Mortum Il: Las Torres De Berón (libro 2)

PREFACIO

Ocho años han pasado ya desde aquel primer y catastrófico enfrentamiento que no solo tuvo como consecuencia la pérdida de docenas de vampiros y guardias, sino que también se cobró la alegría de todo el reino.

Scott es el nuevo Mandato ahora, pero lamentablemente el palacio no se encuentra en las condiciones que él desearía, pues es como si la magia hubiese desaparecido. El viento ya no sopla, los Árboles Danzantes han dejado de bailar y de moverse, los vampiros tienen miedo, los caballos ya no relinchan ni galopan, el palacio todavía no logra levantar sus escombros y destrozos, y un terrible sentimiento de desdicha habita en el interior del Sumo Monarca desde que ella se fue.

Nadie sabe en dónde está, si está bien o si fue capturada, pues en un abrir y cerrar de ojos, ella había desaparecido del palacio, de Balefia y de su vida.

Está claro que Mortum ya no es el mismo, pues es como si la tierra que alguna vez floreció en alegría, devoción y prosperidad, ahora estuviese muerta.

Ella gritó cuando lo vio salir. Llevaba varias prendas de ropa limpia y algunas cortinas que pensaba colocar en las ventanas y puertas, cuando sin querer, Kerry salió de la habitación y le hizo tirarlas al suelo.

—Kerry, ¿qué demonios haces ahí dentro? Me has metido un buen susto.

—Lo lamento, Kharo —este se arrodilló para levantar las prendas—. Estaba buscando a mi hermano. ¿No sabes en dónde puede estar? Me es urgente encontrarlo.

—Hace un momento lo vi salir. Se dirigió a…, ya sabes —la vampira habló en susurros—, a los viejos calabozos. Creo que… iba a verlo.

—Lo seguiré buscando, Kharo, y muchas gracias.

Sintiendo frustración y enfado, Kerry salió a los jardines principales del palacio. No se encontró a Scott, pero al menos la vio a ella sentada sobre una hermosa fuente de mármol blanco mientras dibujaba con sus dedos pequeñas ondas de agua que iban desapareciendo con el movimiento.

—Dani.

Ella levantó la mirada.

—¿Qué estás haciendo aquí? Creí que irías a Balefia.

—Fui, pero… Hubiera deseado no haberlo hecho.

—¿Está todo bien?

—Han ocupado su departamento. Es una mujer que no conozco, y cuando le pregunté por ella, me dijo que no sabía de quién le estaba hablando. También me dijo que una cacera le había vendido la propiedad y entregado las llaves.

—Tal vez Stephanie lo decidió vender.

—Sigo sin entender por qué se fue. Ni siquiera se despidió.

—Nadie lo sabe.

—Yo sí lo sé —de repente, el tono de Danisha se tornó amenazante—. Si tan solo tuviera a ese maldito de Alejandro cerca de mí, ya lo hubiera hecho pedazos. Estoy segura que él la convenció para alejarse del palacio y de Balefia.

—Cálmate, Dani. No sabes si eso fue cierto.

—Claro que es cierto. Se sintió amenazado.

—¿Ah, sí? —Kerry se cruzó de brazos—. Según tú, ¿por quién se sintió amenazado?

—¿No es evidente? Por Scott.

De repente, la tierra comenzó a moverse con tanta fuerza y violencia que les fue imposible permanecer de pie. Danisha gritó, Kerry corrió para abrazarla y de un momento a otro el caos se apoderó del reino. Los vampiros salieron corriendo, los caballos golpearon las puertas de los establos desesperados por salir, los guardias salieron a ver qué había sucedido, los cuervos volaron, los suelos se partieron y el castillo crujió tan espantoso que Kerry pensó que sus cimientos se partirían en dos. Pero no fue el castillo el que había producido semejante sonido, sino una de las Torres de Berón, la cual se había partido y sus restos caían sobre algunos árboles cercanos.

—¡¿Qué ha sido eso?! —Danisha miró horrorizada el acontecimiento.

—Tranquila. Todo va estar bien.

—¡Si tú también estás asustado, entonces nada está bien!

—Danisha, quédate aquí, buscaré a mi hermano.

—No tardes. Estoy muy asustada como para quedarme sola.

Cuando el vampiro entró al castillo, pudo ver al Mandato salir de sus aposentos y caminar hacia las escaleras. Seguramente subiría al balcón real para inspeccionar lo que había sucedido.

—¡Scott! —Kerry corrió tras él—. ¿Has sentido eso?

—¿Cómo no lo voy a sentir? Se cimbró todo el maldito lugar.

—¿Qué está pasando? ¿Qué fue esa cosa?

—No lo sé. Es lo que trato de averiguar.

Y entonces, Kharo llegó corriendo.

—Los Pulcros han sido avisados. Estarán contigo en la sala de reuniones en un momento.

—¿Los Pulcros? ¿Para qué quieres a los Pulcros?

—Tengo algunas cosas que hablar con ellos.

—Acaba de ocurrir un terremoto espantoso, ¿cómo planeas que esos cinco vampiros solucionen esto?

—No planeo que esos cinco vampiros solucionen nada.

—¿Entonces?

—Kerry, algo está mal con el palacio, y no me importa lo que tenga que hacer, pero voy a averiguar qué le sucede a Mortum.




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