Mortum: El Palacio De Los Vampiros (libro 1)

Cap. 7. Los Dúrkeles

Steve despertaba junto con el amanecer, Danisha jugaba con un bonito reloj de arena que Alexa había traído consigo después de regresar de su casa con casi una docena entera de libros y que ahora leía silenciosamente en el sofá del cuarto, Niar dormía tendido sobre la alfombra aterciopelada, y Stephanie observaba por la ventana mientras pensaba en el combate de anoche.

—Está despertando —todos se congregaron alrededor de la cama.

Después de la pelea y de que Steve cayese desmayado, decidieron volver al departamento de Stephanie y tratar de reanimarlo.

—¿Qué me pasó? ¿Cuándo volvimos? Había, había vampiros y después… Stephanie… eres…, eres…

Ella le sonrió dando pequeños pasos hacia delante.

—Bueno, ahora soy una vampira.

Steve se llevó las manos a la cabeza.

—¿Qué hiciste? No debiste haberme mordido. Ahora yo sería lo mismo que tú, y tú no tendrías inmortalidad.

—Pero también hubiera muerto. La pelea con Scott me quitó todas las energías, y bueno, también no podía dejar que renunciaras a tu vida solo por culpa mía.

Steve se moría por tocarla, por abrazarla y decirle cuánto la quería, sin embargo, también sabía que con tanta herida de su cuerpo era peligroso tenerla cerca. No quería que Stephanie se sintiera culpable si llegaba a lastimarlo.

—Bien —Danisha se puso de pie, el pequeño reloj se le resbaló de las manos y se partió en pedazos—, ahora que el moribundo ya despertó, quiero que respondan a todas mis preguntas.

—Me vas a pagar ese reloj —Alexa señaló los trocitos del suelo.

—Luego te fabricas otro. Primera pregunta: ¿qué cosa es el anequio y por qué no dejaban de mencionarlo anoche? Segundo: Stephanie también se ha quejado de tu aroma y tú del de ella. ¿Por qué, por qué las brujas huelen así? Tercero: ¿qué ha pasado anoche? ¿De dónde salieron esas dos cosas que acompañaban a Scott? Cuarta y última: ¿Cómo demonios sabía Niar lo que iba a pasar?

—Tranquila vampiresa, que te comenzarán a salir arrugas de tanto estrés.

—Alexa, quiero respuestas.

—Estoy leyendo algunos libros, y aquí dice que el anequio es el veneno de conversión que los vampiros utilizan para transformarse. Si algún vampiro llega a morder a un humano, el anequio tardará algunos segundos en hacer su efecto, y si en ese tiempo no es extraído como lo hizo Stephanie al morder a Steve, entonces convertirá a la persona en un mítrido.

—¿Y el aroma?

—Esa, querida amiga, es otra historia. Leyendo las viejas escrituras que mi abuela redactaba mientras estaba en tierras británicas, se decía que las wiccas tenemos el poder de manipular los cuatro elementos. Yo creo que con un poco más de práctica podré controlar el agua, la tierra, el viento y el fuego. Todos esos olores mezclados crean un perfume natural del que está construida nuestra magia.

—¿Quieres decir que todo este tiempo, he estado oliendo tu magia?

—Exactamente. En cambio, lo que yo he estado oliendo en ustedes, es su cuerpo pudriéndose.

—Oye, Alexa, no seas grosera —Niar la reprendió.

—Hay algo que no entiendo —dijo Stephanie—. Cuando encendiste las varitas de incienso, Danisha era incapaz de reconocer tu olor, y por lo que veo, ahora que están encendidas, tampoco logro sentirlo. ¿Cómo es que Scott nos encontró si se supone que el incienso disfraza nuestro aroma?

Las palabras de Alexa se ensombrecieron.

—Nos sintió.

—¿Pero cómo?

—Hay algo en Scott que no me agrada. El primer día que nos conocimos, ambos sabíamos que éramos diferentes, pero nunca imaginé que su poder sobrepasaría los límites de los que yo estaba acostumbrada. Él me llamó wicca, incluso antes de que yo aceptara serlo. Scott no rastrea mi aroma o el sonido de mi corazón, él rastrea mi magia, y es todavía peor, puesto que sabe mi nivel neopagano.

—Conclusión —Steve logró ponerse de pie—. Hay que cuidarnos de Scott.

—¿Qué habrá pasado con Kerry? —Danisha desvió su mirada.

—Scott lo ha llamado su hermano. Dijo que era su hermano, no su amigo.

—¿Importa?

—No solo eso. Los vampiros que estaban con él también lo llamaron príncipe.

—Y ahora que ahondamos en este tema. Niar, ¿cómo demonios supiste lo que iba a pasar?

—Lo vi.

—¿Ahora ves el futuro?

—Bueno…

—Dúrkel.

—¿Qué? —todos miraron en dirección de Alexa, quien sujetaba uno de sus libros y mostraba una antigua imagen de lo que parecía ser un hombre con túnica blanca y capirote de nazareno suspendido en el aire y rodeado de dos enormes círculos con manecillas de reloj dentro de ellos.

—¿Qué es eso?

—Lo que tú eres —Alexa le sonrió—. Niar, eres un dúrkel.

—¿Qué es eso?

—Un vidente. Puedes tener fragmentos de situaciones que todavía no suceden con solo tocar algo sobrenatural. Tocaste a Stephanie, y aquello te dio el material necesario para ver el ataque de Scott.




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