Si se miraba a los hombres y mujeres deambular entre sus prácticas, claramente se percibía esa angustia que cargaban con fallas pasadas y procrastinaciones, sin mencionar el estrés y ansiedad que les generaba el futuro que muy pocas veces era como imaginaban. Quizá ya no estaban esperando ese algo que los hiciera creer, disfrutar y querer su presente, no deseaban nada o añoraban todo. Un ejemplo, ella, quien traía rota la existencia, que tenía miedo, que se escondía y sonreía muy poco ocultándose en el interior de una capa impenetrable de escepticismo e indiferencia; ella que se consideraba incapaz de amar, pero amaba fácil y de verdad. ¿Es que acaso su coraza no era más que papel pintado para engañar a los intrusos? Porque fue en el pico más alto que él llegó y buscándole su corazón para tocarlo, sintió lo aún palpitante y cálido que ella protegía.
—Te he observado todas las noches —confesó tomando lugar al lado de aquella anatomía carente de energía en apariencia. Ella encontró unos ojos verdes escarbando en su alma, o al menos en su retina mientras iba descifrando lo que no entendía o tal vez que ya no existía en sí.
¿Qué intentaba provocar con esa mirada constante? Descubrir qué pasaría si seguía mirándola de ese modo, lógico.
—Siempre que necesites de alguien estaré aquí —prometió sereno y señaló el espacio que entre ambos se coparía de recuerdos y ausencias, donde él pretendía ser una más para ella..., y así estaba destinado a ocurrir.
Hariel era el nombre de aquel desconocido que aguardaba por ella cada noche apreciándola con enfermedad de amarla por lo que durara su eternidad.
Ángeles era el nombre de aquella enajenada que desesperada por él acudía a hallarlo en las penumbras de una luna cambiante tratando de memorizar detalles poco extraordinarios de su fisonomía.
—¿Cómo vamos a estar juntos? —reclamó con ese vacío que sabía ahondaría más con el tiempo y seguiría engrosando si no lo detenía.
—Aunque no nos veamos, aunque no nos olamos, aunque no nos escuchemos, aunque no nos toquemos, aunque no nos hablemos —suspiró—. Moviéndonos juntos.
“Con esperanza y sueños, perder es imposible si te quedas conmigo”.
N/A: Gracias por llegar aquí y darme una oportunidad. Mencionar que es una historia de trama sencilla y no más de 15 capítulos. Aclarar que palabras en cursiva y comillas son pensamientos y las de solo cursiva anglicismos e importantes. ¡Espero que te guste!