Corrí todo lo que mis pies daban, vi a todos lados para no perderme pero luego de un rato tratando de volver me percato de que me perdí… el bosque me había engañado, el camino ya no estaba así que comencé a gritar por ayuda -¡AUXILIO, ME PERDI!- de pronto una mano me toma por la espalda y me tapa la boca…. Era Umbra…
-Vis: -¿Qué haces aquí y Spero?-
-Umbra: -Mmm… tuve un presentimiento y Salí de casa a buscar a Spero ya que tenía rato sin verla, luego comencé a espiar a los guardias centauros ya que los vi actuando de manera sospechosa y terminé aquí y te escuché gritar…. Y ¿tú?-
-Vis: -No me lo vas a creer pero Pacem no es la reencarnación de Raava-
-Umbra: -Al contrario si lo creo, he estado muy incómodo desde que llegué a este lugar-
-Vis: -Ayúdame necesito encontrar el libro de medicina mágica de Spero y un lugar donde ocultar a Raava-.
-Umbra: -Creo que puedo ayudarte con eso pero, ¿cómo que ocultar a Raava? ¿La viste?-
-Vis: -Si, tiene una herida mortal-
Umbra comienza a revisar un bolso que llevaba consigo y saca un libro verde con un pentàculo en la portada hecho con ramas y unos cuarzos que señalaban las cinco puntas de la estrella.
-Umbra: -¿Será este el libro?-
Mis ojos se abrieron asombrados, ¡éste era el libro! Mil dudas comenzaron a surgir ¿Por qué Umbra llevaba este libro? ¿Qué iba a hacer con él?. Bueno, en fin, realmente debía darme prisa. Tomé a Umbra de la mano y comencé a correr en dirección a donde se encontraba Raava.
Al llegar, hojeé el libro hasta dar con el hechizo de restauración, pero necesitaba a alguien más. Si hacía el hechizo sola moriría, ya que éste consumiría mi energía vital por completo…
Levantó mi cara y veo que Umbra esta atónito al ver a Raava, no lo cree, así que lo toco en el hombro y le pregunto:
-Oye, ¿me ayudarás?-
A lo que él mueve de forma positiva la cabeza, y me dice:
-¿Pero cómo te puedo ayudar?, ¡yo no soy brujo ni nada por el estilo!-
Mientas fijamente lo veo y le digo:
-No importa solo haz lo que yo te diga-
Juntos hicimos un círculo alrededor de Raava. Preparé un hechizo de levitación para el libro ya que no lo iba a poder aguantar mientras realizaba el encantamiento con las manos apuntando hacia donde Raava permanecía. Comencé a leer la inscripción del libro y Umbra me seguía. Logramos ver como las heridas comenzaban a cerrarse, poco a poco. De pronto, escuchamos un galopar que se acercaba rápidamente hacia nosotros. Drásticamente corté el hechizo ya que no nos podían atrapar. Con la ayuda de Umbra logramos llevar a Raava a otro lugar ya que ésta seguía mal herida. Adentrándonos en el bosque conseguimos una cueva, así que decidimos llevarla a ese lugar, al entrar a la cueva notamos que estaba cubierta por cristales muy hermosos que iluminaban la cueva…. Volteo la mirada y le pregunto a Umbra si está bien… èste no me responde ya que está dándome la espalda… me coloco frente a él y veo como las luces de los cristales comienzan a moverse de un lado a otro como danzando alrededor de nosotros, estas luces comienzan a congregarse en el cuerpo de Raava, haciendo que este brille y no solo eso, producía también una especie de ruptura, cual cáscara de huevo y de él salía poco a poco el cuerpo real de ésta. Un cuerpo que no se distingue muy bien ya que es de luz, poco a poco las luces terminan de hacer su danza y dejan de iluminar el cuerpo de Raava, dejando ver el otro cuerpo enorme con astas de apariencia de bestia humanoide como un cascaron vacío.
Asombrados, no podíamos creer tanta belleza… Me acerqué mejor para detallar su blanca piel en su figura de mujer, con un vestido de luz que imitaba la seda blanca, cabello azul cielo con pequeños destellos de energía, rostro angelical, labios rosados, pestañas largas y un cuerno como de unicornio cristalizado en su frente… mientras la detallaba ella abrió los ojos… como piedras tornasol, más hermosos que diamantes, su mirada penetraba a través de mi alma… no mentiré, nunca había vistió a nadie así…
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Editado: 05.06.2018