los Driders por poco tiempo hasta que Pacem encontraran la salida... los Driders se alejaban trepándose por las paredes y metiéndose por los agujeros del nido por el fuego que fue invocado por Vis. Cuando parecía que estaba todo controlado, un Drider atrapó a Spero por la espalda mordiéndola en el hombro y en cuestión de segundos la envolvió en su seda. 
Vis, poseída por una ira ciega, atacó al drider sin pensarlo mucho: bolas de fuego tan ardientes como el sol, chamuscaron a la criatura, volviéndola cenizas, dejando a Spero envuelta en seda tirada en el piso. Vis corre rápidamente antes de que la ataquen otros Driders y le quita la tela de la cara a su hermana para que pueda respirar; luego de unos segundos se escucha por un pasillo, -¡Hey! creo que encontré algo-, era Pacem; Vis recoge el cuerpo paralizado de su hermana envuelto en telaraña y como puede trata de cargarla. En el camino se oye algo que se acerca velozmente: son Driders. Luego de un momento de estar corriendo a través del laberinto de tela, llegan a una encrucijada donde hay cinco caminos: un camino en la parte superior, dos en la parte del medio y otros dos en la parte inferior. Pacem se sienta un instante para canalizar su energía y así poder encontrar la salida, cuando se percata de que la salida era el pasaje de arriba y cuando se disponían a salir, se oye un rugido chirriante y grueso, era tan horrible que parecía sacado de una pesadilla y estaba arriba de ellas: la Reina Drider, bloqueando la salida.
Al encontrarse frente a frente con lo que parecía la bestia más aterradora del mundo, la Reina Drider, con una altura mayor a cinco metros en cada pata, y un diámetro de unos diez metros, de color negra y con destellos en púrpura y pequeños detalles en dorado en las patas; su corona de cuernos destacaba de las demás haciéndola más grande y fuerte que todos los de su especie. Mientras saca su cabeza del agujero, que era la salida de las hermanas, cuando la Reina Drider las tiene en la mira, de un momento a otro desaparecen dejando atrás un destello de luz que enceguece a los Driders y los deja perplejos. Ante el acontecimiento, la reina comienza a gemir y gritar con un aire desenfrenado, muy furioso y en su dialecto grita -¡Encuéntrenlas, tengo hambre!-.




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