Mr. Love

Capítulo 28

Capítulo 28: La promesa

El último día en Maldivas amaneció con una calma especial. El mar estaba quieto, el cielo despejado, y el aire tenía ese aroma dulce que solo aparece cuando algo importante está por suceder.

Suzy despertó con Jackson a su lado, abrazándola como si quisiera detener el tiempo. Él la miró en silencio, con una ternura que le llenaba los ojos.

—¿Qué estás pensando? —preguntó ella, acariciando su mejilla.

Jackson sonrió.

—En que hoy es el día.

—¿El día de qué?

Jackson se levantó, caminó hacia la terraza, y regresó con una pequeña caja de madera. La colocó sobre la cama, frente a ella.

Suzy la miró, sin tocarla.

—¿Qué es eso?

Jackson se arrodilló. No como en las películas. No con dramatismo. Con verdad.

—Es lo que vine a hacer desde el principio. Lo que soñé desde que te vi decorar galletas con estrellas cuando teníamos diez años. Lo que supe que quería cuando me empujaste desde la azotea. Lo que sentí cada vez que me defendiste, me abrazaste, me sostuviste.

Suzy se llevó una mano a la boca. Las lágrimas ya estaban ahí, suaves, sinceras.

Jackson abrió la caja. Dentro, un anillo sencillo, con una piedra azul que parecía contener el mar entero.

—Suzy Ahn… ¿te casarías conmigo?

Suzy lo miró. El corazón le latía como si fuera parte del océano.

—¿Estás seguro?

—Más que de nada en mi vida.

Suzy se lanzó a sus brazos, riendo y llorando al mismo tiempo.

—Sí. Sí, Jackson. Sí.

Jackson la abrazó, la besó, la sostuvo como si el mundo se hubiera vuelto ligero.

—Te amo —susurró.

—Y yo a ti —respondió ella.

Esa tarde, hicieron una ceremonia improvisada en la playa. Solo ellos. Jackson escribió votos en una hoja de palmera. Suzy decoró una corona de flores con pétalos que recogió del jardín del resort.

Se vistieron de blanco. Se tomaron de las manos. Y bajo el cielo maldivo, se prometieron todo.

“Prometo no esconderme, ni huir, ni callar. Prometo cantarte incluso cuando no haya música. Prometo ser tu hogar, tu refugio, tu caos y tu calma.”

“Prometo amarte incluso cuando me dé miedo. Prometo defenderte incluso cuando el mundo grite. Prometo que tú y yo seremos siempre nosotros.”

Se besaron. Y aunque no había testigos, el mar lo guardó todo.

¡Se nos viene la boda y con ello, el final!




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