Capítulo 37: Lo que viene después
La cabaña estaba rodeada de árboles altos, un lago tranquilo al fondo, y una terraza de madera donde el sol se filtraba como si supiera que ahí vivía la paz. Suzy y Jackson habían elegido ese lugar para su luna de miel: sin lujos, sin ruido, sin conexión a internet. Solo ellos.
La primera mañana, Jackson preparó café mientras Suzy escribía en su libreta. El manuscrito de su libro estaba casi completo. Solo faltaba el último capítulo.
—¿Qué vas a poner? —preguntó él, sirviendo dos tazas.
Suzy lo miró.
—Lo que aprendí contigo. Lo que significa amar sin testigos. Lo que significa sobrevivir al escándalo y seguir creyendo.
Jackson se sentó a su lado.
—Entonces ese capítulo será el más importante.
Suzy sonrió.
—Sí. Porque es el que no sabía que podía escribir.
Durante los días siguientes, caminaron por el bosque, nadaron en el lago, cocinaron juntos (con menos desastre que el que hubo en la cocina de la casa de Jackson), y leyeron en voz alta fragmentos de libros que habían traído. Jackson tocaba la guitarra al atardecer. Suzy escribía al amanecer.
Una tarde, mientras recogían flores silvestres, Jackson recibió una llamada. Era Bryan.
—¿Estás en paz? —preguntó Alan.
—Más que nunca.
—Entonces prepárate. Una disquera quiere que hagas un álbum inspirado en tu historia con Suzy. Canciones íntimas. Crónicas musicales. Nada comercial. Solo verdad.
Jackson se quedó en silencio.
—¿Y qué dijeron del escándalo?
—Que lo sobreviviste. Que lo transformaste. Que ahora eres más tú que nunca.
Jackson miró a Suzy, que recogía lavanda con una sonrisa.
—Entonces sí. Lo haré. Pero solo si ella está en cada canción.
Bryan rió.
—Ya lo sabía.
Esa noche, Suzy terminó el manuscrito. Cerró la laptop. Respiró hondo.
—¿Lo terminaste? —preguntó Jackson.
Suzy asintió.
—Y el último párrafo dice:
“No hay receta para el amor. Solo ingredientes que se mezclan con paciencia, con errores, con risas.
El amor no siempre se sirve caliente. A veces necesita reposar.
Pero cuando está listo… sabe a hogar.”
Jackson la abrazó.
—Ese libro va a tocar corazones.
Suzy lo miró.
—Como tú tocaste el mío.
¡Y vamos al ultimo capitulo!