Llovía esa noche, ya todos se marchaban menos yo, tenía que quedarme horas extras para poder terminar a tiempo unas planillas que debía entregar al día siguiente, pensé en llevar y hacerlo en casa, pero al ver por la ventana el diluvio en la ciudad preferí quedarme y hacerlo ahí mismo.
El último en marcharse fue Ricardo, en ese sector de la empresa solo quedaba yo, nos despedimos fui por un café de la máquina, al volver me senté desprendí mi corbata quería estar cómodo ya que era el único que estaba, aparte del personal de seguridad, pero en aquel sector me encontraba solo.
Me dispuse a completar las planillas, después de un largo rato de estar concentrado en la computadora me puse de pie, estaba cansado de estar sentado, le di un sorbo a mi café y miré por la ventana la lluvia seguía fuerte, al darme vuelta para reincorporarme al trabajó vi una sombra pasar a toda velocidad por el pasillo tenía la puerta abierta, me acerque y mire de ambos lados pero no era nada, no le di mucha importancia quizás mi vista cansada de la computadora me jugo una mala pasada.
Me senté nuevamente para proseguir con mi trabajo, empecé a notar que el ambiente cambio un poco se había puestos más fresco, pero seguí con lo mío, de repente comencé a escuchar pequeños pasos, cada vez más cerca, me di vuelta para ver quién era pero de nuevo no era nadie, de apoco una sensación de tristeza, los pasos comenzaron nuevamente a escucharse pensé que era el guardia que seguro andaba haciendo su ronda de esa hora pero esos pasos se tornaban cada vez más fuerte, en ese momento sentí un apretón en el hombro derecho gire la cabeza porque pensé que era el guardia pero al no ver a nadie mi reacción fue saltar de la silla, fue un susto enorme, mi respiración se aceleró, me puse muy nervioso. No entendí lo que realmente estaba pasando, no había nadie, pero ese apretón fue tan evidente lo sentí tan real, de pronto una lágrima rodó por mi mejilla no pude pensar en otra cosa que no sea mi madre.
Mi madre había fallecido hace 4 meses, fue un golpe tan duró, aunque ya paso creo que no lograré superar esa pérdida, tenía tanto que decirle, pedirle perdón quizás por no acompañarla en algunos momentos de su enfermedad, ella había fallecido de cáncer, no podía verla así me partía el alma saber que perderla en cualquier momento. Mi madre una mujer mayor, terca, de carácter fuerte, no demostraba mucho pero cuando lo hacía dejaba salir esa dulzura, sus ojos llenos de amor era increíble escuchar sus historias, a pesar de que mi padre nos había abandonado ella hizo todo por mí, me enseñó todo lo que se, tenerla era todo para mí, pero la vida me la quito de un día para otro. Aquella noche en la oficina lo único que pude pensar que podía ser ella, de igual forma tenía pánico, será que, si ella me quiere decir algo, podía sentir una sensación de angustia en el pecho, cómo que algo me pesaba me empezó a faltar el aire, los ojos se me empezaron a nublar, me sentí débil, lo último que pude ver fue al guardia que me presionaba el pecho.
Todo se nublo de un momento para otro, en esa oscuridad pude ver una forma oscura similar a la que vi en la oficina, no tenía forma específica, intente correr,pero estaba inmovil. De pronto escuche una voz dulce que decía no tengas miedo, todo estará bien, deja de culparte por lo que paso, yo estoy bien.
En ese momento me di cuenta era mi madre, no podía parar de llorar y lo único que pude atinar a decir fue perdón. La forma oscura se perdió, todo se volvió a oscurecer, al abrir los ojos estaba en la oficina, me había desmayado el guardia llamo a emergencias, la causa fue por el estrés acumulado. No podía creer todo lo que paso, fue muy raro, pero fue mi madre la que me hablo, fue un mensaje de ella, no quise decir nada a los médicos esa noche por temor a que no me crean o se rían de mí, pero estaba tranquilo quizás necesitaba eso para dejar de culparme por no estar más tiempo con ella.
Me dijeron que estaba mejor que me fuera a descansar.
Llegué a mi casa esa noche muy tarde, me cambie de ropa estaba empapado la lluvia seguía intensa, mientras me cambiaba pude notar en mi hombro una mancha roja, al principio me asuste, pero no dolía y quizás sea alguna señal de que mi madre estará siempre conmigo, la extraño mucho. Pero estoy tranquilo porque sé que ella está bien.