Capítulo 29: Regreso con promesa
El avión aterrizó en Los Ángeles bajo un cielo gris, como si la ciudad quisiera recordarles que el caos seguía ahí, esperando. Pero Suzy y Jackson bajaron tomados de la mano, con sonrisas suaves y miradas cómplices. En sus dedos, el anillo brillaba discretamente, aún sin ser anunciado.
—¿Estás lista para volver a la realidad? —preguntó Jackson, mientras esperaban las maletas.
Suzy lo miró.
—No. Pero estoy lista para enfrentarlo contigo.
Jackson la besó en la frente.
—Entonces ya ganamos.
En la pastelería, todo estaba en orden. El equipo había mantenido el lugar funcionando con cariño. Había flores en el mostrador, notas de clientes que decían “los extrañamos”, y una caja con ingredientes frescos que alguien había dejado como regalo.
Suzy se quitó el abrigo, se puso el delantal, y respiró hondo.
—Esto también es hogar.
Jackson se acercó, la abrazó por la espalda.
—Y ahora es el hogar de dos.
Esa tarde, Marina Ortega los citó en su despacho. Estaba más seria que de costumbre, pero con una chispa en los ojos.
—Tengo noticias —dijo, abriendo una carpeta—. Clara ha sido oficialmente vinculada al caso de difamación. Las pruebas que conseguimos con Isabella, más los correos y el audio, son suficientes para iniciar el proceso penal.
Jackson se tensó.
—¿Y qué significa eso?
—Que Clara podría enfrentar cargos. Que su credibilidad está en juego. Y que ustedes… están ganando terreno.
Suzy asintió.
—¿Y Isabella?
—Está colaborando. Ha entregado más mensajes, más detalles. Está empezando a entender que fue usada.
Jackson se quedó en silencio. Luego miró a Marina.
—Gracias. Por no soltarnos.
Marina sonrió.
—Gracias a ustedes por no rendirse.
Esa noche, en casa, Jackson y Suzy se sentaron en el sofá con una taza de té y una manta compartida. El anillo brillaba bajo la luz tenue, pero aún era un secreto.
—¿Cuándo lo decimos? —preguntó Suzy.
Jackson pensó un momento.
—Cuando estemos listos para que el mundo lo celebre… o lo ataque.
Suzy lo miró.
—Entonces esperemos un poco. Solo para disfrutarlo nosotros.
Jackson asintió.
—Una promesa silenciosa. Solo nuestra.
Suzy apoyó la cabeza en su hombro.
—Y cuando lo digamos… que sea con pastel.