Morpho Azul -Las crónicas de mi maestra-

RAAVA


Los días pasaron, y todo seguía muy pacífico. Poco a poco comenzamos a olvidar nuestro verdadero propósito. Spero se volvía cada vez más cercana a Umbra y yo… yo solo estaba tratando de recuperarme y de pensar en algo para rescatar a Pacem. Si no lo lograba, ésta sería la última vez que la viéramos… 
Caminando por el bosque azul consigo un sendero. Es curioso, pero este bosque no es como los usuales. Aquí los arboles tienen corteza blanca, hojas azules y sus flores y frutos parecen de cristal tornasolado; el césped es de un azul vibrante. Al caminar se siente una energía que recorre todo. Veo mis manos con pequeños flujos de energía que las recorren y me hace sentir cada vez más fuerte. Distraída, caminando por el sendero, absorta por el paisaje fresco y luminoso, comienzo a escuchar unos aullidos agonizantes. Moviendo mi cabeza presto atención para saber de donde provenían, comienzo a caminar más rápido, hasta que doy con unas ruinas: paredes de piedra mucho más altas que yo y en medio una criatura herida muy extraña, con cuernos como astas, figura humanoide y dos pezuñas de caballo. Tenía gran parecido a un fauno pero era más grande, de pelaje plateado… al acercarme pude verlo a los ojos, estos comenzaron a irradiar una luz dorada que me tocó y quedé sumida en un sueño profundo…
En mi mente… despierto… todo esta blanco lleno de una neblina que no me dejaba ver mucho, en ese momento escucho una voz melodiosa….
-¡AYUDAME!, ¡ayúdame por favor!.... 
-¿Quién eres?-, -pregunté- 
La respuesta que recibí fue 
-Raava-
Sorprendida respondo.
-¡¿Cómo?! Si el espíritu de Raava está en el cuerpo de mi hermana, ella es la reencarnación… -
-¡No!… eso creen los centauros, pero fueron engañados por mi hermana gemela Maava, la cual me mantuvo prisionera en este cuerpo, al final me atacó y me dejó para que muriera pero me has encontrado-. 
En ese momento no lo podía creer, la solución a la salvación de mi hermana estaba al alcance de mi mano pero no podía hacer esto sola…
De pronto despierto algo mareada, estoy en la grama la cual está cubierta de rocío matinal, la neblina comenzaba a volverse cada vez más espesa dificultando mi visión. Me levanté y froté mis ojos para poder ver mejor. Me acerco más a Raava y veo que tiene unas heridas muy graves en la espalda, seguramente le atravesaron un pulmón y le rompieron varias costillas. No soy la mejor ejecutante de la magia medicinal. Si Spero estuviera aquí sería diferente, ella es una experta. Logré preparar un pequeño hechizo para hacer un camuflaje. Nadie podría encontrar a Raava y logré hacer que la hemorragia se detuviera un poco… 
-Debo apresurarme-




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