I´d be a fearless leader
I´d be an alpha type
When everyone believes ya
What´s that like?
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Sus ojos color ámbar eran peligrosos, sus labios rojizos eran veneno puro y su piel era la mismísima tentación. Si llegaba a dar un paso más, se convertiría en pecador y Dojun no quería dejar una mala imagen de él en su familia, pero repetirse a cada segundo que ese chico es fácil de olvidar, era una completa mentira.
Su respiración era pesada. La noche estaba muy fría, pero su cuerpo se oponía, el calor calaba por cada centímetro de su piel. Todo por recordar ese beso.
—Maldita sea. —Maldijo al aire. Descubrió su cuerpo, dejando las sábanas a sus pies. Pasó sus manos sobre su rostro y dio unas bocanadas de aire.
“Sólo fue un beso” —Se repetía a cada segundo, pero al mismo tiempo su mente volvía a aquel momento. Sus manos temblaban de los nervios y del miedo. Se supone que él debería saber qué hacer, era el adulto responsable. Pensar en aquel beso sólo le hacía imaginar todas las formas en que Heesoo podría destruirlo.
Eran las tres de la madrugada cuando decidió levantarse para tomar un baño. Definitivamente iba a morir en su hora de trabajo, sin mencionar que volvería a ver a Heesoo… o eso esperaba.
“¿Qué diablos? —Se preguntó mentalmente al darse cuenta de lo que deseaba muy en el fondo, aunque no podía negar las ganas que se acumulaban en todo su ser, por ver de nuevo a ese chico. Habían pasado tres días desde lo ocurrido y no había dado con el beta. En la sede de medicina perteneciente a la universidad Yosi, habían más de diez mil estudiantes, era casi imposible volver a verlo y eso lo relajaba un poco, pero el deseo era más fuerte.
Metió su cabeza bajo la regadera, sintiendo el agua helada cubrir todo su cuero cabelludo. Sus labios empezaron a tiritar del frío, pero lo necesitaba más que nunca.
—Juego.
Esa voz volvió a su cabeza, así que salió de la ducha y empezó a vestirse. Iba a revisar algunos documentos de la oficina hasta que el sueño se apodere de todo su sistema.
(•••)
—¿Por qué te encuentras tan nervioso? —preguntó el rubio, pasando su brazo por los hombros de Heesoo.
—No estoy nervioso, es sólo que no quiero ver al idiota de Dojin de nuevo.
—Ya, voy a hacer como que te creo.
Ambos caminaron hasta la cafetería y se sentaron en una mesa del fondo.
—¿Es normal que quiera darme por vencido? —preguntó Heesoo.
Kyungsoo levantó su mirada y la posó sobre su amigo, quien había dejado caer su cuerpo sobre la mesa.
—¿De qué hablas?
—No sé, sólo quiero dejar la universidad por un tiempo. —Confesó, mientras ocultaba su rostro entre sus brazos.
—No estás hablando en serio, ¿verdad? —Se había asustado. Congelar la carrera era una cosa, dejarla al darse por vencido, era otra. —¿Verdad? —Volvió a preguntar para asegurarse, pero no recibió respuesta. Su amigo seguía con la cabeza hundida entre sus brazos. —Mierda, Heesoo.
—No es nada grave, sólo lo pensé, no te pongas paranoico tan pronto…
—¿Quieres hablar de eso? ¿Te pasó algo?
El más delgado sonrió al escuchar a su amigo.
—No me ha pasado nada, sólo estoy algo cansado de todo.
—Es algo duro que digas eso. —Movió su mano hasta posarla sobre los mechones pelirrosas de su amigo.
—Lo sé, pero es lo que hay en esta vida. —Heesoo alzó su mirada y le sonrió a Kyungsoo. No quería seguir preocupando al rubio, le bastaba con meterlo en problemas por sus venganzas hacia Dojin. —¿Café?
—Mejor un frappuccino de vainilla… —Heesoo rodó los ojos, pero no dijo nada, ya que aquel frappuccino era su favorito. —Te quiero.
Heesoo sonrió y se encaminó hasta la fila de estudiantes que esperaban por comprar algo para alimentarse.
Lo que había dicho anteriormente era verdad. Ahora no sólo tenía un problema, este se le había multiplicado. Una nueva semana estaba empezando, lo que indica que habían pasado cinco días desde que había hecho aquel movimiento en falso. Había estado inquieto los días siguientes al beso que le había dado al mismísimo director de aquella prestigiosa universidad, pero al mismo tiempo quería reírse de lo ocurrido. Recordaba a la perfección la calidez que había sentido en el momento, pero lo mejor fue cuando se separó de aquel alfa y salió como si nada de la oficina más importante de aquel lugar. Sabía que iba a meterse en problemas y esperó a que alguna citación del director le llegase para hablar seriamente de lo que había ocurrido, para terminar echándole de la universidad, cosa que nunca pasó. Si bien estaba aliviado, eso no quitaba el hecho de que no quería volver a toparse con ese hombre, bastaba con haberle jugado una broma a base de sus deseos, pero hasta ahí llegaba todo, sin embargo, su cabeza no hacía otra cosa más que recordar aquel momento y repetirlo a diario como si algo le estuviera diciendo que hablara con el director, cosa que claramente no iba a suceder.
Esperó unos minutos, ya sólo quedaban dos personas para ser atendido, cuando sintió un golpe a su costado, cosa que casi le hace perder el equilibrio. Heesoo se enderezó y al mirar hacia quien lo había empujado, se encontró con una chica que estaba algo angustiada.
—Lo siento. —Murmuró la joven, Heesoo asintió y volvió a su lugar, pero al mirar nuevamente a su lado, notó que la chica no se iba.
—¿Pasa algo? —preguntó con el ceño fruncido. La situación le estaba incomodando y ya sólo le faltaba una persona para que sea su turno.